Un año de hiper liderazgo personalista

  • Juan Luis Hernández Avendaño
López Obrador ejerce un hiper liderazgo muy por encima de su partido y de las instituciones

Andrés Manuel López Obrador tomó el liderazgo de la opinión pública desde su discurso de victoria del 1 de julio de 2018. No lo ha soltado desde entonces. Se combinan dos factores que lo explican. Por un lado, AMLO se adueñó de una narrativa hegemónica que interpreta a su manera tanto la realidad de México como sus propias acciones y dediciones de ge obierno. Por otro, desde aquélla noche del 1 de julio del año pasado, tanto el PAN como el PRI desaparecieron como partidos agregadores de intereses. Parece que perdieron el pulso del país, están ensimismados, confundidos, divididos, le dejaron la arena pública a AMLO.

López Obrador ejerce un hiper liderazgo muy por encima de su partido y de las instituciones en general. No es el único. En el mundo la tendencia es el dominio de los liderazgos personalistas ante el declive en la legitimidad de los partidos políticos y los gobiernos. Trump, Macron, Merkel, Putin, son algunos ejemplos de liderazgos que marcan coyunturas o épocas con su estilo particular de gobernar, que no encuentran límites ni en las burocracias ni en los partidos. AMLO nunca se sintió cómodo ni en las oficinas ni en las instituciones. Será un presidente de la plaza pública, de la calle, de los recorridos terrestres y aéreos por todo el territorio nacional.

A 7 meses de gobierno efectivo, un año de gobierno de facto, AMLO ha logrado imponer su política simbólica, empezando por la auto denominación de su movimiento hecho gobierno: la 4ta transformación. Cualquier cosa que signifique este eslogan, amlovers y antipejes se refieren a ella, se posicionan a favor o en contra. López Obrador está dando clases de comunicación política, está gobernando con una producción discursiva que construye una percepción. En tiempos de noticias falsas, redes sociales, exceso de información, la percepción es la reina de la interpretación.

El nuevo gobierno acertó en poner sus dardos en los salarios de privilegio de la burocracia dorada, en eliminar las plazas de miles de aviadores, en publicar la lista de los periodistas al servicio del viejo régimen, en desacralizar la figura presidencial y abandonar Los Pinos. Las conferencias mañaneras han hecho de AMLO el único presidente en el mundo que enfrenta a los medios con sus datos, que acepta todo tipo de preguntas y que hace rendir cuentas o expone a sus secretarios de estado. Las mañaneras se han convertido en el ritual sustantivo de la 4T.

Pero los errores y los desaciertos también han marcado este año. La cancelación del negocio del nuevo aeropuerto en Texcoco fue un buen manotazo en la mesa, pero Santa Lucía no es mejor. Los megaproyectos incluidos la refinería de Dos Bocas y el Tren Maya son proyectos desarrollistas que ofrecen más dudas que certezas.

La política presupuestal de “tierra rasa” ha afectado a los sectores que le dieron el voto a AMLO, particularmente en los servicios de salud, ciencia y tecnología, atención a la infancia. Hay buenas noticias en la inversión extranjera, en la relación peso dólar y en las reservas internacionales, pero malas en la certidumbre de la economía y en las licitaciones abiertas a contratos multimillonarios.

Se abren expectativas del nuevo fiscal para investigar Ayotzinapa pero se tienen dudas de si la persecución a Lozoya es más mediática que real para hacer cuentas con el gobierno de la corrupción. La violencia que se recrudeció en éstos meses no ofrece aún indicadores para evaluar a este gobierno pues siendo una variable estructural habrá que esperar la apuesta de la Guardia Nacional. Es pronto para evaluar con cierta objetividad lo que la 4T lleva de camino, pero hay elementos para visualizar que el sexenio será el sexenio más disruptor de la historia moderna de México.

*Politólogo, Director del Departamento de Ciencias Sociales de la Ibero Puebla.

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Juan Luis Hernández Avendaño

Politólogo, director general del Medio Universitario de la Universidad Iberoamericana Puebla y profesor-investigador de Ciencias Políticas por la misma institución.