¿Quiénes sufrirán con el cambio climático?

  • Norma Angélica Cuéllar
Los supermillonarios construyen ya búnkers a todo lujo

No sé cómo la vea, querido lector, pero las noticias sobre el cambio climático me tienen en el borde del sillón. Cada vez que leo sobre nuevos desprendimientos de iceberg en la Antártida o del inicio de una nueva extinción masiva de especies, trato de imaginar el escenario que tendrán nuestros hijos y hasta mis futuros nietos.

Mire, se lo diré fríamente, el cambio climático nos afectará a nosotros, a los ciudadanos de a pie que diariamente salimos a la calle a trabajar, que compramos en los mercados cercanos, que tomamos transporte público y que no tenemos ni un quinto guardado en el colchón y mucho menos, en el banco. Afectará a los más pobres, porque los más ricos se preparan ya con búnkers a todo lujo.

Nosotros sufriremos las sequías, epidemias y no me quiero ver catastrófica, pero habrá eventos climáticos que arrasarán con poblados y cobrarán las vida de cientos de miles de personas. De acuerdo con lo que he leído, los especialistas pensaban que nuestra generación no vería las consecuencias del cambio climático, pero el aumento en la temperatura del ambiente a nivel global ha tomado un ritmo inusitado y acelerado.

Hoy, por fantástico que parezca, muchos multimillonarios ya se están preparando para la catástrofe. Más o menos uno por ciento de la población, está invirtiendo en búnkers de lujo. Hace unas semanas, CNN publicó un artículo, en el que reseñó que personajes como Bill Gates edifican búnkers con "amenities", con hiperconfort, provistos de albercas y jardines subterráneos. Muchos son de acero y están avituallados con comida, agua y todo lo necesario para sobrevivir un año a cualquier catástrofe.

Los constructores de estos súper refugios, sólo concebidos en el contexto de la Guerra Fría, aseguran que la demanda se ha incrementado en un 700 por ciento en los últimos años y que cada vez son más específicas las necesidades para que resistan temblores, sequías o inundaciones.

Pero la ficción no termina ahí. También se construyen búnkers comunitarios, donde estos magnates compartirán espacio con otros multimillonarios y atemorizados por el fin del mundo. A estas fortalezas con áreas subterráneas se les ha denominado "Designer Arks", como el Arca de Noé, pero con diseños vanguardistas, personalizados a las necesidades de los clientes.

Algunos búnkers militares que se construyeron en la Guerra Fría están siendo adaptados para la crisis climática que viene, equipados con alta tecnología, albercas, spas, pantallas, servicios de alimentos y bebidas y todo lo que quepa en su imaginación.

La mayoría de estos refugios están en Europa. Y según CNN, The Oppidum, en la República Checa, podría ser el "más grande búnker para multimillonarios del mundo". Se trata de una exinstalación de alta seguridad comunista que ahora tiene un complejo subterráneo de 77 mil pies con todas las amenidades: cine, spa, cava de vinos, etcétera.

El teórico de medios Douglas Rushkoff, citado por CNN, narró que fue invitado a una conferencia para hablar sobre el cataclismo, pero en lugar presentarse ante una audiencia, se reunió en una mesa con cinco súper ricos, dueños de monopolios, quienes le hicieron preguntas muy puntuales sobre los mejores lugares para construir sus guaridas, si podrían lograr trasplantar su conciencia a una computadora con la ayuda de Google, si Nueva Zelanda sería un mejor lugar que Alaska para salir a flote ante la inminente crisis climática y cosas por el estilo.

Ruskoff narró aterrado, que para este puñado de personajes del mundo de las finanzas, la única preocupación no eran sus trabajadores ni el futuro de la humanidad, sino la manera de asilarse y escapar a al peligro real e inminente del cambio climático, ante el incremento del nivel del mar, la migración masiva, las pandemias globales y el agotamiento de los recursos.

Para Rushkoff, la actitud fatalista e irresponsable de los grandes empresarios de las finanzas, la tecnología y la energía, es preocupante, pues en vez de aunar sus esfuerzos para salvar nuestro proyecto de civilización en la Tierra, sólo piensan en cómo ellos pueden escapar.

Y mire, ni libros como 1984, Un mundo feliz o  Fahrenheit 451 pudieron vaticinar la calamitosa concentración de riqueza que iba a producir el capitalismo en el mundo ni el deterioro ambiental que está forzando a millones de personas a dejar sus hogares. Nada pudo prever la catástrofe que viene. No quiero espantarlo, pero ya no hay mucho qué hacer.

Ni dejando de consumir popotes, vasos, plásticos o dejando de comer carne podremos remontar la catástrofe. Nos han hecho creer que la suma de acciones individuales podría generar el cambio. Mentira. No es así, el gran contaminador del mundo, es el modelo de desarrollo capitalista y globalizado, que produce aparatos que caducan en dos o tres años, que comercializa mercancías que viajan en promedio 5 mil kilómetros entre el punto que son producidas y el punto de venta. Eso es lo que ha ocurrido, esa morbosa concentración de riqueza que despoja a los más pobres de sus tierras y que contamina los entornos, los subsuelos, que consume las aguas y genera grandes cantidades de CO2.

La única manera de evitar una crisis climática, sería regresar al comercio local, practicar cosas como el tequio o el trueque, cerrándole la puerta a las grandes trasnacionales, a los monopolios. La situación es muy preocupante. 

Si tiene algo qué comentarme, contácteme. Me interesa mucho norcudi@gmail.com

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Norma Angélica Cuéllar

Periodista egresada de la UNAM, especializada en política, derechos humanos, religión y migración, con artículos publicados en revistas y diversos medios nacionales. Doctora en Sociología por el Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades de la BUAP.

 
 

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