La crisis y el reto del PRI en Puebla

  • Pablo Fernández del Campo
La ética partidaria nuestra principal bandera.

¿Cuál es la realidad que vive el PRI hoy en Puebla?

El PRI en Puebla tiene dos grandes retos. El primero de ellos, es generar condiciones de unidad para que los militantes nos sintamos orgullosos y así, los que decidamos seguir haciendo política desde el PRI, lo hagamos con la convicción y el deseo de ser una alternativa, que busca ganarse la confianza de los ciudadanos para servir y generar oportunidades de justicia social. El segundo es ser una oposición que represente la voz de todos aquellos que sienten exclusión o agravio por las decisiones del gobierno. Esto mediante el análisis, la denuncia, los contrapesos en la agenda pública y la propuesta de alternativas correctivas y de mejora.

¿Al día de hoy se cumplen estos dos objetivos?

Estamos frente a varios grupos dentro del PRI que son diferentes entre ellos y pareciera que buscan un interés que es contrario a la unidad que se requiere. Es decir, como si los incentivos están fuera y poco importa preservar el interés superior del partido y de su militancia. Hay un grupo que abiertamente participa con el gobierno, o con candidatos de otros partidos justificando estar representando al PRI. Hay otro grupo que detenta la representación partidista y poco hace por convocar e incentivar a la militancia y hay otro grupo que pretende hacer política desde el privilegio y la exclusión. Por su parte, miles y miles de militantes que están a la deriva y que esperan liderazgos que los orienten, organicen y proyecten, antes de que lo sigan haciendo los demás partidos, especialmente MORENA.

Es momento de definiciones dentro del PRI y de que con toda claridad se sienten las bases para que se le dé cause a la militancia auténtica y se dejé de privilegiar el chantaje y la presión que ejercen quienes estando con otros partidos o condicionando su apoyo a nuestro partido y sus candidatos, sacan ventaja política a costa de la división y desmantelamiento del PRI.

Es una cuestión de ética, pero también de mano firme por parte de la dirigencia. Los que seamos, pocos o muchos, pero con lealtad probada al partido y al momento que vive.

Tenemos en la persona de Alberto Jiménez Merino un candidato a la gubernatura del estado. Fue la decisión y la debemos de apoyar. Pero tenemos que ser conscientes de que lo que nos estamos jugando es la cohesión del partido para tener mejores oportunidades en el mediano y en el corto plazo. ¿Están dispuestos Jiménez Merino y su grupo cercano, la dirigencia y los liderazgos de los diferentes grupos del PRI  a actuar con altura de miras, inteligencia y mucha generosidad para sentar las bases de una regeneración del partido en el estado?

Es momento de leernos la cartilla y que nos quede claro que el actuar de todos los priístas tiene que ser con un profundo sentido de ética partidista, es decir con un ejercicio de reflexión interna que saque lo mejor de nosotros y nos permita compartirlo con los demás. Esta es una gran área de oportunidad que nos permitirá estar preparados para las siguientes contiendas. Trabajo intenso al interior, ganar la confianza de los ciudadanos y propuestas viables y creíbles donde seamos gobierno.

En la XXII Asamblea Nacional, La Mesa Nacional Temática de Rendición de Cuentas y Ética respondió a una preocupación sentida de la militancia y a una legítima exigencia ciudadana: ¿Cómo construimos la nueva relación del Partido con el poder y con la ciudadanía, bajo principios de honestidad, transparencia y rendición de cuentas?

Los partidos políticos debemos regirnos por parámetros de transparencia y rendición de cuentas, que entrañen una concepción ética del servicio público y el rechazo a la ilegalidad y a la corrupción; Por ello, aprobamos un nuevo Código de Ética Partidaria, dándole preminencia como instrumento complementario de los Documentos Básicos, otorgándole la fuerza necesaria para que sus disposiciones sean observadas sin excepción por todos y todas quienes constituimos nuestro Partido. Así, se aprobó el establecimiento de un marco de principios y obligaciones éticas para la militancia priista, haciendo énfasis a los valores de lealtad, honestidad, responsabilidad, imparcialidad, transparencia, rendición de cuentas y congruencia que deben prevalecer en toda conducta practicada por quienes integren nuestro Partido. 

Asimismo, los priistas resolvimos modificar la normatividad de nuestro Partido para generar un inédito sistema ético de rendición de cuentas y de responsabilidades partidarias, a efecto de que nuestra militancia y quienes sirven en la función pública que emerjan del Partido, puedan ser sujetos de investigación por una Comisión Ética, ante conductas desleales en perjuicio de la sociedad.  Por eso, mantenemos la voluntad de prevenir, detectar, sancionar y erradicar las prácticas corruptas en el desempeño de cargos públicos y en las actividades relacionadas con los miembros del Partido.

Consecuentemente, se establece un amplio catálogo de deberes éticos que corresponderá cumplir a todos y a todas, militancia y quienes nos abanderen en candidaturas. El nuevo Código promueve una conducta coherente, íntegra y honesta; proscribe las actividades que defrauden la confianza ciudadana y los desvíos en el uso de los recursos del Estado y del Partido, al tiempo que se promueve la transparencia, rendición de cuentas y la corresponsabilidad ante hechos que ameriten denuncia.

Por lo tanto, hemos dotado a las Comisiones de Ética Partidaria de atribuciones tanto para difundir y promover de manera preventiva los contenidos éticos como para intervenir de manera directa en las indagaciones de las denuncias que reciba; interpretar y aplicar las normas específicas; investigar y recabar todo tipo de información, además de reunir pruebas, citar personas y solicitar declaraciones.

Hoy en el PRI de Puebla tenemos la oportunidad y el reto de de hacer de la ética partidaria nuestra principal bandera y en congruencia con nuestros principios y con la militancia llevarla hasta sus últimas consecuencias. Sólo así estaremos a la altura de las circunstancias. ¿Habrá la voluntad para llevarla a cabo?

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Pablo Fernández del Campo

Mexicano y poblano universal. Esposo y padre de familia. Runner. Impulsor de ciudades y zonas metropolitanas deseables y resilientes. Maestro en Políticas Públicas. Consultor.