Carlos Figueroa Ibarra.

En las últimas semanas mis colaboraciones en E-Consulta han sido irregulares debido al papel que he tenido que jugar en el proceso interno de selección de la candidatura de Morena para la gubernatura en Puebla. En mi calidad de Comisionado Electoral del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) soy conciente de que cualquier expresión mía puede ser mal interpretada como ajena a la imparcialidad que debo de tener. Hoy no he tenido más remedio que hacer uso de la tribuna que me ofrece este medio, porque creo que recientes especulaciones e inexactitudes sobre la encuesta realizada por Morena para designar a su candidato a Gobernador/a,  pueden tener efectos divisivos en las filas de dicho partido. No es difícil prever esta situación: una injusticia cometida  en el método de selección de una candidatura entendiblemente generaría indignación, encono y fracturas.

La encuesta realizada por Morena para designar candidato/a a  la gubernatura se realizó los días 16 y 17 de marzo de 2019. Se encuestaron a 1,440 personas  en 120 secciones electorales.  La fecha de realización de la encuesta se mantuvo en secreto hasta el domingo en la noche y nadie supo cuáles serían los seccionales en los cuales se haría la medición. El grupo encuestador fue dirigido por una Comisión de Encuestas que no tiene  relación  orgánica con el CEN. En realidad se trata de un equipo que  ha tenido largos años de relación con Andrés Manuel López Obrador aun cuando su labor técnica es autónoma. Más aún ahora, cuando el Presidente ha expresado que ya no es presidente de Morena ni tiene sindicato ni  partido, porque es Presidente de México. Ninguna preferencia de algún integrante del CEN podría influir en su trabajo simple y sencillamente porque la identidad de los que integran la Comisión de Encuestas se ha preferido mantener en el anonimato. En lo personal no conozco a ninguno de ellos. Menos aún hubo posibilidad alguna de que los  encuestadores hubieran podido ser contactados y presionados por funcionarios del gobierno de la entidad.

En lo que se refiere a la encuesta en Puebla, no fueron cuatro los rubros que se tomaron en cuenta para seleccionar al candidato/a a la gubernatura. Fueron los siguientes: Conocimiento del precandidato/a; Vinculación con Morena; Opinión buena sobre el precandidato/a; Opinión mala sobre el mismo; Honestidad; No honestidad; Cercanía a la gente; No cercanía a la gente; Buen candidato; Mal candidato; Intención de Voto; No intención de voto. En total 12 rubros que serían el remate de una encuesta que también contempla muchas otras preguntas no relacionadas directamente con los precandidatos/as. Tengo prohibición expresa por las prácticas de Morena de revelar los porcentajes obtenidos por cada uno de los precandidatos/as en los 12 rubros.  Los mismos obran en mi poder porque tuve a mi vista la encuesta y anoté tales cifras. Revisando cada una de los rubros puede advertirse que en todos ellos Luis Miguel Barbosa superó a sus oponentes en una proporción de 2 a 1 y en alguna 3 a 1 (vinculación con Morena). En intención de voto lo hizo  en proporción de 2 a 1  y de igual manera lo hizo en lo que se refiere a la consideración de si sería un buen candidato.  

En conclusión la encuesta aplicada por Morena en la entidad no sólo  tomó en cuenta el nivel de conocimiento que se tiene de los precandidatos/as sino también opiniones positivas y negativas, valoraciones sobre si sería un buen o mal candidato y no sólo intención de voto sino también nivel de rechazo a votar en cada uno de los tres casos. Tomando en cuenta los porcentajes obtenidos  por Luis Miguel Barbosa, no cabe sino aceptar como cierta la conclusión de la Comisión Nacional  de Encuestas de Morena: él es el ganador y por tanto debe ser el candidato de Morena a la gubernatura de Puebla.