Democracia, seguridad y un poco de ajedrez

  • Luis Alberto Barroso Moreno
El arribo de los algoritmos y de la inteligencia artificial a los asuntos públicos.

No es necesario hacer una búsqueda exhaustiva para poder encontrar que nuestro país es uno de los lugares en el mundo donde el periodismo se ha convertido en una forma de vida de alto riesgo. Organizaciones como reporteros sin fronteras ponen a México al nivel de Siria, Afganistán o Irak en cuanto al nivel de peligro que ser reportero representa.

 

Esta podría ser una de esas noticias que, en caso de no ser reportero o conocer de manera cercana a alguno, poco podría importar. Desafortunadamente, no es así o no debería de ser así. Vachss, escritor de ficción y al mismo tiempo incansable defensor social, define al periodismo como la base de la democracia y la fuerza para detonar cambios positivos en la sociedad. En otras palabras, nuestra democracia y nuestra habilidad de progresar van de la mano de la solidez de nuestro periodismo y las garantías que este tiene.

 

Dudo mucho que por leer los párrafos anteriores algún lector decida tomar cartas en el asunto e iniciar o unirse a alguna campaña en defensa de los derechos de la prensa. De hecho, no es la intención de este texto. Pero de seguir teniendo un periodismo en riesgo o a conveniencia, ¿quién va a tomar el papel del cuarto poder? Se dice que los medios sociales han venido a tomar ese papel, que han democratizado la información (o desinformación), pero ¿qué tan diferente puede ser este periodismo del establecido?

 

Si algo se pudo ver en las pasadas campañas fue el uso constante de medios sociales por todos los participantes. También podemos concluir que probablemente la principal bandera del más reciente ganador en dichas plataformas se basó en el cambio. ¿De verdad esperamos un cambio a sabiendas que el periodismo sigue teniendo una serie de dificultades importantes? O más bien estamos presenciando lo que Platón decía siglos atrás haciéndonos saber que el resultado de la democracia es la tiranía. Aunque también tenemos a Churchill consciente que aún con las muchas desventajas de la democracia, esta seguía siendo preferible a los sistemas de gobierno anteriormente utilizados.

 

Debo decir que probablemente la clave probablemente está en las dos últimas palabras de lo dicho por Churchill: “anteriormente utilizados.” Estamos viviendo una era donde las computadoras están desarrollando algoritmos con auto-aprendizaje. Una computadora que juega ajedrez o go (el popular juego chino con mayor número de combinaciones de jugadas que el ajedrez) hace ver hoy en día como un aprendiz a un gran maestro. Es más, estas computadoras están ahora jugando unas contra otras y los expertos en varias ocasiones no entienden la lógica de muchas de las jugadas. ¿Qué quiero decir con esto?

 

Bastante se está debatiendo de la sustitución de muchos de los trabajos actuales debido a la robotización e inteligencia artificial. ¿Podría aplicarse lo mismo a la democracia? Es decir, ¿sería posible suponer que probablemente una computadora o algoritmo sería capaz de tomar mejores decisiones que nuestros gobernantes o el pueblo mismo? De hecho, si lo vemos fríamente, el congreso se crea originalmente como una representación del pueblo. El congresista debería representar la voz del pueblo, pero hoy en día la tecnología puede hacer saber la opinión del pueblo sin necesidad de un congreso. ¿Eso haría a la democracia mejor? No lo sé, pero definitivamente, por lo fines para lo que fue constituido, me queda claro que el congreso es obsoleto.

 

Por último, para aquellos quienes, como yo hasta hace poco, crean que hay sentimientos y emociones difíciles de incluir en un algoritmo, les dejo una liga para ver la obra más reciente de Rembrandt (https://www.nextrembrandt.com/).

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Luis Alberto Barroso Moreno

Director de Posgrado en la Escuela de Negocios y Economia de la UDLAP. Doctor en Sistemas e Ingeniería por Texas Tech y miembro del Centro de Estudios LATAM de Cornell University.