Combate al huachicol, desde la opacidad y mínima transparencia

  • Lucero Hernández
Desde noviembre de 2018, Pemex dejó de reportar el número de las tomas clandestinas en sus ductos

Anunciar una estrategia contra el huachicol, asegurando que es un delito de grave riesgo para el país, pero sin transparentar el reporte de tomas clandestinas y cerrando todo canal de difusión sobre los donativos de gasolina a gobiernos estatales y municipales, ¿es posible? Para Pemex, sí.

Si a esto le sumamos la opacidad en la que opera la principal empresa productiva del Estado, su política de propiedad y objetivos, así como la entrega de información por tipo de contrataciones, y las evaluaciones del desempeño del Consejo de Administración, más que Empresa del Estado, parece un ente donde los ciudadanos de ser accionistas pasan a ser enemigos públicos, donde la secrecía es de mayor valor.

Desde noviembre de 2018, Pemex dejó de reportar el número de las tomas clandestinas en sus ductos, que era posible seguir a través de su sitio web. Ahora la única posibilidad para acceder a esa información es por solicitudes vía transparencia, ¿la razón? No se entiende en medio del declarado combate del gobierno federal que encabeza Andrés Manuel López Obrador al huachicoleo ¿no es justo el momento de que exista mayor transparencia?

El registro de tomas clandestinas no es información de seguridad nacional como para cerrarla, pero esa fue la decisión. Tema similar ocurre con el listado de donativos de combustible a gobiernos, no es posible acceder a él ahora cuando antes era público. ¿Qué se busca esconder?

Austeridad llevada al acceso a la información, parece la justificación, no entendible del gobierno actual que reconoció el delito como un eje importante de acciones de gobierno, y si bien para la administración pasada no era tal el reconocimiento del huachicol, la información sí estaba disponible.

En medio de esta opacidad, la organización México Evalúa realizó una labor titánica en solicitudes de información dirigidas a Pemex y empresas productivas de otros países con figura similar a Pemex, a fin de conocer sus mecanismos de acceso a la información. Al ejercicio se sumaron entrevistas directas a consejeros, directivos y empleados; los hallazgos arrojan un escenario poco favorecedor para lo que se pensó cambiaría con la reforma energética de 2013.

El resultado: la calidad de las prácticas de transparencia corporativa de Pemex es insuficiente. Apenas 28 por ciento de un total de 100, del tabulador que aplicó México Evalúa en su Índice de Transparencia Corporativa, para el que se revisaron 50 variables de transparencia y difusión de la información.

En lugar de utilizar la información como herramienta para generar mayor valor a la empresa, es todo lo contrario. No se genera certidumbre, cuando en Transparencia Internacional es un elemento muy valorado en el combate contra la corrupción. Hay nula difusión de la información, y en suma, ésta no es accesible para un público inexperto. Si un ciudadano busca acceder al sitio web de Pemex, no logrará comprender el tipo de información, por la forma en la que ésta es presentada.

Poca accesibilidad y mínima confiabilidad tiene Pemex, que además en el comparativo con empresas similares como la petrolera Equinor de Noruega, en materia de Recursos Humanos, la pobreza en información es mayor: de 15 variables, donde Equinor cumple con todas, Pemex sólo con 5, es decir, carece de datos.

La conclusión es para preocuparse. Antes de la reforma energética, la información y transparencia en la operación de Pemex era más asequible que ahora. Sin duda, los hallazgos de México Evalúa permitirán encontrar fallas para mejorar el diseño corporativo; el tema está en si lo aceptará la actual administración.

*Periodista y especialista en medios digitales. Editora general de Datamos.com.mx, periódico digital. Contacto en @Luz_HernandezG.

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