(…) la injusticia que cometen la cometen sólo en el sentido de que no respetan el concepto del derecho, único posible fundamento de la paz perpetua. (…)

-Inmanuel Kant, La paz perpetua, fragmento-

El jueves 21 de marzo se conmemorará el aniversario 213 del natalicio de Benito Pablo Juárez García, personaje que durante siglo y medio ha permanecido como un referente obligado de la historia de México y cuya presencia e imagen ha sido una constante en instituciones, monumentos, oficinas, discursos y toda clase de documentos.

En esta oportunidad, voy a compartir con mis amables lectores una breve aproximación a su frase más luminosa y difundida, que adorna la mayoría de los recintos públicos de México y expresa que entre los individuos como entre las naciones el respeto al derecho ajeno es la paz.

Es, precisamente, el respeto por la esfera personal, familiar, comunitaria, regional, estatal y nacional del otro, una asignatura reprobada cuyo debilitamiento e inobservancia han lesionado seriamente nuestra convivencia y tejido social, tal y como he señalado en este mismo espacio en anteriores entregas.

Por ello, sostengo que es imprescindible que, mujeres y hombres, desde nuestro modo específico de ser y actuar, ya desde la gestión pública, el sector privado o la sociedad civil organizada, hagamos acopio de altura de miras, generosidad y amor por Puebla, sus personas y familias, para regalarnos -y legar a las generaciones venideras- una realidad de legalidad, tolerancia, paz y bienestar duradera.

Decíamos antes que, la narrativa de nuestra historia, en que las transformaciones y cambios de régimen que originaron nuevos contratos sociales en México y Puebla, se derivaron de luchas fratricidas que bañaron nuestros territorios de sangre y destrucción (las guerras de Independencia, de Reforma y la Revolución Mexicana), tiene que cambiar.

Contextualizando, para el caso de la frase de Juárez, contenida en el manifiesto emitido con motivo de su regreso triunfal a la Capital del país el 15 de julio de 1867, el antecedente inmediato anterior fue el fusilamiento de Maximiliano de Habsburgo el 19 de junio anterior.

El manifiesto en cuestión arengaba, en su parte conducente: Mexicanos: encaminemos ahora todos nuestros esfuerzos a obtener y a consolidar los beneficios de la paz. Bajo sus auspicios, será eficaz la protección de las leyes y de las autoridades para los derechos de todos los habitantes de la República. Que el pueblo y el gobierno respeten los derechos de todos.

En el aquí y ahora de Puebla, es oportuno rescatar tales nociones de la democracia liberal y mirar, con la cabeza fría, serenidad y visión de largo plazo, hacia un nuevo contrato social para el bienestar de todos.