Misiones Tecnológicas y Comerciales para el Desarrollo de Puebla

  • Alberto Jiménez Merino
Ha prevalecido el interés por encontrar soluciones a los principales problemas de nuestro estado.

Una misión comercial realizada en 2005 a la Feria Mundial de los Alimentos en París, Francia, apoyada por el Gobierno del Estado de Puebla, permitió que la tuna poblana, principalmente del municipio de Acatzingo, llegue hoy a mercados de siete países.

Una misión tecnológica de funcionarios de la Secretaria de Desarrollo Rural (SDR) en 2007 a Chile, generó un Convenio de Cooperación Técnica y Científica con el Instituto Nacional de Investigaciones Agrícolas (INIA), a través del cual expertos chilenos vinieron a capacitar y asesorar a productores poblanos de Nuez de Castilla y promover la adopción de cinco innovaciones fundamentales para mejorar la productividad.

Otra misión tecnológica a Armenia, Colombia, permitió conocer los avances del cultivo e industrialización del Bambú en aquel país y establecer un convenio por el cual expertos colombianos capacitaron, en Hueytamalco, a productores poblanos en preservación y procesamiento básico de la vara, así como en la elaboración de diversas artesanías.

Varias misiones se hicieron a Cuba y se establecieron convenios de cooperación técnica para aprovechar los avances tecnológicos existentes en la isla, especialmente en productividad de la caña de azúcar. Con el Ministerio del Azúcar, firmamos un convenio para recibir apoyo de expertos cubanos que resolviera el problema del gusano barrenador del tallo.

El gusano barrenador era responsable de una pérdida de casi 21 millones de pesos anuales que dejaban de llegar al bolsillo de los productores. La aplicación de productos biológicos, enemigos naturales de la plaga, por no más de 4 millones de pesos resolvió este problema. Y, complementado con análisis de suelos, manejo del riego y producción de abonos orgánicos hubo un gran avance en la productividad de la caña en la región de Atencingo.

Otro convenio se firmó con el Instituto Nacional de Investigaciones Fundamentales de la Agricultura Tropical (INIFAT) y la SDR, a través del cual se capacitaron 16 técnicos poblanos en huertos familiares y seguridad alimentaria.

Una misión tecnológica a China en 2007, permitió conocer el gran potencial industrial observado en la Feria Mundial del Bambú, planta que en forma natural crece allá en 6 millones de hectáreas, dos veces el territorio de Puebla. De esta misión se derivó un convenio de cooperación entre la Secretaria de Desarrollo Rural y el Instituto Nacional Chino del Bambú, con el que un poblano se capacitó para crear la cerveza de Bambú, la “Bambusa”, en San Pedro Cholula.

En estas y otras misiones ha prevalecido el interés por encontrar soluciones a los principales problemas de nuestro estado y buscar mercado para los productos poblanos. Y no ha sido condición tener un cargo público. No todos somos corruptos. La mayoría es gente buena, parte del pueblo que cada sexenio tiene una esperanza de mejorar.

Es imposible resolver los problemas de la productividad agroalimentaria y sectorial, si no se preparan recursos humanos en áreas específicas, líderes que hagan estancias en empresas e instituciones de países donde ya resolvieron los problemas que aún nos ahogan. Si no se invierte en esto y, por el contrario, se sigue desmantelando a las instituciones despidiendo a quienes costó muchos años formar, el fracaso y atraso, ya están asegurados.

Esta semana que terminó, realizamos una misión tecnológica y comercial a la Provincia de Ontario, en Canadá, en donde participamos Productores y Exportadores de Hortalizas del Estado de Puebla (PEHEP), el Centro de Innovaciones Agroalimentarias y Tecnológicas (CIAT) México, Empresarios de Nueva York y Syagro de México. Fuimos atendidos muy amablemente por Empresarios y Autoridades de la Provincia de Ontario.

Agradezco a AgriVeg de Bradford, así como los aportes al desarrollo de maquinaria que hizo Winning Brothers Manufactoring.

En esta misión visitamos campos de zanahoria, cebolla y papa al igual que centros de acopio, procesamiento y empacado; centros de distribución y empresas importadoras. Recorrimos fábricas y talleres de maquinaria agrícola y equipo agroindustrial para grandes, medianos y pequeños productores, todo con un enfoque muy claro de adoptar adaptando.

Conocimos experiencias con altos niveles de mecanización. Por ejemplo, sembrar 200 hectáreas de zanahoria con sólo 9 trabajadores, todo lo hacen las máquinas. Comprobamos también algo que ya sabíamos: el desarrollo agroalimentario y sectorial necesita de conocimientos y máquinas, obviamente de financiamiento y apoyo para la comercialización. En Puebla y México, nos hemos envejecido y empobrecido haciendo las cosas a mano.

Conocimos la sembradora de ajo, de papa y una desmalezadora muy práctica que reduce el uso de herbicidas. Conocimos una trasplantadora de hortalizas que va a revolucionar la horticultura. Vimos la cosechadora de zanahoria para grandes y pequeños productores, la cosechadora de cebolla, de papa y modelos de agroindustria para primeros procesos tan indispensables en nuestro estado para acceder a los mercados.

Además, encontramos oportunidades para exportación de hortalizas en la temporada en donde Canadá está cubierta de nieve: zanahoria jumbo y extrajumbo, brócoli, especialidades chinas, plátano, frutas deshidratadas, frutas tropicales, berenjena. Todo de calidad como base de la negociación.

Y, por último, encontramos oportunidades para el Mezcal poblano.

Sigo convencido que, no hay individuo sin misión, ni misión sin pasión.

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Alberto Jiménez Merino

Ingeniero Agrónomo. Exrector de la Universidad Chapingo. Trabajó como secretario en 3 administraciones estatales. Consultor FAO. Tiene 3 Doctorados Honoris Causa y 15 libros escritos. Candidato del PRI a la gubernatura 2019.