Efecto tequila

  • Atilio Peralta Merino
Episodios ambos, que encuentran una conexión por demás acertada

El escándalo envolvió al otrora todopoderoso titular de la extinta dirección Federal de Seguridad Miguel Nazar Haro, cuando se ventiló ante la opinión pública sus presuntos vínculos con el robo de vehículos y la subsiguiente venta a escala internacional de las unidades robadas en territorio nacional.

Décadas después, el descubrimiento fortuito de la identidad del titular del “Registro Nacional de Vehículos” desató un escándalo de talla internacional, torturador clave en los reinos del “Hades” homérico: la tristemente célebre “Escuela Superior de Mecánica de la Armada” (ESMA), Ricardo Cavallo fue identificado por miembros de la comunidad argentina de México.

Episodios ambos, que encuentran una conexión por demás acertada, fruto evidente del puntual seguimiento de la realidad que nos circunda, en el protagonista de la trama de la novela de Élmer Mendoza: “EFECTO TEQUILA”, un agente retirado de la extinta DFS  que se dedica en el valle de Culiacán a recuperar vehículos robados y anhelar los aromas íntimos de su ex mujer.

En la vida real, el subsecretario de economía, responsable de la implementación del denominado “RENAVE”, se suicidó a las afueras de la ciudad de México, en tanto que Ricardo Cavallo fue extraditado a España, en contravención de lo que al efecto habría estado establecido de tiempo atrás en los tratados concernientes con la República Argentina y en seguimiento del cuestionable y cuestionado principio de jurisdicción universal,  invocado al efecto por el juez de instrucción de la audiencia de Madrid Baltazar Garzón

Elvis Alezcano, en la novela de Élmer Mendoza, reclutado por la CIA en Culiacán,  viaja a Madrid y posteriormente a Buenos Aires, en donde, mediante el despliegue de sus pesquisas, logra desactivar un “Golpe de Estado” que rememora en su narrativa a la etapa inmediatamente precedente a los sucesos acaecidos el 26 de marzo de 1976.

Acompañado de la agente policial española “palidasombra”, nombre que bien puede remontarnos a los personajes del “Tiran Lo Blanch” de Joanot Martorell, logra que, en medio de los episodios de intriga de los golpistas frustrados, les sean entregadas las llaves que resguardan en Suiza los archivos secretos del régimen militar de facto que se enseñoreo del país austral a partir del señero año de 1976.

Archivos  que serviría de prueba fundamental a la justicia español, para instruir el caso en contra de “Calero”, personaje que a todas luces es el alter ego del Capitán de fragata Ricardo Cavallo.

Pasado reciente descrito magistrado por “Élmer Mendoza” en el “Efecto Tequila”, que habiendo quedado atrás en apariencia, nos circunda día a día de manera por demás amenazante, con los denominados “goles judiciales suaves” en el continente, y con las conexiones del hampa con mandos policiales, cuyas conexiones con el departamento de estado en su afán de control continental, lejos de haber quedado en el pasado, parecieran más sólidos que nunca.

albertoperalta1963@gmail.com

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Atilio Peralta Merino

De formación jesuita, Abogado por la Escuela Libre de Derecho.

Compañero editorial de Pedro Angel Palou.
Colaborador cercano de José Ángel Conchello y Humberto Hernández Haddad y del constitucionalista Elisur Artega Nava