Un partido pequeño

  • Víctor Reynoso
Su presencia en el poder nunca había estado tan mermada como ahora.

Víctor Reynoso

Profesor de la UDLAP

La elección de los dirigentes nacionales del PRI pasó casi desapercibida. No generó interés en la opinión pública. Algo que llama la atención, pues el país está necesitado de balances y contrapesos a un gobierno que no quiere tenerlos, y que corre el riesgo de tomar decisiones disparatadas con graves consecuencias a mediano y largo plazo. Es de partidos como el PRI donde se podrían encontrar esos contrapesos y esos balances.

La causa de esta falta de interés se explica solo parcialmente porque el partido está en su peor momento. Su presencia en el poder nunca había estado tan mermada como ahora. Nunca su número de gobernadores, senadores y diputados había sido tan pequeño como el actual.

La explicación está, más que en lo anterior, en la propia actitud del partido. No ha querido enfrentarse y limitar al presidente López Obrador. No ha sido una voz crítica ante uno de los gobiernos que más preocupación han generado. Las críticas de José Narro Robles, que denunciaban una subordinación del PRI al actual presidente, y que sonaban exageradas, parecen tener razón. Se ha llegado a hablar de alguna reunión entre los gobernadores priistas y el jefe del ejecutivo para avalar al entonces candidato, hoy presidente nacional del PRI.

No ha querido tampoco enfrentar con autocrítica sus errores recientes, como los numerosos actos de corrupción de los que sus gobernantes han sido acusados.

Tampoco ayuda la forma en que se dio la elección y su resultado. Es sabido que los partidos políticos no tienen, en general, un padrón de militantes confiable. Los mismos priistas han admitido, después de la elección, que su padrón estaba inflado, por eso el porcentaje de votación fue tan bajo (27%).

Bien se ha dicho que una cuestión clave en una democracia es la aceptabilidad de la derrota: que las cosas sean tan claras que al derrotado no le quede más que admitir que perdió. No es el caso, pues Ivonne Ortega, la principal adversaria del ganador Alejandro Moreno Cárdenas, no se ha conformado con el resultado y ha señalado diversas irregularidades.

De acuerdo con lo publicado por la prensa el día de hoy, Moreno Cárdenas tiene casi el 88% de los votos válidos. Un porcentaje cercano a lo que en el siglo pasado se conocía como elecciones soviéticas. No hay un país democrático donde alguien gane con esos porcentajes. Ciertamente no fue una elección nacional, sino interna a un partido. Pero aun así los números dan lugar a suspicacias fundadas.

Por su actitud frente al actual poder ejecutivo, por la forma y los resultados que adquirió su elección interna, por los dichos de algunos de sus dirigentes y militantes, el PRI parece haber decidido ser un partido pequeño. Recuerda más al PARM del siglo pasado que al partido que le dio tono y ritmo a la política del país, o que se reflejó ese tono y ese ritmo.

Es de esperar que eso cambie, en un momento en el que necesitamos instituciones sólidas, para evitar que nos alejemos cada vez más de ser un país de instituciones y leyes para acercarnos a un país del hombre fuerte.

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Víctor Reynoso

El profesor universitario en la Universidad de las Américas - Puebla. Es licenciado en sociología por la UNAM y doctor en Ciencia Social con especialidad en Sociología por El Colegio de México.