La enfermedad de AL se llama desigualdad

  • Norma Angélica Cuéllar
En esta semana hubo manifestaciones y enfrentamientos en las calles de Bolivia

Las protestas de las últimas semanas en América Latina, son síntoma de la misma enfermedad. Una enfermedad grave que se llama desigualdad, producida por la instrumentación del capitalismo voraz que sólo ha contribuido a ampliar la brecha entre ricos y pobres, despojando a millones de personas de la oportunidad de tener una vida vivible.

La lista de países en América Latina sacudidos, en los últimos días, por manifestaciones violentas y crisis política, está creciendo sin importar la tendencia política de los gobiernos. Le voy a contar lo que está sucediendo.

Mire, en esta semana hubo manifestaciones y enfrentamientos en las calles de Bolivia por acusaciones de fraude electoral, luego de un drástico cambio en las tendencias electorales que dieron un dudoso triunfo para su reelección a Evo Morales.

En Chile, el pasado 6 de octubre, el Metro de Santiago, una empresa privada en cuya propiedad participa el Estado chileno, aumentó en 30 pesos el precio del billete en hora punta, hasta situarse en 830 pesos (aproximadamente $1.2 dólares). La protesta por el incremento incluyó a cientos de ciudadanos, en especial estudiantes de secundaria y universitarios. Pero luego, los aumentos se cancelaron y las protestas continuaron.

En Ecuador también hubo protestas y manifestaciones por la eliminación de los subsidios a los combustibles y en Haití, por la escasez de gasolina y alimentos.  El presidente hondureño, Juan Orlando Hernández, también ha enfrentado manifestaciones que exigen su renuncia ante el juicio por narcotráfico a su hermano en Estados Unidos, mientras el mandatario peruano, Martín Vizcarra, disolvió el Congreso en el marco de una larga crisis política por casos de corrupción.

Lo que está sucediendo, en todos los casos, es una enorme ola de descontento contra el monumental despojo del neoliberalismo, un sistema que promovió el adelgazamiento del Estado y cuyos ideólogos, como Milton Friedman, aseguraban que las fuerzas del mercado iban a equilibrar las economías. A casi medio siglo de haberse introducido en nuestras débiles economías, sólo ha dejado desastre y asimetría en los ingresos de la población, además de una estela de pobreza.

Y no solo eso, hay que agregar el contubernio de nuestros corruptos gobiernos en la entrega de concesiones, permisos, explotación de recursos naturales, permisividad para mantener bajos salarios y demás acciones, que han excluido a cada vez más y más sectores de la población.

Hoy tenemos que más de la mitad de los latinoamericanos vive con unos cuantos dólares al mes. Y peor, ningún país de América Latina ha podido garantizar acceso universal a los servicios de salud, educación, jubilaciones o salario digno.

Se calcula que el 1 por ciento de la población mundial tienen un patrimonio valorado, en dinero e inversiones, equivalente al 99% restante de la población mundial. Y esta gran brecha entre privilegiados y el resto de la humanidad, lejos de disminuir, ha ido en aumento desde la recesión de 2008.

Joseph E. Stiglitz, el Nobel de Economía utilizó  una imagen para ilustrar la dimensión del problema de la desigualdad en el mundo: un autobús que transporte a 85 de los mayores multimillonarios mundiales contiene tanta riqueza como la mitad más pobre de la población global.

El problema es macro. No está en nosotros dejar de ser pobres. Así que por favor, no se crea ese cuento de que uno es pobre porque quiere. Está comprobadísimo que en sitios de pobreza extrema, las nuevas generaciones no podrán salir. Se nace y se muere pobre. Bien haríamos en informarnos y unirnos a las protestas. Ya es hora de buscar soluciones a la depredación económica.

Si tiene algo qué contarme, póngase en contacto conmigo. norcudi@gmail.com

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Norma Angélica Cuéllar

Periodista egresada de la UNAM, especializada en política, derechos humanos, religión y migración, con artículos publicados en revistas y diversos medios nacionales. Doctora en Sociología por el Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades de la BUAP.

 
 

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