¿El “barbarismo leguleyo” tiene algo que ver con la 4ta., T.?

  • Samuel Tovar Ruiz
En el siglo anterior, que todavía no termina de pasar, pues en mucho todavía nos sigue influyendo

El gran tema de la justicia o de la procuración de ésta, por todas partes, no sólo en Puebla, consiste en que no se trata solo, de aplicar e interpretar leyes, sino esencialmente de su aplicación en circunstancias específicas concretas. Pero este problema nos conduce de inmediato a otro, al problema del <<sujeto encargado>> de impartir justicia.  Y he aquí, el verdadero problema.  En el siglo anterior, que todavía no termina de pasar, pues en mucho todavía nos sigue influyendo e impactando, en los EE. UU. , a inicios de los 50s, según Morris Kleen (véase su obra: el Fracaso de la matemática  moderna), se intentó en los estados unidos aplicar una reforma en la matemática que se enseñaba en el nivel medio y superior, se intentó introducir la enseñanza, entre otras cosas, de la teoría de conjuntos.   Al cabo de tres años se procedió a realizar un balance para ver los resultados.  Estos fueron decepcionantes, pues la inmensa mayoría de maestros de matemáticas terminaron regresando a los métodos “tradicionales”.   Se advirtió rápidamente, con ello, que la gran deficiencia advertida en esos resultados no era otra cosa sino la falta de <<formación>> (formación es distinta que solo información. Esta no implica a la primera, pero queda implicada en la trama de la formación)  en matemática moderna.  Lo que hizo, en los EE UU., que los profesores regresaran a los tradicionales métodos, los que sabían, ensañando así solo su sabiduría anterior en matemáticas, se debió a su deficiente formación en matemáticas modernas (¡ojo!).

 Lo anterior viene a cuenta, porque en México, lo mismo ha pasado, en tratándose de lo que no hace mucho se ha dado en llamar “sistema penal acusatorio” distinto al “inquisitorial, punitivo, tradicional”.  En un rápido balance de lo que ha sucedido, en términos de resultados, observamos que no sólo ha habido insuficiencia de presupuesto e incumplimiento de los programas técnicos o científicos relativos a ese modelo, sino algo fundamental.  Además de insuficiencia de edificios, de equipo, de instrumental, mentores bien capacitados, existe un marcado déficit de profesionistas del nuevo derecho penal y lo que es peor de funcionarios encargados de aplicarlo, que cuenten con la formación: capacidades, destrezas,  dominios, habilidades, hábitos, etc.,  adecuados que permitan un desempeño profesional digno, a la altura técnico científica de la exigencia de ese modelo y desde luego de las necesidades de justicia del <<gran universo de destinatarios>> en nuestro país.  El fracaso del sistema penal acusatorio no sólo está a la vista, sino que no infrecuentemente algunos  funcionarios del poder judicial se empeñan en dar más elementos del descredito en nuestro país de semejante sistema.  Apenas el día de ayer tuvimos noticia de que un Juez federal puso en libertad a 24 elementos acusados de haber participado en el caso de los desaparecidos de Ayotzinapa.  Alejandro Encinas Subsecretario de Derechos humanos de la Secretaria de Gobernación y la Fiscalía General de la Republica, ya dieron cuenta de semejante hecho, de la bancarrota que aún sufre la justicia en nuestro país, en manos de verdaderos “bárbaros” con “toga y birrete”, que no dudan ni titubean en “venderse” al mejor postor.  En ellos el moche y sus deformaciones profesionales siguen haciendo de las suyas.  Tales miserias no tienen nada que ver con la 4 rta. T., ni con el prurito de justicia al que aspiramos los mexicanos.

Si el “barbarismo leguleyo” fuese en quien confía la Cuarta Transformación, no dudemos que muy pronto haya otros “casos penosos” de “vendimia” y de “bancarrota” de la justicia en México.  ¡No nos cansamos de repetirlo!.  El problema de la <<nueva impartición de justicia>>, en cambio, tiene que ver con un jurista que posea una nueva <<formación jurídica>> acorde con las exigencias transformadoras del Nuevo régimen.  La formación tradicionalista, conservadora, sólo codigüera, no sirve de mucho a una procuración de justicia, de nuevo cuño.   En Puebla aún falta por nombrarse al presidente del Supremo tribunal de justicia, o al Fiscal general o al Presidente de la Comisión de Derechos Humanos.  Si se apuesta a la anterior “formación”, a la del “fraude” y “simulación” legalistas, no nos espantemos de los resultados futuros en la materia indicada.  Sólo nos resta decir, que la ciudadanía de Puebla requiere funcionarios de excelencia con gran vocación de servicio social. La formación sólida en materia técnico-jurídica, debe estar acompañada de una clara vocación de servicio social al público, al Pueblo de Puebla, y de una gran comprensión de la Cuarta transformación en nuestro estado y País.  Tal es la clave para su designación.

Por otra parte, aun en la izquierda convencional existen algunos personajes que “viniendo” de la academia, asumen el mote de solo “practicones”.  Y proceden en “denuestos” y “rebajamientos”  contra su origen “presumiblemente” académico y contra los que “creen” académicos.  A estos compañeros que llaman a un “practiquismo” sólo aventurero, demasiado infantil, habría que decirles que es mucha su fantasía.  Pues, si hay algo que aún falta en nuestro país, incluso en el resto de países latinoamericanos, es justamente lo que pomposamente desprecian. Es decir faltan académicos, en esta materia las universidades están desoladas, ¡no hay académicos!  O Hay poquísimos.   Se piensa simplistamente que porque se está en la universidad, ya se es académico. Gran mentira, craso error, antes de llamar al “practiquismo” primero hay que empezar por formarlos.  La cruzada educativa nacional de AMLO, pensamos, va en este sentido. Por ello es digna de aplauso.  Se trata de formar preparatorianos pero de excelencia, bien equipados, luego licenciados universitarios de todo tipo, pero también bien formados.  Luego Maestros, doctores, etc., igualmente con gran formación científico-técnica y además con vocación social. ¿Cuesta mucho entender esta sencilla urgencia?  Así la frase “traer a los académicos a la práctica” es triste constatar que está en crisis, como la ciencia actual que solo constata déficit cognitivos pero no los resuelve. Estamos listos para el debate en esta materia, claro.  

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