Señores, volteen a ver a Chile

  • Xavier Gutiérrez
Quizá por la urgencia de erigirse en poder y asumir cargos

Quizá por falta de rigor ético al postular hombres y ocupar posiciones.

Quizá por la ausencia de planeación ingenieril al integrar gobierno.

Quizá por ineptitud al tomar decisiones.

Tal vez por parte de eso o todo junto, el caso es que Morena ofrece flancos muy cuestionables ya en el poder.

Es explicable y permisible el registro de pequeños errores. Una cosa es ser oposición, y serlo por largo tiempo, y otra la asunción del poder.

Pero los errores ni son pequeños ni son aislados. Se repiten y, lo que es más grave, no se rectifican.

Ser poder es otra cosa. Es estar bajo lupa o telescopio todo el tiempo. Es ser el foco de los medios, de los adversarios, de los perdedores, de los antípodas ideológicos.

Esto no es nuevo. Lo sabían los hombres hoy en el poder. Pero les faltó la formación de sus cuadros. La selección de los idóneos, por sus méritos, capacidad, honorabilidad y lealtad.

Ha faltado liderazgo. Y al líder, colaboradores eficientes, brillantes, honestos.

Y entonces se hizo presente la improvisación, a la mexicana. Y llegaron camaleones, traidores de ayer, trepadores de siempre, simuladores, corruptos y saltimbanquis.

Y un alto número de ellos llegaron, y siguen llegando, echando por la borda la sustancia de los principios del líder. Pisoteando las machaconas normas que López Obrador lanzó  por todas partes: “no mentir…no robar…” Y que tan buena recepción tuvieron.

Y llegan, son palomeados, están ahí, producto del engaño, la falsificación de documentos y currículos, el favor que se nutre de la ignorancia, el amparo tan cómplice como inexplicable.

Y aparece Manuel Bartlett como una roca en el zapato del presidente. A nadie ha logrado convencer de su asepsia para edificar un patrimonio de más de 20 residencias y 12 empresas y no declarar  tal fortuna,( inexplicable por lo demás), al asumir la dirección general de la CFE.

Para el presidente, mantener a Bartlett en tal condición, es tener  en la mano una broca que taladra todo el tiempo su propio capital de credibilidad y confianza.

En Puebla, la presencia intocada de morenovallistas corruptos (sí, por supuesto que es pleonasmo) en varias dependencias estatales, mas los funcionarios de segundo y tercer niveles con antecedentes de corrupción, nepotismo, cacicazgo o impunidad.

La novedad más reciente  brotó de un escándalo nacional: diez super delegados de Morena vinculados a malos manejos presupuestales o intromisión en procesos electorales internos, y entre ellos nada menos que el de Puebla, Rodrigo Abdala, sí claro pariente de Bartlett.

(Como paréntesis o recreo reflexivo en este texto, uno se preguntaría: ¿Cuál es la diferencia entre Bartlett y Romero Deschamps? La respuesta es sencilla: sólo el tamaño, la dimensión).

En el marco de este mismo asunto, la división interna que se ha generado ya en Morena, por el manejo sucio, parcial o sesgado en la frustrada elección de su dirigencia. De todo esto antes  acusaron al PRI, PAN y PRD, y hoy son ellos mismos protagonistas de maniobras y trampas inadmisibles en quienes llegaron como paladines de la limpieza y transparencia.

Esta basura, arroja toneladas de estiércol a los gobiernos federal y estatal y a Morena toda.

Gabriel Biestro, el líder del congreso estatal, no ha salido incólume de estas prácticas.
Se  le exhibió públicamente en un escándalo mintiendo documentalmente respecto de sus antecedentes ciudadanos en Puebla, y en lugar de ofrecer respuestas satisfactorias a legalidad, respondió disparando al mensajero, o sea, las viejas, manidas y desacreditadas formas del régimen que buscan sepultar.

Y no solo eso, cocinó en el congreso disposiciones o contrafuertes retrógradas, en torno al aborto y los matrimonios. Una posición halagadora para la ultraderecha, e inconcebible para un partido que se dice de izquierda. “Pura fantochería”, diría el presidente López Obrador.

Y a propósito del Congreso, y más allá de los dudosos y escandalosos gastos que se asignan a diputados para conquistar votos o simpatías -las vetustas y apestadas formas, por supuesto-, hace poco en un informe general se volvió a insistir en la anticuada, antifuncional y absurda forma de evaluar a los diputados ¡por las iniciativas que presentan!

Esos medios son añejos, contrarios a la más elemental lógica y acaso alguna vez valiosos en países con gran tradición legislativa, sociedades de leyes y respeto a las mismas.

Aquí, hasta un preparatoriano sabe que anaqueles, archivos y bodegas están llenas de iniciativas y leyes que no se cumplen.

Señores, ¡esto no es Suiza ni Finlandia, es México!

Aquí ya no hacen falta tablas de la ley, sino Moiseses que las cumplan.

En este país, hasta un aprendiz de leyes, una ama de casa, cualquier profesional con sentido común, razona que un representante popular debiera encabezar causas y movimientos, contra todo aquello que lastima a la gente todos los días.

¡A la basura leyes y leyes que no se traducen ni siquiera en un gramo de bienestar para la gente!

¡Al estercolero iniciativas y letras muertas que no le quitan ni un gramo de peso a la lápida que en forma de baches, tramitología, pagos estúpidos en las escuelas, gastos y vueltas en la expedición de actas de nacimiento, que carga a diario el hombre de la calle!

¿Por qué no leen los medios y voltean a ver lo que pasa en Chile…?

Acá, juegan al parlamentito o al congresito sabiendo que las leyes que cocinan  son, en el mejor de los casos, papel sanitario para encumbrados funcionarios ajenos a la voluntad popular.

Hoy en día, en una democracia que quiere ser moderna, los diputados debieran tener una dosis mínima de imaginación, y ser congruentes con su cargo.

Hoy, los “representantes” populares debieran estar en la calle, abanderando luchas y demandas urgentes y diarias.

 Debieran tener un papel dinámico, sencillo, directo, que tuviera alguna mínima repercusión en la vida y bienestar de la gente.

Señores diputados, párense en las dependencias donde se hacen trámites. Vivan en carne propia la inseguridad que se respira por todos lados. Investiguen los calvarios que a diario viven cientos para presentar su denuncia por un delito.

Investiguen y vivan la pesadumbre y vejaciones   de algún pequeño empresario que desea invertir en un negocio.

Un diputado hoy en día, en un país como este, poco debiera estar en el congreso y mucho, mucho más tiempo al lado del ciudadano común que “supuestamente” los nombró…pero sí les paga.

En fin, señores de Morena, -no todos, pero sí los que deciden- con bastante frecuencia dan la impresión de vivir fuera de la realidad, y no olviden que la realidad ahí está. Atiéndanla, escúchenla, véanla.

Si no lo creen, volteen a ver a Chile.

xgt49@yahoo.com.mx

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Xavier Gutiérrez

Reportero y director de medios impresos, conductor en radio y televisión. Articulista, columnista, comentarista y caricaturista. Desempeñó cargos públicos en áreas de comunicación. Autor del libro “Ideas Para la Vida”. Conduce el programa “Te lo Digo Juan…Para que lo Escuches Pedro”.