Segundo debate: México sin mayorías

  • Jonathan R. Maza
Bajo nivel. Tres no pudieron con uno, que parece no poder articular ideas sensatas.

[Fuente de fotografía: Ver aquí]

El segundo debate presidencial en México ya no contó con la participación de Margarita Zavala, la única mujer que contendía “se bajó” de la contienda apenas unos días antes del debate. Muchos mexicanos, al menos ese porcentaje que se enumeraba en las encuestas, deseábamos tener una alternativa que valiera al momento de votar, pero hoy ya no es así. Sin embargo, la contienda sigue con los otros cuatro hombres, representantes de distintas minorías de este país.

La “minoría rapaz”, esa a la que señala Andrés Manuel López Obrador como la causante de todos los males de México, tiene por supuesto a su(s) candidato(s), en el caso hipotético de que exista dicha minoría plutócrata. También la minoría “chaira”, esa a la que señalan los que se autoafirman como “no chairos”, es decir los que se asumen como gente pensante, inteligente, culta o al menos informada como para no caer en las tentaciones populistas de López Obrador, esos también creen que existe una minoría, si no rapaz, al menos sí ignorante que puede llevarnos a la “venezolanización” de México.

Por otro lado, podríamos decir que existen los que creen que José Antonio Meade o Ricardo Anaya son de entre todos los males el menos malo, quizás una buena parte del llamado “voto útil” se identifique en este contexto, o los que confían que un Bronco puede hacer del “milagro” independiente, un milagro mexicano. Todos al final minorías.

¿A qué público le hablaron entonces los representantes de las minorías? ¿De qué fueron a hablarles a sus huestes estos cuatro presidenciales? El formato y temas del segundo debate, a grandes rasgos, versaron en torno a los temas de política exterior, migración y comercio exterior. De esos temas se suponía que tenían de explicarnos a los mexicanos cuáles son sus propuestas, y sobre cómo las llevarán a cabo en el supuesto caso de “sacarse la rifa del tigre”, es decir, ganar la presidencia de México.

Sin embargo, al parecer olvidaron que lo más importante del debate era que los mexicanos pudiéramos contrastar sus ideas respecto a temas tan importantes, y por el contrario nos ofrecieron un contraste de difamaciones, datos manipulados, respuestas sin sentido, insultos y hasta bromas. Andrés Manuel López Obrador siguió su formato de evadir a preguntas concretas, muy lejos de ofrecernos datos o propuestas contundentes, siempre cayó en lugares comunes con respuestas simplonas, tales como que todo se arreglará si él llega a ser presidente, combatiendo a la corrupción y siendo honesto.

Anaya decepcionó al hacer uso de verdades a medias, datos imprecisos o incluso hasta manipulados para hacer ver mal a su verdadero adversario, el puntero López. Su habilidad casi perfecta de oratoria, el dominio de la retórica hacía que pocos se cuestionaran la veracidad de sus afirmaciones, pues sin duda este tipo de espacios y formatos de debate le favorecen. Anaya es el candidato más disciplinado y mejor preparado, pero no termina de empatizar, parece una teatralización casi perfecta, pero al final no parece real, es insustancial, no hay emociones que queden grabadas en la mente y el corazón de los votantes que aún no conquista, los que no lo siguen y que necesita para ganar.

Meade mejoró mucho, sin duda alguna se vio mejor en esta segunda edición de los debates, con el uso de datos, pero también de historias que contextualizaban sus tecnocráticas habilidades de funcionario público de alto nivel, pero sigue pareciendo el perdedor de esta contienda, por más que se autoafirme como el mejor, como el más “chingón”, pocos lo creen. El paso de eficiente funcionario a político es algo que no ha podido atajar, y para ganar la elección se necesita el perfil político que no tiene. Del Bronco poco puedo decir y no creo que valiera la pena dedicarle mucho, es el único que no debería estar ahí, tanto por su tramposa inclusión en la boleta después de tantas firmas de apoyo falsas, como por su nulo aporte a la democracia en esta contienda.

Los mexicanos y el mundo pudimos ver un debate de bajísimo nivel, con una contienda que parece tener un ganador hasta ahora indiscutible por las encuestas, y un trío de candidatos detrás de él que decepcionan porque no pueden ganarle abrumadoramente al puntero que parece ignorante, y a la vez imposibilitado de articular ideas sensatas en un debate. ¡Vaya nivel de contendientes! ¡Vaya nivel de puntero presidencial! Nos queda pensar bien el voto, y también nuestra corresponsabilidad durante el resto de los días de campañas para exigirles más a todos. 

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Jonathan R. Maza

Internacionalista con especialidad en Política Internacional y Diplomacia UPAEP. Maestro en Seguridad Nacional. Estudios en Seguridad Nacional por el Centro de Estudios Superiores Navales de la Secretaría de Marina Armada México