Juárez hoy

  • Víctor Reynoso
El triunfo de Juárez no fue cualquier cosa

Benito Juárez tiene una peculiaridad entre los héroes de la historia oficial: es de los pocos ganadores. La gran mayoría de los próceres de esa historia son perdedores. Cuauhtémoc, Hidalgo, Morelos, los Niños Héroes, Madero, Zapata, Villa, perdieron. Los ganadores, excepto Juárez, o son villano (Cortés, Porfirio Díaz) o tienen lugares secundarios (Obregón, Calles).

Esta curiosa característica de la historia patria para niños (que muchos adultos hacen suya) expresa una visión derrotista de nosotros mismos. Y seguramente la refuerza. Por eso llama la atención la excepción.

El triunfo de Juárez no fue cualquier cosa. Si hoy, en pleno siglo XXI, Yalitza Aparicio, la protagonista de la película Roma, ha sido víctima de comentario y memes infames, ¿cómo habrán tratado a aquel indígena zapoteca en el siglo XIX? Juárez vivió además en uno de los momentos más difíciles de la historia del país. Fue presidente durante dos guerras, la de Reforma y la de la Intervención francesa. Vivió antes un difícil exilio en Nuevo Orleans. Gobernó en paz solo durante cinco años (1867-1872) pero un país dividido y destruido por las guerras.

Debió tener un carácter y una inteligencia excepcionales. No era tan brillante como otros liberales de su época (Melchor Ocampo, Ignacio Ramírez o los Lerdo de Tejada), dicen los que la han estudiado. Pero si fue el líder de todos ellos, alguna cualidad excepcional habrá tenido. Liderazgo, inteligencia emocional, diríamos ahora.

Parte de esa cualidad era el realismo. Mientras muchos mexicanos vivían con la nostalgia del periodo colonial, y otros con la ilusión de convertir al país en una potencia, Juárez puso los pies en la tierra y tomó medidas para resolver los problemas urgentes del país en ese momento.

Hay una parte indefendible de su gobierno, los tratados McLane-Ocampo. Cedían parte de la soberanía territorial del país frente a los Estados Unidos. Indefendible, pero explicable por el contexto en el que vivió y porque vio en los Estados Unidos un apoyo frente a las amenazas imperialistas europeas.

Cuando gobernó en un contexto de paz lo hizo con poderes extraordinarios. Lo que contradice de alguna manera a la historia oficial, la historia patria para niños, que nos los presenta como un gobernante ejemplar y lo contrapone a otro presidente oaxaqueño, Porfirio Díaz.

La historiografía sería no está siempre de acuerdo con este contraste. Considera que hubo puntos en común entre el juarismo y el porfirismo. La situación del país no permitía mucho margen de gobierno, por lo que hubo similitudes entre ambos presidentes. La principal diferencia fue que Juárez murió en el cargo y con solo una reelección, mientras que Díaz envejeció en el cargo después de muchos periodos.

La forma como vemos nuestro pasado influyen en nuestras actitudes presentes. Glorificar a los derrotados tiene consecuencias. Valorar a los políticos exitosos, que generaron bienes públicos y no solo símbolos, también. Una historia de bronce donde hay buenos absolutos y malos absolutos difícilmente tiene efectos positivos. Desconocer o negar que aun aquellos gobernantes que contribuyeron al desarrollo histórico del país tuvieron fallas, que no estuvieron tan lejos de otros denostados por la historia oficial, tampoco puede beneficiarnos.

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Víctor Reynoso

El profesor universitario en la Universidad de las Américas - Puebla. Es licenciado en sociología por la UNAM y doctor en Ciencia Social con especialidad en Sociología por El Colegio de México.