Populismo

  • Adela Cerezo Bautista
Ideologías tanto de derecha como de izquierda se disputan su paternidad

En estos tiempos políticos no hay discurso nacional o internacional, en dónde no aparezca la palabra POPULISMO y junto con ella o bien, la advertencia del daño que le hace a las sociedades y a la democracia o lo necesaria que es su aplicación.

Ideologías tanto de derecha como de izquierda se disputan su paternidad, todo en aras del “pueblo”. Ejemplos hay muchos tanto en América como en Europa y en el resto del mundo.

Y cómo México no es la excepción, desde el inicio de la llegada de MORENA al poder, es el “pueblo” por añadidura “sabio” el que toma las decisiones: lo mismo cancelar el proyecto de un nuevo aeropuerto; aprobar los proyectos del Tren Maya o de la refinería de Dos Bocas o de lo que sea necesario, como impartir justicia, a quien apoyar económicamente y a quien vetar y así un largo etcétera.

Aunque se dice que en política no hay casualidades, ¿las habrá en la historia o en la cultura?, la pregunta viene a colación porque recibí de obsequio un libro (El Pueblo soy yo) cuyo autor (Enrique Krauze), dedica un capítulo precisamente al populismo.

Cabe aclarar que el autor señala que éste (el capítulo referente al populismo) fue publicado en forma de decálogo en un artículo en octubre de 2005 en un diario de circulación nacional, por lo que cualquier semejanza con la realidad nacional es “mera coincidencia”.

Juzgue el lector

 1) El populismo fabrica la verdad, llevan hasta sus últimas consecuencias el proverbio latino vox populi, vox Dei, pero como Dios no se manifiesta todos los días y el pueblo no tiene una sola voz, el “gobierno popular” interpreta la voz del pueblo. Confunden la crítica con la enemistad militante, por eso buscan desprestigiarla, controlarla o acallarla.

2) El populista no solo usa y abusa de la palabra, se apodera de ella, es el vehículo específico de su carisma. El populista se siente el intérprete supremo de la verdad general y también la agencia de noticias del pueblo.

3) El populismo exalta al líder carismático, no hay populismo sin la figura del hombre providencial que resolverá los problemas del pueblo.

4) El populista, en su variante latinoamericana, utiliza de modo discrecional los fondos públicos. No tiene paciencia con las sutilezas de la economía y las finanzas.

5) El populista, una vez más en su variante latinoamericana, reparte directamente la riqueza. El líder populista no reparte gratis: focaliza su ayuda y la cobra en obediencia.

6) El populista alienta el odio de clases.

7) El populista moviliza permanentemente a los grupos sociales. El populismo apela, organiza, enardece a las masas. Siempre aparece “su majestad el pueblo” para demostrar su fuerza y escuchar las invectivas contra los malos de dentro y de fuera.

8) El populismo fustiga por sistema al “enemigo exterior. Inmune a la crítica y alérgico a la autocrítica.

9) El populismo desprecia el orden legal. Una vez en el poder el caudillo tiende a apoderarse del Congreso.

10) El populismo mina, domina y en último término, doméstica o cancela las instituciones y libertades de la democracia. El populismo abomina de los límites a su poder, los considera aristocráticos, oligárquicos, contrarios a la voluntad popular.

Insisto cualquier semejanza con la actualidad nacional es mera coincidencia. ¿Ud. Lector que opina?

Opinion para Interiores: 

Anteriores

Adela Cerezo Bautista

Primer Contralora Estatal, Contralora en Puebla capital, Delegada federal, Diputada federal, Delegada del CEN y Secretaria General del PRI en Puebla.