Vittorios no es pet friendly, ni en la calle

  • Alejandra Fonseca
Problemas cuando una persona con discapacidad y perro de asistencia quiere comer.

Es muchos países es una tendencia que hoteles, restaurantes y centros comerciales sean pet friendly -mascota amigable- que significa que los negocios o establecimientos comerciales que se sienten identificados con esta filosofía, permiten el ingreso de seres humanos en compañía de perros y gatos domesticados. Estos lugares son espacios de tolerancia y cuentan con áreas específicas para que los animales tengan comodidades –agua y elementos primordiales para la recolección de sus desechos—con una serie de normas; que no sean agresivos, que porten elementos de seguridad y estén limpios y sanos. Hay que aclarar que una cosa es ser pet friendly y otra muy distinta que personas con discapacidad requieran la compañía permanente de perros de asistencia para su vida cotidiana, y deban tener acceso a los lugares donde sea necesario.

En Puebla esta tendencia de lugares pet friendly va en aumento pero se presentan problemas cuando una persona con discapacidad y perro de asistencia quiere comer donde no se toleran animales ni en la calle.

Ayer a la hora de la comida llegó un señor de la tercera edad con discapacidad visual y brazo y pierna derechas inmóviles, con su perro de asistencia y una acompañante. Se sentaron en las sillas que Vittorios tiene afuera de su local sobre la calle 2 sur en los portales. De inmediato una empleada del restaurante le señaló al señor que no estaban permitidos perros. El habla del señor no era fluido y su acompañante respondió a la señorita que el perro era de asistencia y el señor lo requería, además de que con el calor no podían dejar al animal en ningún lugar por el momento. La señorita insistió que no estaba permitido y que por favor se retiraran.

La acompañante se levantó, se introdujo al establecimiento y pidió hablar con el gerente a quien le dijo que su primo requería la asistencia del perro que lo acompañaba, que estaban en las mesas de la calle y que si les permitía comer. El gerente respondió que no estaban permitidos los perros ni en la calle, a lo que la prima aseveró que era un perro entrenado para asistencia y repitió que estaban en las mesas de la calle y que por el momento no podían dejar al animal en ningún otro lugar. El gerente reiteró que no estaba permitido y se tenían que retirar. A lo que la prima rezongona, dijo que por qué en la calle no, ¡si era de todos! Y el gerente rezongón, dijo la calle estaba asignada a Vittorios y así tenía que ser.

Se levantaron y comieron una deliciosa hamburguesa del local de junto Burger King, que si les permitió sentarse en las mesas de afuera y tener al adorable perro a su lado.

alefonse@hotmail.com

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Alejandra Fonseca
Psicóloga, filósofa y luchadora social, egresada de la UDLAP y BUAP. Colaboradora en varias administraciones en el ayuntamiento de Puebla en causas sociales. Autora del espacio Entre panes