Crisis de inteligencia

  • Juan Martín López Calva
Las universidades ante el cambio de época 1

Para el P. Eduardo Corral Merino, por inspirarme este tema.

“Hablamos de teoría cuando sabemos todo, pero las cosas no funcionan. 

Hablamos de práctica cuando las cosas funcionan pero no sabemos por qué.

Aquí hemos podido reunir teoría y práctica: nada funciona y nadie sabe por qué”.

Atribuido a Albert Einstein.

Inicio con este artículo una serie de textos orientados a plantear algunos desafíos que está planteando el cambio de época a las instituciones de educación superior.

Vivimos hoy en un mundo en el que todo cambia aceleradamente. Esta afirmación se repite tanto que se ha vuelto un lugar común. Cambios en lo económico, en lo político, en lo social, en lo cultural, en las formas de pensar y de vivir de la humanidad que apenas empezamos a tratar de dilucidar cuando ya fueron desplazados por nuevas modificaciones. Como decía alguna vez Carlos Monsiváis: “O ya no entiendo lo que está pasando o ya pasó lo que estaba yo entendiendo”.

Como han afirmado Xabier Gorostiaga (1937-2003) y varios otros pensadores, la peculiaridad de esta etapa histórica en la que nos ha tocado estar en el planeta es que no se trata simplemente de una época de cambios sino de un auténtico cambio de época.

¿Un cambio de época hacia dónde? ¿Cómo será la nueva época hacia la que estamos transitando? ¿Será esta nueva época mejor que las anteriores?

Es imposible responder con precisión estas preguntas. En primer lugar porque no tenemos la capacidad de predecir el futuro sino el compromiso de construirlo con esfuerzo, con trabajo y colaboración, sabiendo que esta construcción dependerá siempre en parte de nuestras decisiones –o del tejido sistémico de decisiones humanas que responden al principio moriniano de “Ecología de la acción”- pero también en alguna medida del azar.

En segundo lugar porque la recopilación del transitar humano en el mundo que van haciendo los historiadores se escribe, se interpreta y se conceptualiza siempre después de que han ocurrido los hechos y de que se han cerrado los procesos. Como dijo alguna vez el maestro Edmundo O´Gorman, ningún soldado pudo decir a su esposa: “Me voy, amor mío. Parto a combatir en la guerra de los treinta años”, porque el nombre de esa guerra fue obviamente puesto a posteriori.

Finalmente, porque contrario a la visión de la modernidad acerca del progreso lineal de la historia a partir del sustento de la razón, el despliegue de la existencia humana es siempre una mezcla de progreso y decadencia.

Este último elemento es precisamente un rasgo distintivo que representa desde mi punto de vista, el principal desafío del cambio de época a las universidades. Se trata del cuestionamiento y la desilusión de la razón que permea la cultura que hoy se llama posmoderna o de la modernidad líquida.

En efecto, en los tiempos actuales el reinado de la razón ha sido sustituido por la negación de la razón y la entronización de los discursos particulares o las llamadas narrativas múltiples que no responden a las reglas de la inteligencia, la racionalidad y la objetividad sino a las de la identificación emocional, la suma de subjetividades y la legitimación mediática.

La emergencia y dominio de las llamadas “fake news” es una muestra muy clara de este dominio del mundo a partir de discursos que no importa si están sustentados en evidencias o son claramente inventados mientras que tengan una amplia difusión en los medios y redes sociales y existan muchas personas dispuestas a creerlos.

He citado en un texto anterior esta idea atribuida a Einstein acerca de la teoría y la práctica. En ese artículo planteo que el cultivo de la inteligencia es la verdadera reforma educativa contra la crisis actual. El texto puede consultarse en esta liga:

https://ladobe.com.mx/2013/11/educacion-y-cultivo-de-la-inteligencia-la-verdadera-reforma-contra-la-crisis/

El doble problema que plantea la cita es que por una parte, existe una crisis práctica de funcionamiento de la vida social en casi todos sus ámbitos pero también existe una enorme crisis de inteligencia que genere explicaciones acerca de las razones por las cuales las cosas no están funcionando adecuadamente y produzca creativamente alternativas de solución que aporten pistas para reorientar las prácticas y hacer que sean funcionales a las nuevas necesidades.

Como espacios de conservación, cultivo y regeneración de la cultura, como instituciones cuya misión fundamental está en la transmisión crítica y la generación creativa del conocimiento verdadero acerca de los distintos campos del saber y del quehacer humano, las universidades se encuentran hoy en la gran encrucijada que las obliga a optar por la adaptación responsiva a la realidad en la que la racionalidad está totalmente devaluada para volverse simplemente una especie de Torre de Babel en la que coexistan multiplicidad de discursos y narrativas que se ofrezcan a los estudiantes y a la sociedad sin ningún análisis crítico o asumir el reto de adecuación responsable a esta nueva realidad para contribuir desde el análisis y la discusión racional, desde la investigación seria y la reflexión auténticamente crítica a desenredar la madeja de esta realidad rica pero desintegrada y confusa del cambio de época, para tratar de construir las nuevas teorías que le digan a la sociedad por qué no funcionan las cosas y cómo podrían reencauzarse.

En este camino, la tentación más atractiva es la de la vuelta al pasado donde se asume con nostalgia que las cosas funcionaban y parecíamos saber por qué. Sin embargo, esta es una salida falsa que las universidades ya no pueden tomar si quieren seguir siendo instituciones sociales pertinentes para la sociedad actual.

La complejidad de la solución se encuentra precisamente en que las universidades no deberían caer en una dinámica que las encierre en el presente de la crisis de inteligencia ni pretender retornar al pasado que es imposible –y poco deseable- restaurar.

¿Cómo pueden las universidades contribuir a la construcción de una inteligencia y una racionalidad a la altura de nuestros tiempos, que explique el cambio de época e ilumine la búsqueda del futuro? Esta es la pregunta central que considero deberían plantearse hoy todas las instituciones de educación superior, que parecen paralizadas y encerradas en sus rutinas de supervivencia.

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Juan Martín López Calva

Doctor en Educación UAT. Tuvo estancias postdoctorales en Lonergan Institute de Boston College. Miembro de SNI, Consejo de Investigación Educativa, Red de Investigadores en Educación y Valores, y ALFE. Profesor-investigador de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP).