Vale más la Ley de naturaleza que las Leyes terrenales

  • Héctor Hernández Álvarez
La imposición del más poderoso respecto a la aplicación de la Ley

En esta ocasión, ofrezco una columna de interés general para analizar la situación de nuestro Estado de Derecho. En efecto, daré mis argumentos de porqué la Ley de naturaleza es más importante que las Leyes terrenales, hechas por las autoridades para regular la conducta del ser humano en la sociedad. Tomando como inspiración los recientes acontecimientos en México respecto de la liberación de Ovidio Guzmán y la parcial guerra suscitada en Badiraguato.

Comenzaré por establecer como primer argumento que toda Ley terrenal debe tener como base para su elaboración, la Ley de naturaleza; es decir, de qué forma funcionaría la sociedad sin leyes escritas y empoderadas por el soberano. En efecto, tendríamos que realizar un ejercicio filosófico para conocer la naturaleza y comportamiento humano desde su raíz.

En este caso, y siguiendo la tradición de esta columna; se utilizará a la teoría Realista: que considera al ser humano como un ser egoísta por naturaleza, que lucha por sus intereses personales y que se aleja de lo que no le conviene. En ese sentido, la vida del ser humano en estado de naturaleza (sin gobierno), tiende al conflicto desenfrenado por la defensa legítima de los diversos intereses. Es decir, equivale a vivir en un estado de guerra de todos contra todos; sin organización y con costos sociales elevados, un auténtico caos.

Esta llamada Ley de naturaleza inscrita aparentemente en nuestro código genético, fue plasmada por primera vez en la ley de Talión, conocida como el Código de Hammurabi. Que, en términos generales, hacía referencia a la justicia privada, entendida como “ojo por ojo, diente por diente”.

Sobra decir, que, en este estado de naturaleza, aquel individuo que tenga más inteligencia y fuerza se impondrá sobre el más débil. Un ejemplo de ello fue cuando Tucídides, un padre del Realismo, planteó en su obra: la historia de la guerra del Peloponeso. Una frase que detalla la esencia de las relaciones humanas: Los fuertes hacen lo que quieren y los débiles sufren lo que tienen que sufrir.

En efecto, tomando como base la premisa de Tucídides, ese es el origen de muchos males sociales. Permitiendo que a pesar de que existan esfuerzos entre las naciones, Leyes y Tratados Internacionales para promover el desarrollo del Estado de Derecho, la justicia y demás temas importantes, sigan existiendo la pobreza, la desigualdad, las violaciones a los derechos humanos y las guerras.

Debido a la condición de naturaleza del ser humano, es necesario establecer un gobierno creador de Leyes para regular las acciones sociales y evitar el estado de guerra permanente y fomentar la paz y la justicia. Por supuesto, la creación de un gobierno y su soberanía, con todo y sus excesos, puede ser visto como un mal necesario.

Ahora bien, una vez explicada la importancia del estado de naturaleza en el comportamiento humano en sociedad, procederé a contextualizar en la situación contemporánea. Y es que, no existe país en el mundo en el que no se cometan delitos ni excesos. La diferencia está en la aplicación de la Ley y la fortaleza del grado de avance para la consolidación de su democracia y su Estado de Derecho.

Pensemos en un ejemplo en el ámbito internacional: la empresa alemana Volkswagen fue encontrada culpable de mentir acerca de las emisiones contaminantes de algunos de sus vehículos impulsados por diésel. Hecho que se conoció por el nombre de dieselgate. Esto trajo consigo una multa a Volkswagen por parte del gobierno alemán de 1180 millones de dólares y la salida de esos vehículos, prohibiendo su venta en territorio alemán. Por supuesto, gracias a la robustez de su sistema jurídico y sus políticas de cuidado al medio ambiente.

Lo que tal vez se desconoce por la mayoría, es que algunos de los vehículos derivados del escándalo del dieselgate, fueron traídos a México para ser comercializados sin mayor problema. Este es un ejemplo de la diferencia entre las legislaciones entre diferentes países y su grado de avance.

En efecto, no es que los países europeos sean perfectos, pero la diferencia es evidente. Uno de los países menos impunes del mundo, Dinamarca, es famoso por casi nunca descartar un caso judicial. Si alguien en ese país es buscado por la justicia por presuntamente cometer un delito, no importa cuánto tiempo se tome, la carpeta de investigación permanece activa. Por eso, es que es relativamente común encontrarse con notas internacionales de esos países donde se detalla la detención de un delincuente al que se le había buscado por más de treinta años y al fin fue capturado.

En fin, lo que pasó en Badiraguato, fue una señal de debilidad institucional y de falta de soberanía. Más allá de las causas por las cuales se le haya puesto en libertad. El fallido operativo puso en entredicho la capacidad de las instituciones de seguridad federales, ¿cómo es posible?

La Guardia Nacional, La Marina, La Secretaría de Seguridad y la Secretaría de la Defensa Nacional en conferencia de prensa para hacer expresa la incapacidad del Estado mexicano.

Sobra decir que este fenómeno no es exclusivo del actual gobierno, desde sexenios pasados, el tema de la inseguridad y falta de acceso a la justicia han estado presentes todo el tiempo.

Estudios como el índice Global de Impunidad, elaborado por la Universidad de las Américas Puebla, ponen a México como uno de los países más impunes del mundo con más del 90% de los delitos cometidos que resultan impunes.

El desenlace de lo acontecido en Badiraguato puede ser una señal de un paradigma a seguir en el futuro. Además, los propios representantes legales de la familia Guzmán, invitaron a las autoridades para poner la primera piedra de los que será la universidad que quieren construir en aquel municipio.

Con toda esta realidad, la pregunta más importante es: ¿qué debe hacer la ciudadanía? Si la última instancia de seguridad es el ejército y aun ellos no son capaces de contener las agresiones de la delincuencia organizada, ¿a quién se debe recurrir?

Si los grupos paramilitares tienen más y mejor armamento que nuestras fuerzas armadas, ¿será que la soberanía debería recaer en esas figuras?

Nuestro propio canciller respaldó al presidente de la República ¿Qué imagen estamos dando al mundo? En sentido práctico, México se ha convertido extraoficialmente en un narcoestado.

¿Quiénes son los buenos y quienes son los malos?, porque la ciudadanía debe adaptarse a este fenómeno.

Con el 90% de impunidad nacional, debilidad institucional y descoordinación generalizada. Debilidades en los sistemas de administración y procuración de justicia y prisiones paupérrimas, ¿de qué manera se pretende mantener la paz y seguridad social?

Hay seres humanos que en este momento siguen privados de su libertad, y lo han estado durante años en México sin aun haber recibido una condena formal; mientras otros cuantos disfrutan de la vida dado el poder y el dinero con el que cuentan.

¿Será que en México tenemos que adaptarnos a ello? ¿Volver a nuestra génesis donde la Ley de naturaleza es lo más importante y el fuerte hace lo que quiere y el débil sufre lo que tiene que sufrir? Pensemos…

El Realismo en el análisis

@Hector_HHA1

https://www.facebook.com/hhaconsultores

Opinion para Interiores: 

Anteriores

Héctor Hernández Álvarez

Licenciado en Relaciones Internacionales UDLAP. Participa en investigación en ciencias sociales: Índice Global de Impunidad y el Índice de Impunidad México del Centro de Estudios Sobre Impunidad y Justicia (CESIJ)