Es educación

  • Alejandra Fonseca
Qué pena que una civilización tan rica no haya podido educar a su gente.

Platicaba con una antropóloga que está realizando su tesis en el estudio de basura y desechos antiguos para decodificar lo que comían nuestros antepasados en Puebla, tesis que me pareció impresionante. Comenté que era increíble que al raspar en las paredes de los hornos de las cocinas antiguas pudiera descubrir qué comían los habitantes de esas casas. Añadí que era asombroso que todas las actividades humanas, de todos los tiempos, dejaran rastro en nuestro planeta, sin excepción. Que nada se iba de una vez y para siempre.

Ella afirmó que igual iba a suceder con los desechos de plástico que ahora estamos vertiendo en la tierra y el agua, logrando que la contaminación esté incontrolable, quizá sin reversión y si desapareciéramos de la faz de la Tierra junto con un sinnúmero de especies de animales y plantas, y llegaran extraterrestres, iban a estar admirados que por el plástico se hubiera acabado la vida.

Brinqué y le dije que el problema no es el plástico, porque su transformación por la industria química desde el petróleo en un sinfín de productos, tiene gran utilidad en la tecnología médica y otros múltiples usos en diferentes industrias y tecnologías que han mejorado la calidad de vida de los seres humanos.

“El problema es la educación, aseveré. Si llegaran esos extraterrestres que dices, dirían: ‘qué pena que una civilización tan rica, con avances científicos y tecnológicos tan extraordinarios, no haya podido educar a su gente para mantener vivo un planeta que les había dado todo y de lo más bello’. Eso es lo que dirían. Es la educación, no es el plástico. Es la gente, de educarse, de pensar; la falta de consciencia que es deplorable.”

alefonse@hotmail.com

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Alejandra Fonseca
Psicóloga, filósofa y luchadora social, egresada de la UDLAP y BUAP. Colaboradora en varias administraciones en el ayuntamiento de Puebla en causas sociales. Autora del espacio Entre panes