Andrés Manuel y Jesucristo

  • Elmer Ancona Dorantes
Lo que dijo Andrés Manuel López Obrador en Sonora es pura propaganda política

Tomemos las cosas de quien viene. Lo que dijo Andrés Manuel López Obrador en Sonora es pura propaganda política, son historias macabras. Nada más. Por supuesto que los propósitos de su gobierno no son los mismos que los propósitos del cristianismo.

Quizá lo dijo para volverse a posicionar, luego de la estrepitosa caída que tuvo con el llamado Expediente Sinaloa, después de haberse arrodillado ante los criminales y que le bajó puntos porcentuales entre sus seguidores.

Hay diferencias claras y abismales entre dos doctrinas diametralmente opuestas: la del cristianismo y la del “lópezobradorismo”. Veamos algunos ejemplos.

LA POBREZA: Jesucristo dijo a un joven que quería ser su discípulo: “Si quieres ser perfecto, ve y vende todo lo que posees y entrégaselo a los pobres, y tendrás tesoro en los cielos. Entonces, ven y sígueme”.

En estricto, López Obrador y sus principales colaboradores (Olga Sánchez Cordero, Manuel Bartlett Díaz, Alfonso Romo, Ricardo Monreal) tendrían que renunciar a las acaudaladas fortunas que se han embolsado a lo largo de su peregrinar por diferentes administraciones. Dudo que lo hagan.

¿Estaría dispuesto el Presidente a vender su flamante Rancho “La Chingada” y repartir las utilidades entre los más pobres de la región? Lo dudo.

¿Estaría dispuesto a meter en austeridad a su hijo mayor, que no pierde oportunidad de viajar al extranjero y presumir, como un auténtico junior, todo lo que tiene y puede disfrutar, por el simple hecho de ser hijo del Presidente? La pobreza no va con ellos.

EL PERDÓN: Esta es una de las máximas del cristianismo: perdonar a quien nos ofende, no arrojar la primera piedra contra los demás (v.gr. María Magdalena), colocar la otra mejilla, amar al prójimo como a uno mismo.

En estricto, Andrés Manuel no pierde la oportunidad para humillar y descalificar a todos los que no piensan como él. Fuera de él, todo es corrupción y podredumbre; todos son corruptos, mentirosos y presuntuosos (“fifís).

Políticamente hablando, se fue duro contra sus enemigos que le entorpecieron el camino para alcanzar la Presidencia. El caso más claro es el de Rosario Robles. Y así como ella, caerán otros adversarios, pero no tanto por lo que hicieron, sino por lo que le hicieron. El odio no va con el cristianismo.

LA JUSTICIA: Diversos pasajes bíblicos expresan con claridad lo que pensaba Jesucristo de la justicia. En esos casos era duro contra quienes acomodaban la ley a su manera, con tal de salir favorecidos en lo personal, dañando o perjudicando a los más desprotegidos.

Una de las sentencias más fuertes de Jesucristo fue cuando dijo: ¡Ay de ustedes, escribas y fariseos, hipócritas, porque han desatendido los asuntos de más peso de la Ley, olvidando la justicia y la misericordia!

Otra dura sentencia fue cuando entró al Templo de Jerusalén, convertido en un lugar de explotación y robo, y vio a los comerciantes abusando de los más pobres: ¡La casa de mi Padre no es cueva de ladrones! Y enfrentó a los injustos con entereza.

En estricto, López Obrador no aplica la justicia en el país, ya que ha dejado huir a los grandes criminales que más han dañado a los mexicanos, y se ha ido contra los más vulnerables desprotegidos.

En Sinaloa, en lugar de confrontar con apego a la ley y con firmeza a los criminales, los despidió con un saludo de mano y con camaradería, los dejó libres. Con un “aquí no ha pasado nada”, “pueden hacer lo que les plazca”, les dio permiso para seguir delinquiendo. Eso no es justicia, eso es doblegarse ante la maldad y la injusticia.

Si Andrés Manuel realmente fuese justo, no tendría en su gabinete a muchos colaboradores que históricamente han burlado las leyes de este país, que han saqueado las arcas de los gobiernos para hacerse multimillonarios.

Si fuese justo, no hubiese dejado en libertad a Elba Esther Gordillo, cuando todos saben la forma en que se ha empoderado a costa del erario.

Si fuese justo, no hubiese dejado huir del país a Carlos Romero Deschamps, el cacique de Pemex

Si fuese justo, ya estaría dando resultados claros y contundentes en el caso del “accidente” de Rafael Moreno Valle y Martha Erika Alonso. Eso no es ser justo, eso es estar coludido.

No es ser justo dejar desprotegidos económicamente a cientos de familias que se ven en la necesidad de llevar a sus hijos a las guarderías para ir al trabajo.

No es ser justo quitar el apoyo financiero a cientos de Organizaciones de la Sociedad Civil (OSC) que tienen como propósito colaborar en diversas causas humanitarias.

No es ser justo arrebatar el trabajo, despedir a miles de personas violentando las normas laborales más elementales y dañando cientos de hogares.

Es no es ser justo, sino todo lo contrario, es ser Anticristiano. No es digno de seres humanos buenos.

LA PERSECUCIÓN: Efectivamente, como bien lo dice López Obrador, de manera constante Jesucristo fue espiado, perseguido, apedreado, flagelado y crucificado- por defender las causas más nobles de la humanidad: proteger a los más pobres y vulnerables.

Desde muy pequeño, Jesucristo tuvo que huir a Egipto para no ser acuchillado por Herodes, para no morir en manos de un tirano, de un sanguinario asesino de niños, obsesionado por lo político y lo terrenal. Y nunca estuvo de chillón.

En estricto, Andrés Manuel lo único por lo que ha pasado es que durante su juventud fue espiado por el Cisen y fue bloqueado para alcanzar la Presidencia de la República. Nada más.

Ni un triste clavo ha pasado por sus manos; quiere una Corona, pero no de Espinas. Nadie le ha tocado un solo cabello.

Mientras Jusucristo mandó al carajo a satanás, que le ofreció todos los reinos del mundo si se sometía a él, López Obrador se engolosina con el poder.

Hay tantas diferencias entre el cristianismo y el “lópezobradorismo” que faltaría espacio para seguir escribiendo.

Decir que entre López Obrador y Jesucristo no hay tanta diferencia, simple y llanamente es caer en la locura terrenal.

@elmerando

elmerancona@hotmail.com

Opinion para Interiores: 

Anteriores

Elmer Ancona Dorantes

Periodista y analista político. Licenciado en Periodismo por la Carlos Septién y Maestrante de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales UNAM. Catedrático. Escribe en diversos espacios de comunicación. Medios en los que ha colaborado: Reforma, Notimex, Milenio, Grupo Editorial Expansión y Radio Fórmula.