Navidad: Volver a Nacer

  • Elmer Ancona Dorantes
Abrir los ojos y reconocer la presencia de los otros, de los demás, del mundo entero.

Por Elmer Ancona

Nasci, natus, natividad, nacido, nacimiento. Navidad es Nacer, comenzar, iniciar, intentar, pretender, emprender; es hacerlo todo por primera vez, dispuestos a sufrirlo y disfrutarlo como nunca.

Es abrir los ojos y ver la vida como es, sin que nadie te cuente, sin que alguien te engañe; es sorprenderse, por sí mismo, de la existencia que nos ha sido dada, que se nos ha regalado.

Es construir lo que nunca se ha edificado, pensar lo que nunca se ha imaginado, decir lo que nunca se ha expresado; es alzar las alas con el alma, con las entrañas, y emprender el vuelo.

Es sentir las caricias del ser amado, su piel, sus manos, sus labios, su respiración; gozar los besos, las miradas fijas, sus palpitaciones y latidos; es deleitarse de su existencia plena.

Es ver a los padres como nunca, con los ojos del alma; sentir su luz, su esencia, su temporalidad, porque no estarán para siempre, porque son finitos, porque vendrá el día del adiós.

Es palpar la proximidad del hermano, envuelto en regocijo, extasiado por el compañero de vuelo, de diversiones, de travesuras, de locuras, de trampas, de verdades y mentiras.

Es abrir los ojos y reconocer la presencia de los otros, de los demás, del mundo entero, de los amigos, de los que no son como tú, pero sienten como tú, con sus diferencias natas, con sus emociones, con sus yerros.

Es la oportunidad para ver en el próximo (el prójimo) la capacidad para crear juntos, de correr y detenerse, de amarrar y soltar, de tender y distender; es la oportunidad para dar, perdonar, rescatar y proteger.

Es el momento diario para pensar, detenidamente, sin prisas, en quien está a nuestro lado gozándonos, impulsándonos, permanente y desinteresadamente; es el tiempo para estar en el corazón de los demás. Es cariño de ida y vuelta.

Es el instante preciso para tocar el corazón del que nos ha fallado -una y otra vez, y perdonarlo con toda el alma, con todas las fuerzas, con todo el corazón, sin pensarlo dos veces, sin miramientos, sin duda ni recelo.

Es saber que nacemos desnudos, sin ropaje, sin nada; con mucho frío, con ciertos miedos; con la necesidad de ser cubiertos y defendidos por los que nos trajeron al mundo.

La Navidad es Nacer hoy, mañana y siempre; es Nacer todos los días, permanentemente, con el corazón (sentimiento) bien puesto, con el pensamiento (inteligencia y razón) bien lúcido. Es Nacer sin limitaciones, sin medida, sin trabas.

La Navidad es el tiempo preciso para pensar que somos uno, pero somos todos; que somos hombre, pero también mujer; que somos pequeños, pero también grandiosos.

La Navidad es el tiempo de los que aún no creen, de los creyentes que dudan, de los gélidos que ya no sienten, de los cálidos que se enfrían; es el tiempo de todos porque en todos hay o debe haber un diario Nacimiento.

La Navidad es el tiempo de Dios porque Él y sólo Él es quien nos llena del Espíritu de Vida para nacer, para crear felicidad, para generar paz, para compartir amor. Para hacerlo todo por primera vez.

¡Feliz Navidad a mi querido lector!

elmerancona@hotmail.com

@elmerando

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Elmer Ancona Dorantes

Periodista y analista político. Licenciado en Periodismo por la Carlos Septién y Maestrante de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales UNAM. Catedrático. Escribe en diversos espacios de comunicación. Medios en los que ha colaborado: Reforma, Notimex, Milenio, Grupo Editorial Expansión y Radio Fórmula.