Los cobardes mueren muchas veces antes de su verdadera muerte; los valientes prueban la muerte sólo una vez. William Shakespeare

Con el “triunfo” de Martha Erika Alonso (MEA) quien recibió del Instituto Electoral del Estado (IEE) la constancia de gobernadora electa y que hasta ahora no tiene la legalidad y legitimidad que otorga en última instancia el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) por ello existe  el conflicto postelectoral de los resultados en la elección a Gobernador del Estado, exigiendo su anulación y en consecuencia nuevo proceso electoral extraordinario.

Aunque discursivamente se justifican reuniones, declaraciones, comunicados, fotografías de personalidades políticas con la esposa de Rafael Moreno Valle, avalando un “triunfo” que está en suspenso y sujeto a resolución final por el tribunal electoral que otorga justicia electoral, actúan indebidamente faltando al principio de legalidad ante la falta de una verdad jurídica del legítimo ganador.

En este contexto, se han desatado declaraciones  entre “ganadores y perdedores”, apareciendo cuestionamientos respecto al “decálogo” de trapacerías electorales cometidas con plena impunidad,  así mismo quien realmente gobernara  el Estado, el autoritarismo simulado, las promesas y demagogia en campaña, riquezas cuestionables,  el compromiso de cumplir firmando ante notario público como si ello fuera una garantía insalvable, pero con mayor frecuencia los medios de comunicación registran declaraciones respecto a señalamientos de la existencia de cobardes, traiciones y traidores en los diferentes partidos políticos que participaron en la elección concurrente del 1 de Julio del presente año.

Quienes no asumieron con responsabilidad y dignidad su encomienda ya sea por amenazas, intimidación o por intereses personales obscuros se les tilda de cobardes por no asumir con valentía la defensa de su ideología, principios e integridad ética, convirtiéndose en políticos despreciables, sin valor político alguno.

Se documenta también al traidor y sus traiciones por dinero o conveniencia política, que en los actuales tiempos ya no es la excepción sino la regla de conductas de los políticos pragmáticos que pululan por todos lados, desgraciadamente por estado vetusto, cansancio o interés económico para salvaguardar sus últimos años en la comodidad, los  “viejos” militantes  que a la sombra de sus partidos amasaron fortuna y reconocimiento político, se prestaron al servicio de intereses ideológicos ajenos a su formación, convicciones juveniles y lo que pregonaron como ejemplo para nuevas generaciones se convirtió en mentira, triste realidad, así actúan hoy los políticos partidistas de nuevo y viejo cuño.

Quedarán en la historia política como renegados, indignos, defraudadores de la confianza conferida, actuarán siempre en su momento de manera contraria a sus compromisos y lealtades.

Para las nuevas generaciones con las experiencia que están viviendo, ojalá  siempre digan con firmeza y convicción: ¡ Ni cobardes ni traidores!

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