Tremenda barbosada

  • Elmer Ancona Dorantes
Meter a Dios en marranerías políticas como las que se ven constantemente en Puebla

Tremenda “barbosada” -por no decir semejante “pejentada”-, la que cometió el gobernador de Puebla, Miguel Barbosa Huerta, al decir que la trágica muerte de Rafael Moreno Valle y Martha Erika Alonso fue castigo divino por haberle hecho perder una elección.

Meter a Dios en marranerías políticas como las que se ven constantemente en Puebla, es mezclar el incienso con los desechos, la teología con la cábala o el cielo con el averno.

En lugar de estar imaginando cosas y de andar diciendo barrabasadas, el mandatario estatal debería exigir a las autoridades responsables el pleno esclarecimiento del caso, porque seguramente saldrán a la luz las verdaderas causas del tan sonado “accidente”.

Decir que Dios castigó a los ex mandatarios panistas, es tanto como asegurar que Dios fue el responsable del aparatoso suceso. Dios ni es piloto ni es asesino. Los verdaderos responsables -voluntarios o involuntarios- se han de estar muriendo de risa con tan bochornosas declaraciones.

Haber declarado eso, es tanto como suponer que Dios es el culpable de que los poblanos estén sufriendo y padeciendo a un gobernador que peca de ignorante o que carece de prudencia al abrir la boca.

Dicen los especialistas que quien grita a todo pulmón “agarren al ladrón”, “agarren al ladrón”, casi siempre resulta ser sospechoso de la culpa, el responsable del delito. Lo hacen para desviar la atención.

Al gobernador del estado le haría bien seguir los consejos de los abuelos: “En boca cerrada no entran moscas”.

No vaya a ser que al mandatario estatal le salga el tiro por la culata y sea el mismísimo Dios quien revele la verdad de esta enredada novela de terror político, donde los personajes antagónicos, los malvados, los criminales, salen a flote.

Sería bueno que Barbosa Huerta deje de ver Cuna de Lobos porque no le hace nada bien. Ver tanta malicia, codicia y entuerto sólo embrutece. O por lo menos que en sus giras deje de consumir tanto té verde que lo sublima.

Si tan seguro está de que le robaron la elección en julio de 2018, pues hubiese acudido a los tribunales locales y federales para exigir justicia, pero hasta donde se supo, fueron los propios magistrados quienes corroboraron el triunfo de la coalición “Por Puebla al Frente”.

Es muy fácil echar la culpa a los muertos de todo lo que nos sale mal en la vida, pero es repugnante culpar a Dios de todos los actos perversos, crueles e inhumanos cometidos por los seres vivos.

“Porque yo gané la elección, me la robaron… pero los castigó Dios”. Así de literal fue el gobernador de Puebla que se convirtió en juez, adivino, nigromante, hechicero, brujo y vidente. Descubrió al verdadero culpable de la tragedia morenovallista: Dios.

Como Rafael y Martha Erika fraguaron todo un fraude en su contra para hacerlo perder, entonces Dios, que nunca se equivoca, lanzó sus llamas flamígeras sobre el helicóptero en el que viajaban ¡Dios es el asesino!

Hay que decir a los políticos poblanos que dejen de decir tantas “Barbosadas”, que dejen de consumir yerbas aromáticas que sólo intoxican el intelecto y nublan la razón. Así no se puede gobernar bien.

@elmerando

elmerancona@hotmail.com

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Elmer Ancona Dorantes

Periodista y analista político. Licenciado en Periodismo por la Carlos Septién y Maestrante de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales UNAM. Catedrático. Escribe en diversos espacios de comunicación. Medios en los que ha colaborado: Reforma, Notimex, Milenio, Grupo Editorial Expansión y Radio Fórmula.