¡Puras vergüenzas!

  • Elmer Ancona Dorantes
Todos salieron a dar el mismo discurso de siempre

El debate entre los tres candidatos al Gobierno de Puebla arrojó puras vergüenzas. Ninguno convenció. Todos salieron a dar el mismo discurso de siempre. Trataron a los poblanos como ciudadanos de cuarta.

Los tres candidatos salieron a relucir todas sus transas, sus enormes riquezas, su falta de cultura política, su ignorancia en cuanto al conocimiento real de las necesidades de la gente.

A los migrantes, los indígenas y las mujeres violentadas las trataron como simples números, como parte de las estadísticas. No se habló del dolor de las familias, de la ruptura de los hogares, de las miles de lágrimas derramadas por la ausencia del ser amado.

Los tres candidatos dejaron en claro que les importan muy poco los poblanos; hablaron de sus trayectorias académicas, legislativas y políticas, pero todos sabemos que poco o nada han abonado al engrandecimiento de Puebla.

1. Miguel Barbosa:

Lo más preocupante es su estado de salud; se le ve cansado, agotado, enfermo, perdido en el espacio sideral; lo que dice mucha gente, incluso personas allegadas a su círculo más cercano de colaboradores, es que de ganar no duraría mucho en su gobierno.

Casi no ve, su capacidad visual está mermada, su mirada se extravía continuamente, lo que indica que su enfermedad no le permitiría gobernar al cien por ciento.

En el debate habla de que su gobierno será uno de los grandes defensores del empleo, cuando este sexenio -el de Morena, el de López Obrador- ha sido calificado como el Gobierno del Desempleo. Ha dejado a todos en la calle: a científicos, a jefas de familia, a mujeres viudas y divorciadas. No se salva nadie.

Su política estatal, con toda seguridad, se alineará a la Política de Austeridad del gobierno federal, que dejará sin sustento (techo, pan y ropa) a miles de poblanos. Mejor ni probar suerte con este candidato.

Barbosa habla de una férrea defensa de los derechos humanos, cuando en este sexenio que apenas comienza se han vulnerados casi todos: el de la vida, el de un trabajo digno, el de un ambiente limpio y sano, el de la seguridad, el de la libertad de expresión. Mejor ni sigamos.

Llamar en pleno debate “Fifí” a su principal oponente, Enrique Cárdenas, nos viene a recordar, una vez más, la división, el encono, el odio, contra lo diferente; la polarización entre los mexicanos, entre los poblanos.

La gente le ve una cola tan grande que pisarle que difícilmente puede ocultarla; no lo digo yo, lo dicen en todo el país, lo difunden hasta los medios de comunicación más identificados con la izquierda. Creo que los poblanos inteligentes no darán un peso por él, o mejor dicho, difícilmente le ofrecerán su voto.

1. Enrique Cárdenas:

Una vez más, a Enrique no le dijo su equipo de asesores que debería ser más sencillo, más natural, menos técnico y académico; dio la impresión de que sus pocos o muchos conocimientos de la realidad de Puebla salieron de los libros, de la hemeroteca, de las aulas.

Yo no dudo de que haya recorrido, una y otra vez, los municipios de Puebla, pero por lo que se ve eso no le sirvió de nada; en una campaña política, en un debate como el de ahora, la gente quiere ver candidatos más humanos, más sensibles. No se le vio así.

La gente lo percibió como un candidato “agachón” (a cada rato se agachaba para tomar y retomar sus carteles con la imagen de la majestuosa casa de Barbosa, que terminará pagando hasta la eternidad). Pudo haber puesto sus carteles en su silla y punto.

A Enrique no se le vio capacidad para el debate; fue reiterativo e insistente en unos cuantos postulados, cuando pudo haber explotado la información que afecta terriblemente a Morena y a sus gobiernos.

Pudo haber expuesto, por ejemplo, el fracaso de las administraciones públicas de Veracruz, Morelos, del Gobierno Federal, del Gobierno Municipal de Puebla (lo más cercano), que no dan una en materia de seguridad, de desarrollo y progreso, de limpieza urbana, de protección a las mujeres.

Tartamudeó constantemente, no hilaba ideas a profundidad, no se le vio argumentación sólida, y es extraño viniendo de alguien que ha recorrido mundo, que ha pisado las mejores aulas internacionales. En pocas palabras, le faltó naturalidad.

Se ve que lo asesoraron los mismos de siempre, los estrategas anquilosados, temerosos de romper paradigmas, de mover conciencias. Los poblanos inteligentes y hartos de lo que han visto a nivel local y federal quizá le den su voto, pero quizá ll piensen dos veces por lo que vieron en el debate.

3.- Alberto Jiménez:

Aunque su partido (el PRI) es el más desgastado de todos por su largo historial de corrupción en el que ha caído durante décadas -el más pestilente, diría yo-, su participación no fue tan mala.

Fue el mejor plantado en el escenario, el más sobrio, el más realista, el más conmovedor; el hecho de que sus familiares hayan pasado por un sombrío túnel para atravesar la frontera, pues tuvo que haber pegado algo en la conciencia de miles de migrantes que quizá lo vieron.

Por otra parte, haber reflejado su origen humilde, sacar la historia de su madre que todos los días se tronaba los dedos para alimentar a sus hijos, pues fue un relato conmovedor que quizá haya vivido o estén viviendo hoy en día miles de poblanos.

Lo que no me gustó de este candidato durante el debate fue la carencia de un buen estilo, de una personalidad férrea, de un carácter sublime capaz de convencer a diversos sectores de la sociedad para obtener el voto.

Con toda seguridad los grupos empresariales, los universitarios y académicos, los intelectuales, pensarán darle su voto al no estar convencidos de sus proyectos de gobierno vagos, escuetos, poco argumentados e investigados.

Desde mi punto de vista, quienes realmente perdieron en este debate fueron los asesores de campaña, sus comunicadores, sus consultores de imagen, que siempre terminan presentando candidatos pobres en propuestas, fríos, insensibles, peleoneros.

Puras vergüenzas pudimos observar los ciudadanos en este debate que no fue debate, sino un ring de pelea barata que no llevó a nada a ninguno de estos tres tristes tigres. Creo que los poblanos esperábamos algo mucho mejor. Así las cosas. Ojalá que los poblanos salgamos a votar por el mejor o el menos peor (como se quiera ver).

@elmerando

elmerancona@hotmail.com

Opinion para Interiores: 

Anteriores

Elmer Ancona Dorantes

Periodista y analista político. Licenciado en Periodismo por la Carlos Septién y Maestrante de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales UNAM. Catedrático. Escribe en diversos espacios de comunicación. Medios en los que ha colaborado: Reforma, Notimex, Milenio, Grupo Editorial Expansión y Radio Fórmula.