Mucho se ha escrito y dicho sobre los resultados del pasado proceso electoral del 2 de junio. Diría que está sobre analizada la elección en cuanto a votos, porcentajes de participación, lugares ganados y perdidos por fuerzas políticas, votaciones sorpresivas del Partido Verde y el PT, entre otras.

Incluso no han escaseado los análisis comparativos de este proceso electoral  con el del 1 de julio de 2018; sin embargo, es muy cierto aquello de que una elección nunca será igual a otra.

Esta elección tuvo sus particularidades:

• Hay quienes supieron leer las tendencias y el sentir ciudadano y jugaron de manera inteligente.
• Otros no supieron interpretar el silencio o el hartazgo ciudadano, incluso no supieron o no quisieron capitalizar el antibarbosismo y el antimorenismo en otros lugares que no fuera la capital y su zona conurbada y los números así lo comprueban.

Al inicio del proceso electoral las tendencias eran muy favorables a Morena y a Luis Miguel Barbosa. Nadie en su sano juicio –llámese actores políticos relevantes de la oposición-  quiso enfrentarse a lo que aparentemente era una elección ya decidida. Con el paso de los días la elección se fue cerrando pero ya era tarde para cambiar de estrategia.

¿Qué puedo concluir de esta elección?

1. Que Morena sin AMLO es un partido más y que a pesar de los recursos y las estructuras de gobierno, no es el nuevo PRI hegemónico.
2. Que los operadores políticos se venden al mejor postor. Ayer con RMV, ahora con Barbosa. Morena no sólo perdió votos sino que se dejó invadir por operadores de la llamada “mafia del poder”. Seguramente los veremos gobernando o en posiciones de poder. A Morena en Puebla le está pasando lo que al PAN hace 9 años: ganó el poder pero perdió el partido.
3. Que el hubiera no existe pero si el equipo de campaña de Enrique Cárdenas le hubiera apostado a la detección de simpatizantes y a la movilización el día de la elección, otro sería el resultado.
4. Cuando en una elección no tienes nada que perder, es momento para arriesgar, hacer locuras y ser disruptivo. Escatimar en recursos, tanto humanos como económicos, no es adecuado.

¿Qué lecciones quedan para la oposición en Puebla, concretamente el PAN?

1. Que la construcción del voto útil no debe quedar en simples mensajes sino que se deben agotar las negociaciones para construirlo. El voto útil es el inicio de un gobierno de coalición, basado más en proyectos comunes que en una simple suma de intereses.
2. Hablando del PAN, no se ha entendido o no lo han querido hacer, que todas y todos son importantes en una elección. Escatimar en la búsqueda de la militancia, el no invitar a participar a los militantes desde el cuidado de casillas hasta la generación de un proyecto político común, es reiterado. Si los acuerdos cupulares no bajan a la militancia y a los simpatizantes, seguirá habiendo un divorcio y una fuerza mermada en la operación político-electoral.
3. Siendo objetivos, el PAN no ganó por sí mismo en la capital y su zona conurbada. Nuevamente ganó el sentimiento de decepción y el voto de castigo hacia las autoridades en turno, morenistas. Creer lo contrario es engañarse.
4. Un grave error de cálculo fue pensar que se podía ganar concentrando los esfuerzos, propuestas y mensajes en redes sociales para las zonas urbanas.  El estado es muy grande y con una gran diversidad.
5. La fotografía del momento dice que el PAN puede recuperar bastiones importantes en el 2021. En los meses por venir cambiarán muchas cosas. Si el PAN quiere volver al gobierno debe ser un contrapeso importante, crítico y propositivo, combinando liderazgos nuevos con liderazgos morales históricos, auténticamente humanistas, ocupados en dar soluciones a los problemas de la ciudad y del estado.

Morena en Puebla no será distinto ni distinguible. Por lo tanto, es momento de construir una propuesta atractiva, clara y cercana a la ciudadanía que la haga ver que la cuarta transformación es una tomada de pelo.