Desigualdad de género sin importar el país

  • Lucero Hernández
No es el país, es tu género

No importa dónde hayas nacido, si eres mujer, tu vida será más difícil. Ahora súmale: país pobre, color de piel más oscuro, hablante de una lengua indígena, menor educación, baja condición económica del hogar… La desigualdad de género está presente en todos los países.

Por un lado, en agosto de 2019, OXFAM México y el Colegio de México presentaron el estudio: Por mi raza hablará la desigualdad, y por otro, Fundación Gates presentó en septiembre: Goalkeepers: Explorando la desigualdad, ambos con un punto coincidente: la desigualdad de oportunidades desde la posición femenina.

Hablar de desigualdad de oportunidades es hablar de lo que para unos es una carga y para otros, beneficios, depende del origen de cada quien, aquello de lo que uno no puede controlar ni elegir pero que sí define nuestro destino.

La investigación de OXFAM aborda el impacto de las características étnico-racionales en la desigualdad de oportunidades en México, desde una discriminación histórica de las comunidades indígenas, pero sobre todo, de las mujeres.

Ellas, pertenecientes a pueblos indígenas o afrodescendientes, presentan rasgos físicos que las hacen vulnerables al racismo, por lo que son propensas a experimentar maltrato y discriminación a lo largo de su vida; además, parten ya desde una posición de desventaja social al presentar una acumulación histórica de carencias sociales.

En el análisis de la brecha de género, la Fundación de Bill y Melinda Gates, encontró que es a partir de la adolescencia cuando el camino en el desarrollo de las niñas y los niños comienza a divergir. Para ellos, las oportunidades se expanden, para ellas, quedan los obstáculos.

De ellas, se espera que regresen al hogar, al cuidado de padres o crianza de niños, al trabajo doméstico no remunerado. Menor escuela, matrimonio precoz, conclusión: menores oportunidades; mientras que para ellos, las normas sociales los excluyen del hogar y con ello, las oportunidades laborales se acrecentan: mejor salario y posición de trabajo.

Esto está ligado a las capas de desigualdad que en 2018 presentó la ONU: demografía, geografía, aspectos socioeconómicos, gobernanza y choques de fragilidad. Con base en estas categorías, se pueden observar viajes de vida distintos, unos con más desventajas que otros, obstáculos mayores para alcanzar una vida saludable y productiva, otros, con caminos más cortos, pero siempre la coincidente es: ser mujer es igual a mayores barreras sociales.

Para las mexicanas, la desventaja social más discriminación resultan la constante, y en suma, se mantiene la reproducción de la desigualdad ¿Qué podemos hacer? La respuesta está en el diseño de las políticas públicas que deben abarcar dos frentes: la situación de estas mujeres y terminar con las desventajas históricas.

No solo es la protección hacia las comunidades indígenas, también para quienes presentan tonos de piel oscuros, formen o no, parten de los grupos en desventaja. El foco de atención debe estar en ellas, no por ser vulnerables, sino por ser la mayoría en crecimiento discriminación.

  • Lucero Hernández García. Maestra en Comunicación y Medios Digitales. Cofundadora de Datamos.com.mx. Contacto en @Luz_HernandezG.

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