Educación y calidades humanas

  • Juan Martín López Calva
Personas humanas con virtudes y defectos, entusiasmos, motivaciones, lealtades, resistencias...

“La educación es esencialmente un asunto de calidades humanas, el Estado, esa entidad aparentemente tan poderosa, es en realidad impotente para educar, sólo crea condiciones favorables; quienes educan son siempre personas, independientemente de quién les pague su salario. Personas humanas con virtudes y defectos, entusiasmos, motivaciones, lealtades, resistencias, prejuicios, vanidades y ruindades”.

Pablo Latapí Sarre

La semana pasada escribí en este espacio sobre el contraste deprimente que se presentaba entre los consejeros del extinto Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE) y los personajes que habían sido elegidos por el Senado como candidatos para asumir los puestos equivalentes en el nuevo organismo responsable de la revaloración del magisterio y la mejora continua del sistema educativo.

Afortunadamente, ante el enorme reclamo social que se generó por las evidentes irregularidades que presentaron los expedientes de varios de estos candidatos, como el plagio o la presentación incompleta del ensayo de exposición de motivos, los senadores reconsideraron su postura inicial de llevar adelante el proceso de elección de los nuevos funcionarios y tomaron la acertada decisión de reponer este proceso.

Tengo la esperanza de que esta decisión haya sido tomada con plena conciencia de la necesidad de elegir para el consejo técnico y para la junta directiva de esta nueva institución a los mejores perfiles posibles para que esta institución cumpla de manera eficaz y comprometida la misión que la (contra) reforma educativa del gobierno entrante le ha asignado.

Para que esta esperanza se vuelva realidad tendría que realizarse una consulta bien enfocada entre los investigadores y expertos en el campo educativo tal como se realizó en el sexenio pasado la que llevó a generar los listados de posibles aspirantes a ocupar los cargos de consejeros en el INEE, que podrán ser criticados por muchas razones pero no por carecer de la preparación, el nivel y el compromiso académico relevantes para desempeñar una responsabilidad tan alta como la que tuvieron y en la que desde mi punto de vista, realizaron, con todo y los errores que son propios de todos los seres humanos, un trabajo técnicamente muy eficiente y éticamente impecable.

Porque la educación es un asunto de calidades humanas, como indica Latapí en la cita que sirve de epígrafe al artículo de hoy y si se está creando un nuevo organismo que busca ser el garante de la mejora continua de nuestro sistema educativo, esta institución debe estar dirigida y asesorada técnicamente por las mejores personas tanto en términos académicos como éticos y humanos.

Como afirma la misma cita, el Estado es una entidad que aunque sea aparentemente muy poderosa, es incapaz de educar pero tiene la misión de crear las condiciones favorables para que el misterio y la magia del proceso educativo sucedan cotidianamente en cada una de las escuelas y en todas las aulas del país.

El nuevo organismo de mejora continua de la educación será uno de los brazos fundamentales del Estado Mexicano para crear estas condiciones adecuadas y necesita por ello, ser dirigido por personas idóneas que tengan los conocimientos, la experiencia y la integridad indispensables para saber cómo generar estas condiciones en un contexto político, económico y social especialmente complicado como es el de nuestro país hoy.

Ojalá el Senado busque en esta reposición del proceso de selección a personas humanas con virtudes y defectos, entusiasmos, motivaciones, lealtades, resistencias, prejuicios, vanidades y ruindades como todas, pero con una capacidad y un compromiso probados que manden el mensaje de confianza que tanto necesitamos en estos momentos para renovar el entusiasmo y el compromiso con la construcción de una educación con la calidad y la pertinencia que promuevan la construcción de una sociedad más justa, equitativa e incluyente.

Solamente así podremos ir superando progresivamente esta cultura que un docente en alguno de mis cursos llamaba del cumplimiento porque se compone de dos elementos: cumplo y miento. Cumplo con lo que estricta y explícitamente me piden las autoridades educativas pero no hago absolutamente nada más aunque mis alumnos lo requieran con urgencia y miento con un discurso y una manera de actuar que finge un interés y un compromiso con la formación de los niños y jóvenes que en realidad no pienso ni siento.

Personas adecuadas que construyan la institución adecuada para generar las condiciones necesarias y suficientes para la transformación real de la educación mexicana hacia un sistema de excelencia con visión de equidad, justicia e inclusión.

Pedir esto en el México de nuestros días parece un milagro, pero como bien decía Chesterton, lo más increíble de los milagros es que a veces suceden.


Latapí, P. (2008). ¿Pueden los investigadores influir en la política educativa? Revista Electrónica de Investigación Educativa, 10 (1). Consultado el día de mes de año en: http://redie.uabc.mx/vol10no1/contenido-latapi2.html

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Juan Martín López Calva

Doctor en Educación UAT. Tuvo estancias postdoctorales en Lonergan Institute de Boston College. Miembro de SNI, Consejo de Investigación Educativa, Red de Investigadores en Educación y Valores, y ALFE. Profesor-investigador de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP).