Depositemos en los jóvenes la esperanza de un mundo mejor

  • Fernando Manzanilla Prieto
El primer compromiso debe enfocarse en el acceso a una educación con calidad.

Fue en el año de 1999 cuando la Asamblea General de las Naciones Unidas decretó que el 12 de agosto se conmemorara el Día Internacional de la Juventud, con el objetivo de hacer un llamado a todos los países del mundo sobre los distintos problemas que enfrenta el joven y con eso comprometer el desarrollo de políticas públicas a su favor.

De acuerdo con los datos de la ONU actualmente existen aproximadamente 180 millones de jóvenes de entre 10 y 24 años.  

En México, de conformidad con los números del INEGI, hay cerca de 30.6 millones de jóvenes con edades que van de los 15 a los 29 años, ellos, representan el 25.7 por ciento de la población.

A nivel mundial y nacional podemos analizar que los jóvenes significan una población muy alta, sin embargo, sus condiciones no han mejorado y por el contrario los retos de educación, salud, empleo y seguridad para dicha población son mayores.

En nuestro país, el 33 por ciento no estudia y tampoco tiene un desempeño laboral. Sin duda, como gobierno, esta es una de las problemáticas que se deben atender con urgencia. El gobierno federal en su atención implementó el Programa Jóvenes Construyendo el Futuro; esto es importante, pero debemos apostar por ejecutar más políticas públicas transexenales que resuelvan de fondo este tema.

Son tres objetivos a seguir, los que con una verdadera estrategia y, de la mano gobierno e iniciativa privada, pueden mejorar las condiciones de los jóvenes.

El primer compromiso debe enfocarse en el acceso a una educación con calidad que prepare personas íntegras, con conocimiento técnico, acompañado de habilidades y competencias para la formación profesional. Debemos apostar por formar hombres y mujeres de bien, capaces de elegir con libertad lo que es mejor para ellos, personas, que cuando salgan al mundo laboral puedan responder a los retos.

Debemos ser un Estado que apueste completamente, como ya lo hemos platicado en columnas anteriores, por el emprendimiento, con programas que permitan a los jóvenes acceder a preparación, financiamiento y facilidades para empezar sus propios negocios de manera formal y sean ellos mismos los generadores de nuevos empleos y, en consecuencia, aportadores de una mejor economía.

Por otro lado, tenemos que ser capaces de diseñar políticas públicas y programas de desarrollo que tengan por objetivo la estabilidad laboral para los jóvenes.

San Juan Bosco decía: “Si queremos tener una buena sociedad, debemos concentrar todos nuestros esfuerzos en educar a los jóvenes. La experiencia me ha enseñado que cuidar de los jóvenes es el único camino para conseguir una sociedad civil sostenible”.

Coincido con sus palabras, veo en los jóvenes el ánimo de mejorar nuestro entorno, encuentro en ellos la felicidad y el amor que tanta falta le hace a la sociedad, pongo en su ser la esperanza de construir un mundo mejor, asumamos el compromiso con la juventud poblana de hacer de nuestro Estado el mejor lugar para sembrar su futuro; ellos, deben ser nuestra prioridad, nuestra inspiración.

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Fernando Manzanilla Prieto

Soy Fernando Manzanilla Prieto, desde hace 20 años la vida me ha dado el privilegio de servir a las familias poblanas. Mi mayor anhelo es que a mí Estado le vaya bien.