Nueva Tarifa ¿y la Educación Vial?

  • María Teresa Galicia Cordero
A todos nos afecta la insuficiencia de una estrategia de movilidad urbana.

María Teresa Galicia Cordero 

 

Llegó el aumento de la tarifa y la ausencia de una educación vial, situación que repercute en todos los ámbitos de nuestras vidas. Siempre se le dice a la ciudadanía que, con el aumento de la tarifa del transporte público, habrá cambios sustanciales tanto en el transporte público como en la movilidad, pero hasta ahora, no se percibe ningún indicio que esto no seguirá siendo un discurso.

Lo anterior tiene que ver sin duda con los aprendizajes para la vida, que, si bien se mencionan dentro de los procesos educativos, poco trascienden en el amplio espectro de lo social. Ya en anteriores colaboraciones, he señalado la necesidad de la educación vial dentro de una formación sistémica de ciudadanía participativa y responsable.

En nuestro país, estado, municipio y ciudad, se observa el incremento considerable de peatones, vehículos y vialidades en donde el trasporte público tiene especial presencia, por lo que tenemos que considerar que cada vez es más necesario prepararnos para una situación cada vez más compleja, demandante y   hasta caótica.

Considero que a todos nos afecta la insuficiencia de una estrategia de movilidad urbana tan solo en nuestra ciudad, aunado a la carencia de educación vial de los conductores, especialmente del transporte público, quienes manejan sin el menor sentido de responsabilidad tomando en cuenta lo que trasportan: vidas humanas.

En días recientes, ocurrieron dos accidentes con el trasporte público a los cuales se le dio mucha difusión, especialmente en redes sociales. En uno de ellos un trasporte de ruta atropello y mató a dos personas que atravesaban la calle y en el otro, una combi de trasporte dejó la puerta abierta y una niña salió disparada para estrellarse en el pavimento. En ambos sucesos, los conductores arrancaron con alta velocidad, sin precaución y se fueron.

Lo anterior no hubiera pasado si estos conductores se hubieran formado en educación vial, hubieran tenido capacitación inicial y permanente como conductores y se aplicaran de manera eficiente, las normas correspondientes. 

También he escrito lo que implica transitar en bicicleta y que puede mejorar muchos aspectos relacionados con la movilidad y la contaminación, además de los beneficios físicos y emocionales que proporciona emplearla, pero también he puntualizado que ante la carencia de una estrategia sistémica ciudadana que incluya a la educación vial, los conductores de bicicleta ponen en peligro su vida. 

Se impuso una foto multa que se ha dicho se podría eliminar, pero con ella y sin ella los poblanos aún no aprendemos que circular a velocidad moderada, disminuye los accidentes, los congestionamientos viales y la contaminación ambiental. 

Varias voces han criticado que el límite de velocidad en el centro de la ciudad sea de 30 km por hora, pero ¿entonces? Mientras no exista monitoreo ni la aplicación de la ley, ningún límite de velocidad será respetado. He observado como muchos automovilistas circulan a altas velocidades aun estando los agentes de tránsito cerca, quienes, por cierto, solo se paran en las esquinas para hacer lo que hace un semáforo y a quienes parece no importar lo que sucede cuando se presentan los congestionamientos cotidianos en el centro histórico.

Otra de las cosas que no se ha atendido es la emisión de las licencias de conducir, en donde la examen que se realiza es un mero trámite en el que todos pasan y que  implica un buen ingreso para el Gobierno del Estado porque la vigencia que se contrata, no es vitalicia, además de que no implica que el portador de una licencia sea una persona responsable, conocedora del reglamento y que sepa conducirse en un entorno tan complejo como el que ahora se presenta. 

Formar ciudadanos responsables a través de la educación vial es algo que se aprende desde niños y se mantiene a lo largo de la vida, porque es un hecho que siempre seremos peatones y muchas veces conductores. Si no empezamos a formar a los ciudadanos, entonces no esperemos que la movilidad en nuestros contextos pueda mejorar, al contrario, cada vez será más demandante.

Ya lograron el aumento de la tarifa y ahora ¿qué? Siguen circulando combis, minibuses y buses que no cumplen con las especificaciones para ser transporte público, que además contaminan e infringen el propio reglamento de tránsito. No podemos permitir, además, la serie de anomalías que presentan los conductores que ponen en riesgo la vida de muchas personas.

Además, ellos parecen olvidar que su trabajo es un servicio y que como tal deberían de dar lo mejor de sí para atender a los ciudadanos, es cierto que hay cosas que no les corresponden a ellos, como la modernización del pago, puesto que cobrar, dar cambio y permanecer atentos a la vialidad y a otros vehículos no es tarea fácil, pero por eso hay que asesorarse con especialistas y ver que se puede hacer para mejorar.

Insisto, la educación vial es necesaria e importante, no echemos en saco roto lo que en realidad necesitamos en un estado como el nuestro, en donde desgraciadamente, nos estamos acostumbrando a vivir en el caos. 

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María Teresa Galicia Cordero

Doctora en Educación. Consultora internacional en proyectos formativos, investigadora social, formadora de docentes e impulsora permanente de procesos de construcción de ciudadanía con organizaciones sociales. Diseñadora y asesora de cursos, talleres y diplomados presenciales y en línea. Articulista en diferentes medios.