El ciberacoso contra las mujeres

  • Laura Carreto Tirado
Estos descubrimientos tecnológicos nos han dado la posibilidad de poner al alcance conocimiento

Hace tiempo, los que tenemos más de 30 años no imaginábamos hasta qué punto llegaría el desarrollo de la tecnología: específicamente del internet y los teléfonos celulares, los cuales se han convertido en parte de nuestra vida, indispensable para la cotidianidad. Estos descubrimientos tecnológicos nos han dado la posibilidad de poner al alcance conocimiento, virtualmente visitar lugares, museos, enciclopedias; en el aspecto personal a ponernos en contacto con familiares que se encuentran lejos físicamente. “Googlear algo” nos lleva de manera inmediata a lo que estamos buscando, aunque esa información no siempre sea certera. Basta con redactar un texto, subir una imagen o video para que el mensaje llegue de forma inmediata a todos nuestros contactos, e incluso hasta a quienes no conocemos.

Lo que cada usuario suba dependerá de sus ideas, cultura y educación. Toda la información llevada a la red tiene un objetivo, que puede ser negativo o positivo. El internet es la ventana hacía el mundo, la libertad de expresión es un derecho que se ejerce cuando se usan las redes sociales, pero hay que tomar en cuenta que nuestros derechos se limitan donde empiezan los de los otros. Los internautas no siempre tienen buenas intenciones y muchas veces los propósitos son mal intencionados: dañar a alguien, difundir una información falsa, chantajear, u hostilizar, todo lo mencionado es violencia y como tal debe ser sancionada.

En México, el ciberacoso contra las mujeres es parte de la cadena de la violencia que se vive en el país. Si tan solo abrimos los comentarios en faceboook o twitter acerca de una nota respecto a alguna marcha feminista, de alguna teórica de género, o algún personaje femenino que exprese abiertamente su apoyo o sentirse identificada con el feminismo: podremos percatarnos que la mayoría de los comentarios son misóginos, proyectan la violencia que predomina en todas las esferas de la sociedad, muchas veces los comentarios más intolerantes se dan en los espacios académicos, en las aulas universitarias, de personas con Licenciatura y hasta Doctorado.

Desafortunadamente continuamente leemos o vemos en las noticias mujeres y niñas que son golpeadas, asesinadas y desaparecidas. Pero también en el espacio virtual se puede provocar igualmente un daño emocional, físico y moral, es también común escuchar noticias acerca de hombres que graban en los baños a las mujeres, que difunden videos sexuales o fotografías sin autorización, muchas veces como venganza (conocida como “pornovenganza”).

Es a partir de hechos como la difusión de un video porno o una foto, es que se ha podido legislar al respecto, gracias a la movilización de las agraviadas. Una de las primeras (que se ha convertido en activista) es la yucateca Ana Baquedano, quien, tras la ruptura con su pareja (en 2016) su ex novio difundió una foto de ella con el torso desnudo, ella apenas tenía 16 años; cuando empezó la universidad los rumores la siguieron y la situación se convirtió en “un infierno” según sus propias palabras, pues hasta cuando iba de vacaciones la reconocían. Sin embargo, decidió dejar de avergonzarse al respecto y sintió seguridad para contar su historia, se convirtió en vocera de un programa del gobierno de Yucatán para concientizar al respecto, fue así que otras chicas se le acercaron para contarle sus historias. Baquedano encontró un vacío legal en el estado y tuvo la idea de promover una ley que regulara el uso no autorizado de imágenes íntimas. En mayo de 2018 su trabajo rindió frutos en la legislación de Yucatán pues se aprobó su propuesta, además creó su propia fundación llamada “Consentimiento digital A.C.” (El Universal, 2019).

Otro ejemplo de esto es el caso de Olimpia Coral Melo Cruz, cuyo video difundido por su ex novio, estuvo a punto de llevarla al suicidio, ya que, en la ciudad de Huauchinango, Puebla, corrió rápidamente el rumor y la gente no dejaba de molestarla hasta en su propia casa. Gracias al apoyo de su familia y amigos pudo salir adelante y además percatarse que había páginas dedicadas a burlarse de las mujeres por su aspecto físico. Al intentar denunciar lo que le había pasado se encontró con muchas complicaciones, según las autoridades no había delito, pues “no había sido violada” y “en el video se veía que estaba bajo consentimiento”, sobra decir que eran argumentos bastante absurdos. Olimpia logró hacer un proyecto de reforma para Puebla y se presentó en un foro ciudadano, pero al exponerlo ante el Congreso del Estado, se encontró con varias trabas, por ejemplo, un diputado dijo que no se podía aprobar su ley, porque sería “avalar la putería” (BBC, 2019). Fue hasta 2018 que se aprobó la reforma de delitos contra la intimidad sexual en el Código Penal. La ley integral son tres reformas: 1) Implica que se reconozcan los delitos contra la intimidad (la difusión de contenido íntimo sin consentimiento); 2) El ciberacoso que es violencia sexual en internet y, por último: 3) La ley de acceso. Tras años de intentos, la Ley se aprobó en Puebla y hoy los distintos puntos de la reforma han sido aprobados en 11 estados. “Con esta ley se busca que todas las mujeres puedan estar seguras en internet, ya que lo virtual es real” asegura Olimpia, y esta ley se llama precisamente así, en su honor: “La ley Olimpia” (BBC, 2019). En diciembre de 2018, el congreso de Puebla aprobó de 3 a 6 años de cárcel para quien, con el fin de causar daño o la obtención de un beneficio: divulgue, comparta, distribuya, publique la imagen de una persona desnuda, parcial o totalmente; también contempla contenido íntimo erótico sexual, por cualquier medio ya sea impreso, grabado o digital sin el consentimiento de la víctima. Las reformas establecen que, si esta conducta se realiza con violencia, se incrementará la sanción hasta en dos terceras partes.

También la actriz Michelle Vieth se ha proclamado a favor de leyes que penalicen la “pornovenganza”, pues hace 14 años fue un difundido un video sexual sin su consentimiento, por tal hecho ha recibido todo clase de insultos a lo largo de este tiempo.

Actualmente Puebla, Yucatán, Oaxaca, Chiapas, Coahuila, Zacatecas, Guanajuato, CDMX, Baja California, Edomex y Veracruz han aprobado leyes que sancionan este tipo de conductas. En México actualmente hay 9 millones de mujeres que han sido víctimas de ciberacoso, incluyendo la pornovenganza, según el Instituto Nacional de Geografía e Historia (INEGI) (El Universal, 2019).

Si reflexionamos al respecto no todas las víctimas tienen apoyo familiar, no todas piensan ser capaces de enfrentar la situación, muchas otras viven en estados donde aún no se ha legislado al respecto. Nuestra sociedad que aún es conservadora juzga en primer lugar a la mujer, y al que realiza la distribución de las fotos o videos queda simplemente en el anonimato. Es fundamental detener esta cadena de violencia constante, que va desde juzgar a la víctima, hasta reenviar o “likear” el material no autorizado, todos somos pieza importante para evitar el ciberacoso, también es necesario denunciar esto en las propias redes sociales como contenido inapropiado. La violación a la intimidad es un delito y como tal se debe denunciar ante el ministerio público y a la policía cibernética, sólo así podemos hacer visible este problema social y hacer cumplir las leyes. Es importante señalar el trabajo de las activistas que han logrado que se aprueben leyes al respecto, pero igualmente urge la capacitación de las autoridades correspondientes para que no subestimen este tipo de violencia y sepan tratar a las afectadas.

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Laura Carreto Tirado

Licenciada en Relaciones Internacionales, Maestra en Ciencias Políticas ambos grados por la BUAP. Especializada en temas migratorios y en la Relación México-Estados Unidos. Ha investigado y escrito al respecto en libros y revistas