La Sonora Santanera versión ballet

  • Alejandra Fonseca
Recién había entrado al recinto cuando la orquesta empezó a tocar “Perfume de Gardenias”

La entrega de la Diosa de Plata Yohualli para mi admirada amiga Ivonne Robles Gil como promotora de la cultura y el ballet en su versión XXI Noches de Cabaret Tributo a la Sonora Santanera, fue motivo para disfrutar en familia su trayectoria impecable e incansable de cerca del cuarto de siglo, y deleitarse y recordar lo glorioso que es escuchar a una orquesta que toca la música de la inconfundible Sonora Santanera.

Recién había entrado al recinto donde se entregarían las estatuillas, cuando sin previo aviso la orquesta empezó a tocar “Perfume de Gardenias”. ¡Mi canción favorita de toda la vida!, la pasión me resurgió y reviví una anécdota familiar del día que fui a recoger a mi hijo a la secundaria del Colegio Americano en ese tiempo glorioso de una Puebla segura, donde podías desplazarte en coche con total confianza con los vidrios de tu automóvil abajo y el estéreo a todo volumen.

Al escuchar la canción no pude más que soltar las carcajadas y compartir con mi familia Antoinetta lo que nunca se me olvida: Iba feliz escuchando a todo volumen y cantando ‘Perfume de gardenias, tiene tu boca, bellísimos destellos, de luz en tu mirar’, cuando llegué a la calle del colegio donde mi hijo seguro me esperaba. Al llegar mero frente a la puerta donde se reunían los chamacos a vuelta de rueda, con la mirada busqué a mi hijo. ‘Tu risa es una rima, de alegres notas, se mueven tus cabellos cual ondas en el mar.’ No lo vi y su mejor amigo volteó a ver de dónde salía esa música a todo volumen con cara de “¡Qué pedo con esa música!”. Lo llamé con la mano y le pregunté a gritos si sabía dónde estaba mi hijo. ‘Tu cuerpo es una copia, de venus, de ciprés, que envidian las mujeres, cuando te ven pasar’. Y ahí estaba yo en la fila de coches frente a los chamacos, tocando y cantando a todo volumen frente a la bolita de compañeros de secundaria de mi hijo, ‘Y llevas en tu alma, la  virginal pureza, por eso es tu belleza, de un místico candor’. Desde luego no me escuchaba, bajé el volumen y reiteré la pregunta a gritos. El chamaco, confundido al darse cuenta ¡que era la mamá de su mejor amigo con ésa música!, apenado, con las manos en los bolsillos del suéter de la escuela, queriendo que nadie lo viera, se acercó al coche y con la mayor discreción sin siquiera inclinarse por la ventana, titubeante me dijo que no lo había visto, pero que por favor, lo esperara a la vuelta de la esquina para que lo buscara y le dijera que ahí lo recogería.

Así fue: feliz y contenta continué en mi camino al son de ‘Perfume de gardenias tiene tu boca, perfume de gardenias, perfume del amor’. Llegué a la esquina y di quiebre para buscar un lugar y esperar a mi retoño. Le di replay a mi ‘Perfume de gardenias’. Con la música a todo volumen y cantando, al poco rato llegó mi hijo y a escondidas del mundo entero se subió al coche. “¡Mamá por favor, cuando vengas por mí con tu música, no pases delante de todos! ¡¡Me tuve que esconder debajo de un coche para que nadie viera que es mi mamá la del ‘Perfume de Gardenias’ a todo volumen… y cantando!!”

En el evento, en ese momento, mandé un mensaje de voz a mi hijo con ‘Perfume de gardenias’ de fondo y le dije: “¿Te acuerdas?” a lo que respondió; “¡Sólo te faltó llegar en el tráiler que siempre tanto has querido!”

Salimos del evento y en mi furor le pregunté a mi adorada amiga que todo me aguanta y todo me soporta, Ivonne Robles Gil, que si algún día vería yo una puesta en escena de ballet con canciones de la Sonora Santanera. Me echó la misma mirada que alguna vez vi en los ojos de mi hijo, y añadí, “Por ejemplo: ‘Perfume de gardenias’ o ‘Pena negra’ con María José.” Ella sólo alcanzó a musitar: “Hay canciones de la Sonora que son muy bonitas…”

Me despedí de mi familia Antoinneta y en mi fantasía loca, vi en mi perversa imaginación a mis impecables, adorados y profesionales bailarines de Antoinnete bailar con toda la pasión y entrega, contar la historia, versión ballet, de ‘Pena negra’ en la voz de María José, y así ¡me fui a dormir la más feliz!

alefonse@hotmail.com

Opinion para Interiores: 

Anteriores

Alejandra Fonseca
Psicóloga, filósofa y luchadora social, egresada de la UDLAP y BUAP. Colaboradora en varias administraciones en el ayuntamiento de Puebla en causas sociales. Autora del espacio Entre panes