¡No voy a votar!

  • Elmer Ancona Dorantes
No cometeré la misma estupidez de las elecciones pasadas.

Lo he decidido con toda claridad, con la inteligencia posible, con la prudencia necesaria, con la argumentación comprobable que nada ni nadie podrá refutar; ningún candidato o partido podrá sugerirme lo contrario, mucho menos decir qué hacer con mi voto.

En esta ocasión no me cegaré, mis sentidos y mis emociones no me ganarán, no cometeré la misma estupidez de las elecciones pasadas. En esta ocasión ¡No voy a votar!

No voy a votar por ese candidato que cuando llegue al poder, hará lo que le ordene su terco, necio y ciego jefe (desde el centro del país) que no se cansa de violentar los derechos humanos, de agredir a la gente, de burlarse y pitorrearse de los ciudadanos.

No voy a votar por ese candidato que cuando llegue al poder -al igual que su jefe- despedirá a cientos de trabajadores por una estúpida “Política de Austeridad” que no frena; que ha dejado en la calle a miles de empleados; que ha lesionado a cientos de mujeres (solteras, viudas y divorciadas) jefas de familia.

No voy a votar por ese candidato que cuando llegue al poder -al igual que su jefe- dejará sin atención y medicamentos a miles de recién nacidos, de niños gravemente enfermos, de adultos afectados por el VIH/Sida, a quienes les urge recibir lo necesario (tamiz, retrovirales) para no pasar a la lista de difuntos.

No voy a votar por ese candidato que cuando llegue al poder -al igual que su jefe- atacará sistemáticamente a los medios de comunicación a los cuales califica de “Fifis”, de “hampones”, de “corruptos” por el simple hecho de criticar las pésimas políticas públicas aplicadas. Los ataques a la libertad de prensa y de expresión se vendrán en cascada.

No voy a votar por ese candidato que cuando llegue al poder -al igual que su jefe- dejará en el abandono al medio ambiente por no creer en las graves afectaciones ocasionadas por el cambio climático, dejando que las ciudades se inunden de contaminación culpando, como siempre, a las administraciones pasadas “que no dejaron protocolos”.

No voy a votar por ese candidato que cuando llegue al poder -al igual que su jefe- dejará sin protección a miles de padres de familia que para ir a trabajar se ven en la necesidad de dejar a sus hijos bajo el resguardo de los responsables de las guarderías, hoy también desprotegidas y anuladas por la falta de apoyos.

No voy a votar por ese candidato que cuando llegue al poder -al igual que su jefe- capturará a los pequeños ladronzuelos pero dejará caminar libremente por las calles a los grandes hampones, a los delincuentes de cuello blanco, a los líderes de los cárteles de la droga que siguen apilando cuerpos humanos por las ciudades, sin que el gobierno haga algo para detenerlos. “Amor y Paz con todos ellos”.

No voy a votar por ese candidato que cuando llegue al poder -al igual que su jefe- dejará sin protección a las OSC y ONG que protegen y defienden a las cientos de mujeres y sus familias que a diario son atacadas, vulneradas por los feminicidas que hacen una y otra vez de las suyas sin que nadie los detenga.

No voy a votar por ese candidato que cuando llegue al poder -al igual que su jefe- utilizará los medios de comunicación del Estado, pagados con los impuestos de los ciudadanos, para atacar sistemáticamente a sus enemigos políticos. Medios fascistas dirigidos por periodistas fascistas.

No voy a votar por ese candidato que cuando llegue al poder -al igual que su jefe- militarizará las calles de la ciudad no tanto para frenar los altísimos índices de inseguridad que prevalecen, sino para atemorizar y perseguir a quienes piensen y actúen diferente a los propósitos del Estado. Al tiempo, tiempo.

No voy a votar por ese candidato que cuando llegue al poder -al igual que su jefe- pondrá en los puestos públicos no a los políticos o ciudadanos más prestigiados o connotados, sino a los que destaquen por su ignorancia, por su pasado de corrupción, por su negligencia, por su baja calidad profesional.

Efectivamente, no voy a votar por ese candidato que repetirá los mismos patrones que su máximo patrón, a quien primero criticó públicamente y ante quien ahora se arrodilla tan solo por una cuestión de poder ¡Qué bajeza!

Ese candidato, de entrada, ya es un perdedor porque no tiene dignidad propia (primero dice una cosa y luego otra); porque carece de una política de campaña original (repite lo que le dictan desde el centro); porque no se le ve con la suficiente inteligencia para conducir el destino de los poblanos.

Pero sí voy a votar -como buen ciudadano que soy- por cualquiera de los otros dos candidatos a quienes sí se les ve congruencia política; a quienes considero sí pondrán en marcha una política diametralmente opuesta a las barbaridades que se están haciendo desde la capital del país.

Yo, en lo particular, creo que Enrique Cárdenas podría hacer un estupendo papel como gobernador del Estado; lo veo con amplias capacidades para llevar las riendas de Puebla siempre y cuando se deje acompañar por ciudadanos capaces y competentes que puedan ayudarle a gobernar.

El voto es libre y la gente decidirá por el que más quiera, por el que mejor le parezca. Esas son las bendiciones de las auténticas democracias y no de los totalitarismos ¡Salgamos a votar este 2 de junio con entusiasmo e inteligencia!

@elmerando

elmerancona@hotmail.com

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Elmer Ancona Dorantes

Periodista y analista político. Licenciado en Periodismo por la Carlos Septién y Maestrante de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales UNAM. Catedrático. Escribe en diversos espacios de comunicación. Medios en los que ha colaborado: Reforma, Notimex, Milenio, Grupo Editorial Expansión y Radio Fórmula.