¿Periodismo Militante?

  • Elmer Ancona Dorantes
Quienes estudiaron esta noble y apasionante profesión saben bien que no existe o no debiera existir

¿Periodismo de izquierda? ¿Periodismo de derecha? ¿Periodismo doctrinario? ¿Periodismo revolucionario? ¿Periodismo popular? ¿Periodismo de bases? ¿Periodismo de masas? ¿Periodismo marginal?

Quienes estudiaron esta noble y apasionante profesión saben bien que no existe – o no debiera existir- el llamado “Periodismo Militante”.

Los profesionales de la información y de la comunicación entienden que la imparcialidad obliga a no tomar partido por ningún grupo de poder o de presión, ya que se deben exclusivamente a la sociedad.

En pocas palabras, no pueden ni deben ser juez y parte; los lectores, radioescuchas o televidentes son su prioridad; si como periodistas no difunden la verdad tan perseguida, tan acallada, tan sometida ¿Quién lo hará?

Los ciudadanos cada vez están más involucrados en los temas noticiosos a través de las Redes Sociales; difunden hechos sociales generados por sí mismos o reproducen la información más destacada de los medios de comunicación tradicionales. Eso es bueno, pero no es Periodismo. Quitarte una muela no te convierte en dentista.

Organismos internacionales como la Unesco reconocen como Periodista al profesional de la comunicación que se dedica de manera permanente a recopilar, jerarquizar, editar, comentar y difundir información trascendente, veraz, oportuna e imparcial, de carácter noticioso o de opinión, con el firme propósito de mantener enterado a su público cautivo de los acontecimientos sociales.

Se mueve profesionalmente bajo códigos éticos y deontológicos con los que está dispuesto a arriesgar su vida, con el fin de proteger a la sociedad de los peligros que puedan afectar o alterar los derechos fundamentales del ser humano o de sus comunidades.

Este grupo de profesionales está dedicado -pese a todas las tempestades- a recoger, generar, difundir, publicar y defender la información necesaria y útil para la sociedad. Son los Periodistas de Oficio.

¿Estos comunicadores, por naturaleza, deben estar peleados, reñidos, distanciados con la gente de poder? Por supuesto que no. El Periodismo, en sí mismo, es un Poder.

Los periodistas nutren su trabajo diario de los datos que recogen de las fuentes de información (políticas, empresariales, religiosas, culturales, deportivas); sin estas “fuentes” tendrían poco que escribir.

Pero los periodistas no pueden “casarse”, ni venderse, ni someterse a estos manantiales de información (grupos de poder y de presión) porque perderían la imparcialidad que los obliga.

Es cierto, no hay periodismo puro ni “puristas de la información”, como tampoco existe la objetividad periodística, ya que quienes ejercen esta profesión tienen sus propias motivaciones sociales, políticas, culturales o religiosas. En estos campos noticiosos el equilibrio, el punto medio, es la mejor conseja.

Cuando los periodistas traicionan sus convicciones profesionales y se “casan”, se venden, se someten económica, ideológica o intelectualmente a la gente de poder pierden credibilidad ante la sociedad que los necesita.

Dejan de ser útiles socialmente porque dejan de ser críticos, dejan de cuestionar, de inquirir, de ponderar y analizar; su información se parcializa y el llamado “cuarto poder” termina dominado por los demás poderes fácticos.

Los medios de comunicación, por supuesto, pueden establecer compromisos comerciales o económicos con los gobiernos, con los partidos, con las oligarquías empresariales, pero bajo reglas muy estrictas y políticas editoriales muy claras y transparentes.

¿Cuándo se convierte un medio de comunicación o un periodista “independiente” en Periodista Militante, en Periodista Doctrinario, en Propaganista? Cuando todos sus intereses –ideológicos, comerciales- se subyugan o se alinean al cien por ciento a uno de estos grupos de poder.

Los medios de comunicación de “izquierda”, por ejemplo, terminan alabando, venerando, defendiendo a diestra y siniestra, sin límites ni vergüenza, a los gobernantes y líderes emanados de partidos o movimientos con esa inspiración.

Lo mismo sucede con los periodistas (medios y personas) de “derecha” que terminan siendo más papistas que el Papa; su tergiversada fe, sus creencias y su limitada cultura no les permite ver que hay cosas muy buenas y sanas del otro lado de la moneda.

En las sociedades no debiera existir el llamado Periodismo Militante por ser una vacilada, un engaño, un espejo opaco para los ciudadanos que únicamente verían a través de ellos realidades a medias, verdades engañosas.

El periodismo profesional debe seguir siendo veraz, oportuno, trascendente, formativo (in formare) para que las sociedades crezcan, se desarrollen con cautela, con un criterio bien formado.

No tiene caso tener medios de comunicación ni periodistas que al menor chasquido o tronar de dedos de los poderosos ocultan información valiosa, callan, se acobardan. Eso no es Periodismo Profesional. Es Periodismo Militante, es simple y llanamente, Propaganda Política.

@elmerando21

elmerancona@hotmail.com

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Elmer Ancona Dorantes

Periodista y analista político. Licenciado en Periodismo por la Carlos Septién y Maestrante de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales UNAM. Catedrático. Escribe en diversos espacios de comunicación. Medios en los que ha colaborado: Reforma, Notimex, Milenio, Grupo Editorial Expansión y Radio Fórmula.