La semana pasada recibimos la lamentable noticia sobre la muerte del gran artista Francisco Toledo quien murió a los 79 años a causa del cáncer pulmonar que padecía, con su muerte deja en luto a toda la comunidad artística, cultura y social no sólo de México sino en el mundo.

Desde muy joven Francisco Toledo dio muestras de tu talento como pintor y escultor, por lo que estudio en la Ciudad de México para después partir a Europa donde comenzaría a montar exhibiciones en París, Londres y Nueva York. En aquellas fechas coincidiría con Octavio Paz y Rufino Tamayo con quienes entablaría una gran amistad. También fue contemporáneo de Carlos Monsivais a quien incluso le diseñó la urna en donde descansan sus cenizas.

Se caracterizó por buscar siempre nuevas formas de representar el arte, ya sea en piedra, madera, lienzo, cerámica o tela. Sus obras principalmente fueron de animales o insectos. Existe la anécdota que, desde Los Pinos en el sexenio de Carlos Salinas de Gortari, le solicitaron un trabajo, pero sabedores de su afición a los animales, le instruyeron que no incluyeras ratones, Toledo conocido por su humor ácido, incluyó en su trabajo un murciélago, a lo que él explicaba que era un ratón con alas.

Su trabajo también se destacó por ser un promotor del arte, gracias a su gestión se creo la Casa de la Cultura Juchitán, el Instituto de Artes Plásticas de Oaxaca, Impulsó la creación del Museo de Arte Contemporáneo de Oaxaca, así como el Museo de los Pintores y el Museo del Centro Fotográfico Manuel Álvarez Bravo. Abrió el Centro de Artes de San Agustín por iniciativa suya y donde expondría más de centenar y medio de sus piezas. Fundó el Patronato para la Defensa y Conservación del Patrimonio Cultural y Natural de Oaxaca, A.C (Pro-Oax).

Otra faceta de Francisco Toledo fue de activista, como defensor del patrimonio cultural y gastronómico de Oaxaca, al oponerse a la instalación en el centro histórico de Oaxaca de una cadena de hamburguesas; de hoteles en la zona de Teotihuacán; respaldó a los campesinos de Monte Albán en la protección de esos terrenos para uso agropecuario; promovió el rescate del río Atoyac, contaminado por aguas negras; en 2004 entregó más de 400 mil pesos al Jardín Etnobotánico de Oaxaca.

También se manifestó a través de una actividad cultural por la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, creando el mismo número de papalotes, diciendo que si los estaban buscando en la tierra y en el mar, también deberían buscarlos en el aire.

Sin duda partió uno de los más grandes artistas mexicanos de todos los tiempos, los reconocimientos que obtuvo en vida no serán suficientes para reconocer el legado que ha dejado en sus obras y entre sus pupilos. Su herencia artística y cultural permanecerán por generaciones en nuestro país.

La obra de Toledo lo convierte en un hombre que trasciende y hace trascender a su natal Oaxaca y a México en el mundo. Su obra es patrimonio del mundo y orgullo de México.