La crítica es una mierda

  • Rafael Gómez Olivier
Nuestras opiniones deben estar basadas en conocimiento y experiencia real

Hace no mucho decidí involucrarme en un proyecto político que considero increíble y que sentía necesario para mi experiencia de vida, así que la decisión fue detenerme un poco para vivirlo o más bien andar algunos pasos en este camino. 

Siempre he creído y fui educado para pensar que nuestras opiniones deben estar basadas en conocimiento y experiencia real, así que esa fue la principal razón junto a una amistad añeja de esas a las que no se les falla nunca para iniciar algo en lo que nunca pensé participar.

Pero él como van las cosas o el como se piensa deben hacerse no es el motivo de escribir esta columna, gracias a esta experiencia he observado una de las aristas menos gratas del este trabajo y lo digo así por condescendencia, y ella ha sido observar la pérdida de privacidad  de amigos que estimó, compañeros con los que convivo y también personajes con los que no concuerdo por creer y ver la política de manera diferente, pero que no por ello pierden el derecho a una vida personal que contenga lo que contenga no tiene ni debería ser objeto de crítica para nadie sin importar el motivo.

Nadie merece ser juzgado o percibido por situaciones, errores o momentos que todos como seres humanos poseemos, nadie debería ser sometido a la opinión pública por el simple hecho de que existen cuestiones que siempre deben permanecer en el secreto de la intimidad y de quienes solo debería importarnos la capacidad intelectual, estructura profesional y valor moral que poseemos quizás la trayectoria como apasionados de nuestras áreas y peleas pero jamás por como sentimos, vivimos o nos equivocamos con las personas que amamos o nos relacionamos, no debería ser objeto de crítica y mucho menos para quien ignora bajo qué circunstancias y contextos se ha pasado por ello.

Quien es ajeno a nuestra vida se encuentra incapacitado física y moralmente para tener un juicio o perspectiva, una persona no es quien describen las palabras de otros, una persona es la idea y estilo con que plasma hechos e influye en los demás, es la manera con que deja acciones en este planeta, y solo por eso además del vigor y constancia con que lo realice es por lo que podrá ser o no  juzgado.

Se que esa crítica sin estructura jamás nace del razonamiento, el conocimiento o incluso del sentido común, lo que suena y se lee mal siempre viene del prejuicio, el complejo, el dolor y la frustración de no hacer nada mientras otros intentan algo y de esto nace la peor y más baja descalificación, la que se aleja del cerebro y se aloja en el dolor profundo de alguien que con experiencia nula y resentimiento agudo solo aspira a lastimar el físico, el autoestima y la vida familiar de otros para aliviar las frustraciones propias.

Ninguno de nosotros es ajeno a caer en esta situación en un mundo tan interconectado, estamos o nos sentimos obligados a tener una opinión y tendencia a temas cuya decisión aún no está definida en nuestros parámetros pero aceptarlo sería más criticado que emitir un juicio cualquiera.

Creen que para formar parte activa de esta sociedad solo se debe publicar y escribir en redes sociales aunque no exista fundamento, hemos olvidado la importancia del argumento, lo indispensable del conocimiento y lo básico de la educación que se necesitan antes de formar una postura y presumir una ideología.

En lo personal hago esta columna sin un interés personal de defender a nadie o justificar alguna acción propia, es un tema que a título personal me parece una erosión en la sociedad y nuestra integridad, no es posible que un send en el móvil o un enter en el Ipad puedan destruir una vida.

No soy ingenuo y tampoco creo que por pertenecer al mismo país, estado o municipio debemos estar de acuerdo en todo, pero nuestra historia nos ha enseñado que el respetar nuestras diferencias e intimidad ha hecho luz y esperanza al mundo para quienes las aplican y ha hundido y terminado a quienes las ignoran, dejándolos solo con la posibilidad de actuar bajo el anonimato de un perfil falso o una máscara ridícula de defensor del pueblo que lejos de hacerlo solo lastima y degrada el trabajo de quienes en verdad viven o vivimos de hacer críticas fundamentadas, documentadas y apasionadas. 

Este mundo nos ha parado frente a personas y temas que van más allá de la diferencia de creencias políticas, no me considero izquierda o derecha, más bien libertario e idealista y también me debaten en la mente posturas como el aborto, la adopción por parte de parejas gay o la eutanasia, a cuyas situaciones debo aceptar mis posturas aún nacen solo de lo intelectual y necesario para avanzar como sociedad que de lo instintivo de mis creencias y entrañas en donde aún tengo reservas, encuentro esas opiniones en un proceso difícil de aceptación pero en las cuales trabajo cada día para remediarlo.

Solo puedo instar a que como sociedad seamos críticos, pero que también seamos inteligentes con la libertad que tenemos para ejecutar esa libertad.

No destruyamos a quien no conocemos solo por el rencor o el dolor, la vida es un vuelco de posiciones y no siempre estaremos donde estamos, no siempre seremos lo que somos, pero si siempre debemos ser dignos, sinceros y firmes con las convicciones que tenemos en ese momento.

@RafaGoli.

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Rafael Gómez Olivier

Presidente y CEO Social Business, conferencista sobre emprendimiento. Cocreador del concepto IdeasParty.  Creador del concepto Mundo emprendedor: Congreso que llevó educación empresarial a más de 12 municipios en Puebla. Creador de Unfollow