Los absurdos de Barbosa

  • Elmer Ancona Dorantes
No es posible que en tan pocos días siga diciendo sandez y media.

Con el debido respeto, da la ligera impresión de que el gobernador Luis Miguel Gerónimo Barbosa Huerta está desvariando un poco, esto es, se le está nublando la mente con mucho tiempo de anticipación.

No es posible que en tan pocos días siga diciendo sandez y media. A lo mejor se cayó de la cama y se pegó en la mollera, o quizá su coordinadora de Comunicación Social, Verónica Vélez Macuil, no lo asesora como debiera.

Digo, para algo se le paga a la vocera ese jugoso sueldo mensual que sale del bolsillo de los ciudadanos; quizá esté más distraída persiguiendo a los medios de comunicación que no se arrodillan ante el gobernador.

Todo puede suceder en esta tierra poblana que ha tenido los últimos años gobernadores que no dan una, que no le atinan a la piñata ni por tener los ojos abiertos.

Por supuesto que Luis Miguel Gerónimo Barbosa Huerta está rompiendo récord de tanto decir necedades, tanto por el fondo como por la forma como lo expresa. Alguien le tiene que poner freno a esa lengua fuera de control.

Alguien que no creo que sean ni los empresarios, ni los intelectuales, ni los rectores de universidades, ni los académicos, ni los políticos de oposición (¿existen?) ni las Organizaciones de la Sociedad Civil (OSC), porque ni se les ve ni se les siente.

De los periodistas mucho menos. Da pena ajena ver cómo traicionan su vocación. Permanecen tan, pero tan callados, que ni parecen cumplir con su responsabilidad de “mediar” entre gobierno y sociedad.

El caso de Luis Miguel Gerónimo Barbosa Huerta es un desastre. No gobierna. Desgobierna. Por intentar convertirse en un auténtico baluarte anticorrupción (¿?) despotrica contra todos, pensando que él es el único inmaculado en Puebla.

Pongamos un ejemplo reciente: al intervenir durante el Primer Informe de la presidenta municipal, el gobernador reclamó a Claudia Rivera Vivanco por qué no ha dado a conocer los posibles actos de corrupción de su antecesor Luis Banck Serrato.

Me he sorprendido, por qué este gobierno municipal no hizo saber todas las irregularidades que encontró del anterior gobierno, es una pregunta a la que no he encontrado respuesta (y se detienen para mirar fijamente a la alcaldesa, castigadoramente)…

Yo no creo que hayan encontrado todo limpio, allá está la fiscalía de actos de corrupción, para que presenten denuncias”.

Válgame Dios. Los ciudadanos ya no saben si estar más sorprendidos con esas declaraciones o por la actitud pasiva, timorata, inerte, gris y tibia de una presidenta municipal que no tuvo la valentía para responderle con un “No te metas con mi… gobierno”.

Poco caballero se vio el gobernador que llegó al poder por el Movimiento Regeneración Nacional (Morena), al dejar en ridículo a su compañera de partido, la también morenista Rivera Vivanco.

Al igual que Vicente Fox con Fidel Castro, Doña Claudia le hubiese dicho lo mismo a Luis Miguel Gerónimo Barbosa Huerta: “Comes y te vas…”. Con invitados de esa naturaleza, con amigos de ese talante, para que cariños queremos enemigos.

Aún más, el gobernador, muy envalentonado, exhortó a la señora alcaldesa hacer una limpia de su gobierno, pues aseguró que “está lleno de panistas y priístas”.

“Hay que actuar con equipos de trabajo que tengan también identidad. Morena es un partido que está emergiendo, que está creando apenas clases políticas

Integren sus equipos con ciudadanos limpios, todo nuevo nada viejo, este ayuntamiento tiene muchos priístas y muchos panistas; y esto no es así, la gente votó porque estaba harto”.

Quizá alguien no le ha contado la verdadera historia al gobernador sin gobierno; tal vez nadie le ha dicho que quien ocupa la silla municipal llegó a ese puesto no tanto por los votos de sus simpatizantes, sino por traiciones políticas que se dieron en su momento.

Y en esas traiciones, por supuesto, hubo muchos panistas que hicieron perder a su “candidato original”, a quienes tuvieron que pagar con puestos en el gobierno municipal. Al menos eso es lo que cuenta la leyenda.

Como Luis Miguel Gerónimo Barbosa Huerta pocas veces tocó Puebla antes de asumir el poder, con toda seguridad no se enteró de lo que políticamente sucedía en esta tierra que ahora dice conducir.

Su insensatez es tan elevada que no percibe que en otros institutos políticos también hay gente decente, honrada, limpia, trabajadora, dispuesta a construir gobiernos incluso de oposición.

Lo más seguro es que Luis Miguel Gerónimo Barbosa Huerta no entiende que el daño más grande que le pueden ocasionar a México es con la monopolización de la política.

¿Acaso no se enteró de los casi 80 años que tuvo el Partido Revolucionario Institucional (PRI) al frente del poder y todo el daño que le hizo al país? ¿Eso quieren hacer con Morena? A lo mejor no sabe de historia.

El gobernador del estado debe serenarse, no debe caer en el engaño que le hacen llegar desde la Ciudad de México, en cuanto a que Morena va a ser la salvación de México. Eso nadie se lo traga.

Ni el PRI ni el PAN ni el PRD lo pudieron lograr, pese a que lo cacarearon durante muchos años; ojo con las falsas historias y las románticas telenovelas del poder que le venden con suma facilidad, señor gobernador.

Póngase a gobernar, no a desgobernar; póngase a dialogar y consensuar, no a perseguir medios de comunicación; no ataque la libertad de expresión porque lo peor que le puede pasar como político es que los ciudadanos lo califiquen –estando vivo o muerto- como el político más tonto que desgobernó el estado. Dejemos las locuras para otro momento.

 

@elmerando

elmerancona@hotmail.com

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Elmer Ancona Dorantes

Periodista y analista político. Licenciado en Periodismo por la Carlos Septién y Maestrante de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales UNAM. Catedrático. Escribe en diversos espacios de comunicación. Medios en los que ha colaborado: Reforma, Notimex, Milenio, Grupo Editorial Expansión y Radio Fórmula.