Transporte público: reconfiguraciones perversas

  • Ana Teyssier
Ciudad laberinto y un juego de serpientes y escaleras.

La reconfiguración de las rutas convencionales de transporte público derivada de la puesta en marcha de la línea 3 del metrobús provocó que la Ciudad se haya convertido en un laberinto y en un juego de serpientes y escaleras. Algunos de los nuevos trayectos de las rutas fueron publicados por los medios de comunicación, otros fueron colocados en las unidades de las rutas como simples avisos con letras microscópicas y trazos inentendibles, otras rutas simplemente dejaron que sus usuarios se las arreglen como puedan y la Secretaría de Infraestructura, Movilidad y Transportes sólo publicó un listado de 86 rutas que parcialmente modificaron su ruta arguyendo que cada unidad contaba con la información sobre su nuevo recorrido, nada más falso. A la fecha no existe una página web o App que permita conocer con certeza a través de mapas el origen, destino y bifurcaciones de las rutas en un claro atentado contra el derecho a la información de los usuarios.

El paro parcial de rutas de transporte público a finales de noviembre puso sobre la mesa las verdades secretas que carcomen el servicio: la exigencia de alza en las tarifas contra un servicio deficiente, la Secretaría llamó a los concesionarios vándalos, los usuarios por su parte los llamaron abusivos, lo cierto es que entre exigencias y disputas los grandes perdedores son los operadores y los usuarios ante la complicidad y rapacidad de los propios concesionarios y la Secretaría.

Si el transporte público es deplorable es gracias a la falta de regulación y supervisión de la Secretaría: unidades viejas, desalineadas, desbalanceadas, mugrosas, polvosas, húmedas, asientos rotos y deformados, puertas que no abren, unidades pequeñas en trayectos donde hay afluencia de usuarios provocando hacinamiento, falta de números al interior de las unidades, falta de pasamanos, timbres descompuestos, letreros imperceptibles en las noches, stickers y colgajos por doquier, anarquía para abordar las unidades, aprendices de conductores manejando las unidades, conductores sin pericia, exceso de artistas urbanos y vendedores ambulantes a bordo; conductores malhumorados, majaderos, groseros y gritones; radio o música estridente y al gusto impuesto por los conductores, etc., así como la falta de un sistema que dé curso a las quejas de los usuarios, se determinen responsabilidades, se generen estadísticas y se implementen soluciones.

Faltaríamos a la verdad si dijéramos que todos los conductores de transporte público maltratan a los usuarios, existen operadores dignos de reconocerles su servicialidad a pesar del tráfico del infierno que deben sortear, hay quienes saludan a sus usuarios, hay quienes dan referencias para orientarse, hay tolerantes y empáticos, y hasta hay quienes sacan sonrisas a sus usuarios con sus ocurrencias. La casi extinta figura del cobrador o ayudante del operador bien regulada como elemento de apoyo serviría para vigilar la correcta subida y bajada de usuarios, verificar las condiciones de la unidad y detección de obstáculos, apoyo a los usuarios a descender con sus bolsas y bultos, apoyo para referencias y ubicaciones, etc.

Y así, luego de un mes, los usuarios deambulan en la Ciudad tratando de ubicar el trayecto de las rutas convencionales de transporte público, hay que preguntar por aquí y por allá, investigar, reaprender trayectos por ensayo y error, caminar en el laberinto en que se ha convertido el Centro Histórico y jugar serpientes y escaleras en torno a las reconfiguraciones perversas. El Boulevard 5 de Mayo se ha lentificado al igual que las vialidades por donde circula la RUTA, el icónico atascón de la 10 poniente-oriente sólo fue desviado a otros puntos, por ejemplo la 9 sur-norte, en muchos de los nuevos trayectos no existen paraderos para protegerse del sol o de la lluvia, son zonas de incidencia delictiva y sin suficiente iluminación.

Las perversas reconfiguraciones han ocasionado la nefasta lentificación del servicio de transporte público y una serie de efectos adversos que a las retorcidas mentes de los planeadores de la movilidad parecen no importarles, las necesidades y sugerencias de los usuarios deben representarse en un Consejo de usuarios del transporte público que sean considerados en la toma de decisiones sobre infraestructura y movilidad.

anateyssi@gmail.com

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Ana Teyssier

Escritora emergente, emprendedora social e investigadora independiente. Se desempeña como periodista cultural, narrativa y de opinión. Premio Municipal de la Juventud y el Galardón Poblano Distinguido. Trotamundos y otras manías.