BUAP, relación Estado, Universidad y Sociedad

  • Nicéforo Rodríguez Gaytán
En esta relación y asociación de interdependencia, no siempre se ha sido coincidente

Es impensable disociar el modelo económico de la función social de la universidad pública y lo que el estado desea de ella en su quehacer sustantivo, la docencia, la investigación, extensión y difusión de la cultura. Como generadora de saber científico especializado, investigación aplicada, formación de profesionistas debe contribuir al desarrollo del modelo económico. En esta tesitura, todo proyecto de universidad tiene implicaciones políticas.

En esta relación y asociación de interdependencia, no siempre se ha sido coincidente, la hoy BUAP, mantuvo épocas polémicas, de tensión, crispación, de inestabilidad entre los distintos poderes, en su reconversión en los años 80 del siglo XX, durante más de tres décadas a la fecha,  la universidad pública se ha convertido en aliada inseparable del fortalecimiento del poder y sus elites políticas, pervirtiendo su naturaleza, su esencia como una institución académica libre, plural, democrática y verdaderamente autónoma.

Su porvenir histórico, se ha movido en dos vertientes: la complacencia de la política educativa dictada desde el poder o; impulsar un Proyecto Alternativo, al “oficial”, para que, desde el saber especializado y los resultados de la investigación científica se contribuya a resolver los problemas que más aquejan a la sociedad. Se ha impuesto un corporativismo, sumisión, pleitesía y culto al poder gubernamental en beneficio de las autoridades universitarias y en demerito a los jóvenes que aspiran estudiar para ser profesionistas.

Quienes han contribuido en la BUAP, a la perversión del proyecto cultural más importante de la sociedad poblana ha sido la clase política universitaria que se enquisto en la estructura de poder universitario, para convertirla en una caja de resonancia de los gobernadores en turno, asumiendo un comportamiento sumiso, entreguista, apologético, para que, con el beneplácito del poder estatal, hacer negocios privados con recursos públicos.

Desde que llego José Doger Corte a la rectoría (1990) hasta 2019, la clase política universitaria se ha reciclado cada periodo rectoral, esta circulación ha sido posible por una legislación universitaria que permite la centralización, el patrimonialismo y autoritarismo para permanecer en el poder. Es un diseño institucional que teniendo como base la designación de rectores sustitutos por dos años, se garantiza que una misma persona pueda tener   reelección por dos periodos inmediatos, acumulando hasta 10 años en el poder universitario.

Este diseño autoritario ha hecho posible que los grupos de poder universitario, utilicen recursos públicos de la universidad para sus ambiciones políticas, convirtiéndola en un botín político, en una plataforma de lanzamiento de sus aspiraciones políticas. La BUAP, en la práctica se ha convertido en una institución bajo control político, bajo el asedio de grupos de interés y sin proyectos académicos estratégicos que contribuyan a resolver problemas económicos, sociales y tecnológicos del estado de puebla.

Por su función social en beneficio de la sociedad, el estado debe subsidiar la educación superior, otorgar recursos a la Universidad con suficiencia y oportunidad para el desempeño de sus actividades. La Universidad tiene la obligación de aplicar sus recursos en la consecución de su objeto; administrándolos con probidad, honradez, transparencia, eficiencia y eficacia. El estado puede legislar sobre las necesidades sociales que deben ser cumplidas por las universidades públicas a cambio de apoyar con más recursos públicos a esta tarea sustantiva.

La expansión de la cultura universitaria debe redefinir la relación entre Estado y universidad, donde están en juego la libertad, el progreso y el bienestar social.

Crear, difundir, defender y tratar de consensar las nuevas formas de relación entre autoridades y comunidad universitaria, ajenas a la violencia, imposición, abuso de poder y violación de derechos universitarios, es una tarea universitaria.

La relación Estado Universidad no es una relación fácil, no puede instituirse como una asociación entre vencidos y vencedores, tampoco de subordinación y sumisión, de dominados y dominadores pues estado y universidad tienen exigencias no siempre compatibles, en determinados casos el enfrentamiento ha llegado a ser violentos, las opciones de uno y otra se han enfrentado sin llegar a acuerdo alguno. Hecho que no niega la conciliación de fines para bien de la sociedad con beneficios mutuos, para bien del desarrollo económico y social del país. Institucionalmente la base de la correspondencia de fines, es el respeto, la coordinación, la cooperación, donde con responsabilidad cada quien    debe cumplir con su competencia, facultades, con su función social en bien de la sociedad.

Sabemos que no puede haber una autentica racionalidad sin la libertad de pensar, hablar y publicar, ello, solo es posible con una garantía plena por el   respeto al Estado de Derecho, garante de derechos civiles y libertades políticas. En el mundo moderno es inconcebible un estado fuerte que no incluya una universidad libre, ni una universidad libre que no esté incluida en un estado fuerte, no puede existir una universidad antidemocrática en un estado democrático de derecho. El cambio del modelo económico, de régimen político, de un nuevo diseño institucional que se está impulsando en el ámbito federal y estatal, debe ser para los universitarios de la BUAP, un hecho de la nueva realidad, para impulsar cambios profundos en la institución que deje en el pasado lo anacrónico de mantener una institución académica al servicio del poder político y de una clase política universitaria que ha demostrado ser depredadora, miserable con la educación pública.

En un contexto de alternancia política, cambio verdadero, cambio de régimen político, la universidad debe convertirse en una institución abierta, libre, preocupada por los problemas del país y del estado aportando soluciones y profesionistas que resuelvan problemas regionales, municipales. Una relación de coordinación, colaboración, de interdependencia y apoyo para beneficios de la sociedad y sus familias, que coadyuve hacia la construcción de una sociedad incluyente que pueda acercarse un poco más a la paz, tranquilidad y bienestar que aspiramos.

Dejar atrás el modelo educativo, injusto, excluyente, inequitativo, autoritario, que ha llevado al empoderamiento de un gobierno universitario gerencial que confunde a la institución académica con una empresa constructora de obras y agencia de remodelaciones de la infraestructura física.

Autonomía no puede ser sinónimo de autoritarismo, corrupción, negocios privados, nepotismo, violación de los derechos universitarios, fomentar deliberadamente una cultura de la ilegalidad.

Un Consejo Universitario creado como máximo órgano colegiado de gobierno deliberativo y con facultades de nombrar o destituir al Rector, funcionarios y directores, no puede ser rehén o deberle sumisión a ninguna autoridad universitaria, negaría su propio origen. El contralor, el tesorero, la abogada general, el defensor de los derechos universitarios son funcionarios que responden al Consejo Universitario, no al rector en turno.

 Frente a la descomposición institucional del presente, es imprescindible romper con el modelo educativo gerencial, corresponde a los universitarios impulsar una profunda reforma a la Ley de la BUAP, el Estatuto Orgánico, conjunto de reglamentos, en especial el de elección y nombramiento de autoridades personales, la reforma legislativa debe estar dirigida a reorientar la función social de la institución bajo los principios de justicia social, derecho humano, inclusión, equidad, igualdad de oportunidades, ampliación de la cobertura educativa en el estado. Eliminar la reelección de autoridades universitarias, por ser la base de integración de grupos de intereses, redes de vínculos para realizar negocios al amparo del poder universitario, que solo buscan beneficios particulares en detrimento de la esencia de la universidad pública.

El actual Rector, Alfonso Esparza no puede reelegirse más, tiene que abandonar el poder universitario, con él, sus funcionarios que han conducido a la BUAP en más de 6 años y lo que falta.

 Una demanda de la comunidad universitaria que circula como mala noticia, es que sea otro universitario con los méritos para ser rector, menos algún funcionario que tenga lazo, vinculo o haya servido al que ya se va. Para otros universitarios, ni marinistas, ni morenovallistas.

Lamentable esta percepción, pero seguramente sin exclusión, en su momento las urnas hablaran y muchos se irán al cementerio de las elites.

nish76@hotmil.com

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Nicéforo Rodríguez Gaytán

Líder estudiantil. Miembro del PSUM, PMS, PRS y PRD. Estudió de nivel medio, superior y Posgrado en la BUAP. Doctor en Ciencias Políticas UNAM. Profesor investigador, Facultad de Derecho y C.S. BUAP