Preocupación por la democracia

  • Víctor Reynoso
Los métodos democráticos han llevado al poder a personajes no democráticos.

Víctor Reynoso

Profesor de la UDLAP

La semana pasada, en Villahermosa, la Sociedad Mexicana de Estudios Electorales celebró su XXX Congreso. Fue muy notable el contraste entre el ánimo con el que empezó esa asociación hace 30 años y el ánimo actual. Se pasó de la esperanza a la preocupación.

1989 fue el año de la caída del Muro de Berlín y un año intenso en la transición mexicana. 2019 es un año donde los logros de las democracias, en México y en el mundo están muy lejos de las expectativas. Las democracias están lejos de haber cumplido. La pobreza no ha disminuido significativamente. La desigualdad ha aumentado a nivel global. Migraciones, violencia contra las mujeres, inseguridad, han aumentado en muchos países.

Los métodos democráticos han llevado al poder a personajes no democráticos. Ha sucedido en Filipinas, Hungría, Estados Unidos, Brasil. En ellos coinciden autores diversos, citados varias veces en el congreso, como Michelangelo Bovero (Italia), John Kean (Australia) Timothy Snyder (Estados Unidos). Todos coinciden, de alguna manera, en que las democracias actuales tienen déficits, y que éstos han dado lugar a gobernantes no democráticos.

Una de las preocupaciones se sintetiza en el término Pleonocracia, acuñado por Bovero para señalar uno de los riesgos de las votaciones mayoritarias. No es un tema nuevo: se trata de la dictadura de las mayorías, que preocupaba ya a Alexis de Tocqueville. El voto mayoritario puede anular a las minorías. Lo que acabaría perjudicando a todos, pues quien hoy está con la fuerza mayoritaria puede dejar de estarlo, si es que se respeta a las minorías. Anular a estas últimas es anular esa posibilidad de cambiar.

Todo lo anterior lleva a revisar el concepto de democracia. No es, desde luego, el gobierno de las mayorías. Es el gobierno “del pueblo”, en el que están incluidas la mayoría y las minorías. Además, la democracia no es solo elecciones libres y con competencia. Es un entramado institucional más complejo que “nos permite evitar que los malos gobernantes hagan demasiado daño, y deshacernos de ellos sin derramamiento de sangre”. El siglo XXI ha actualizado esta definición de Karl Popper.

Le da vigencia a la división de poderes. Valora la independencia del legislativo y del judicial. Valora también los nuevos sistemas de balances y contrapesos, como los organismos de transparencia, rendición de cuentas, evaluación de las políticas públicas.

Valora y actualiza la importancia de medios de comunicación libres que permitan a la opinión pública optar en distintas perspectivas, no solo en la que el poder ofrece. También a las organizaciones de la sociedad civil.

La definición popperiana amplía nuestra perspectiva: democracia no es solo el acceso al poder, sino el ejercicio de éste. Debe haber gobiernos eficaces en la solución de problemas públicos, como la pobreza y la delincuencia. La legitimidad de los gobiernos no está solo en su origen, sino en la forma como ejercen su poder.

Si hace treinta años el tema era la transición de los sistemas autoritarios a sistemas democráticos, ahora el tema es la preocupación por la transición inversa: de la democracia a distintas formas de autoritarismo.

Las democracias, la mexicana entre ellas, ha estado lejos de cumplir lo que esperábamos hace treinta años. Pero no parece que un régimen autoritario sea la solución. No hay ningún argumento sólido a favor de los mismos (a menos de caigamos en un caos social generalizado, pues la historia demuestra que las sociedades prefieren las dictaduras a la anarquía). La opción sigue siendo mejorar nuestras democracias. No sólo en el acceso al poder, sino en el ejercicio del mismo.

Opinion para Interiores: 

Anteriores

Víctor Reynoso

El profesor universitario en la Universidad de las Américas - Puebla. Es licenciado en sociología por la UNAM y doctor en Ciencia Social con especialidad en Sociología por El Colegio de México.