¿Agonía del poder o invierno democrático en el Cono Sur?

  • Marcela Cabezas
No son pocos los males que las democracias latinoamericanas presentan

De su evolución en la Grecia antigua y Roma hasta la posterior consolidación en los países occidentales mediante oleadas democráticas,  la democracia como forma de organización política y social está llegando a su fin de ciclo según el politólogo francés Guy Hermet .

La democracia entonces, ha sufrido un desgaste notorio ante fenómenos varios: el ascenso de gobiernos populistas, el atascamiento burocrático de la unión europea, la proliferación de campañas electorales ausentes de debate político y a su vez la “mojigatería” de los políticos tradicionales, evidencian el mal estado de un régimen que hoy más que nunca se muestra desgastado ad portas de desaparecer.

No son pocos los males que las democracias latinoamericanas – a modo de caso de estudio- presentan hoy día incubados años atrás.  Países como Chile, Bolivia, Ecuador, y Perú evidencian un estado de deterioro notable de la política institucional y con ella el agotamiento de la rancia burocracia, que, a juicio de Weber se quedó anquilosada en la administración del poder por el poder y no en la del sistema social: riesgo ineludible de la burocracia a juicio del sociólogo alemán.  

El análisis de Hermet toma relevancia en el contexto político, económico y social de dichos países.

En Chile tiemblan los cimientos del sistema económico neoliberal y con éste las políticas gubernamentales que engrosan hoy  las cifras de desigualdad social e imposibilita a los chilenos – hoy volcados apoteóticamente a las calles en ciudades principales- el acceso a derechos fundamentales, tales como educación, salud, pensión, etc.  En respuesta a esto el presidente Piñera insto por un estado de vigilancia rememorando amargamente la sombra de Pinochet.

Por su parte, los bolivianos y bolivianas se abocan a las calles: unos a favor de la perpetuación de Morales en el poder, otros reclaman una competencia electoral transparente y democrática, mientras que la sospecha de un fraude electoral presidencial aumenta unos y otros toman parte en resistencia social animada por el propio mandatario.

 A su vez,  en Ecuador organizaciones sociales(campesinas-indígenas),  sindicales y ciudadanía en general rechazan las políticas económicas impulsadas por Lenin Moreno (la alza de combustibles puntualmente), en medio de la imposición de un cerco militar en las principales ciudades del país.

La disolución del congreso peruano por parte del presidente Martín Vizcarra recuerda que en el sistema presidencialista el ejecutivo posee poderes extraordinarios frente a los que poco o nada puede resistir la oposición. A lo sumo, la desconfianza en el legislativo es tan inminente que los ciudadanos rechazan la posibilidad de que éste continué funcionando por medios extralegales.

Bajo este cuadro circunstancial se advierten varias cosas. Por un lado, el sistema democrático garante del Estado moderno y de las sociedades modernas presenta serias contradicciones respecto a políticas, desarrollo económico y bienestar social. Por el otro, la división de poderes que garantiza el equilibrio de pesos y contrapesos se ve cooptado por parte del ejecutivo,  sumado al papel político de las fuerzas militares que se muestran dispuestas a “servir” al tirano. De otra manera, el auge y perpetuación de gobiernos populistas evidencian una nula cultura política.

Una cosa es clara, mientras en unos países se cuestiona el orden político instituido y su maquinaria, en otros se opta por legitimar un gobierno que hace uso de facultades meta-constitucionales para perpetuarse en el poder; a lo sumo ley y el orden pretende instaurarse desde el desorden por parte de una burocracia rebasada por las complejidad y realidad del pueblo.

De forma que, la democracia actual presenta evidentes síntomas de deterioro y sufre fisuras notorias: los burócratas de escritorio hace tiempo legislan a favor de intereses y clientelas personales de espalda a las demandas de la ciudadanía. Líderes populistas se aferran al poder bajo el lema de que “(…) aquí mandan los indios y no los gringos”; y,  presidentes omnipresentes disuelven el parlamento constitucional tras un “desequilibrio entre poderes”.

Acaso ¿el poder enfermo?, o más bien ¿el sistema democrático se muestra desgastado y próximo a extinguirse?

Lo uno y lo otro invitan a una reflexión política pronta por parte de actores, organizaciones e instituciones que hoy más que nunca adolecen de un remedo de democracia al estilo de la implantada tras la revolución francesa y la proclama de los derechos del hombre y del ciudadano. Sin duda, estamos ante el umbral de un período histórico del que la democracia sale muy mal librada y peligra desaparecer.

 

Notas

Hermet, Guy (2008) El invierno de la democracia: auge y decadencia del gobierno del pueblo.

Weber, Max (2001) ¿Qué es la burocracia?

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Marcela Cabezas

Magíster en Ciencias Políticas y politóloga colombiana. Catedrática y columnista en prensa independiente.