A Eduardo Rivera  lo conocí en el movimiento que nació en Puebla con la injusta detención y tortura a la periodista Lidia Cacho; uno de los  episodios contemporáneo  más negros en Puebla, que dio origen  esa marcha de febrero de 2006 donde todos en Puebla exigíamos  "fuera Marín". Que si bien es cierto fue una marcha ciudadana, también marchamos militantes de partidos políticos  como ciudadanos sin ninguna bandera partidista.

 En ese momento Eduardo era dirigente estatal del PAN y el que esto escribe, candidato a diputado federal por el distrito XI de la coalición "por el bien de todos primeros los pobres" ( PRD-PC-PT); luchamos contra todo y contra todos y los poblanos salimos a protestar.  Posteriormente nos volvimos a tratar en la elección del 2010. Íbamos en coalición el PAN y el PRD con Convergencia y el PANAL. Yo era presidente estatal del PRD y Eduardo aspirante a la candidatura a la presidencia municipal. Posición que en los pre-acuerdos le correspondía al PRD, sin embargo había que ganar una encuesta para postular al mejor posicionado, fue cuando recibí instrucciones de mi dirigencia nacional de proponer a alguien que le pudiera ganar la encuesta al PAN y a Eduardo quien venía de ganar el proceso interno de su partido, que no fue nada fácil y lo ganó.

 Teníamos que pelear esa candidatura para el PRD, aunque fuera con un externo.  Se acercó a nosotros Enrique Doger lo subimos como aspirante ya que traía buenos números y como estrategia de mi partido lo apoyé con todo, dándole unos que otros raspones a Eduardo .En éso andábamos y a punto de hacer la encuesta cuando en la casa de José Juan Espinoza, quien era el presidente estatal del Partido Convergencia, esperábamos a comer a Enrique Doger para revisar los últimos detalles de ese ejercicio estadístico, cabe mencionar que también estaba la dirigencia del PT, cuando Enrique no llegaba y ya habían transcurrido  más de dos horas de la hora convenida entre todos, cuando al fin llegó. Nos informó que siempre no iba. Nos dejó colgados.

Ante ese escenario  y con todo lo que mediáticamente había construido para disminuir los mejores números que traía Eduardo sobre Enrique me retiré y no me quedé ni a comer. Saliendo busqué a Eduardo Rivera para comentarle que no iba a haber  encuesta y que deseaba hablar con él. Nos vimos en un lugar en la calzada Zavaleta e hice lo  que llamamos en la política "operación cicatriz" le expliqué que no era una cuestión personal más bien institucional y que tenía que defender mi posición y la posición del partido. Lo que entendió perfectamente y la relación quedó a salvo. Con dificultades pero era el candidato a presidente municipal por Puebla capital de la coalición "Compromiso por Puebla".

 Vino la campaña y Eduardo ganó la presidencia municipal. Pasaron los tres años de su administración y entregó buenas cuentas, no obstante la dificultad que todos sabemos y conocemos que tuvo que sortear. También le fue bien. Tuvo un proceso jurídico muy complejo para estar en posibilidades de volver a ser candidato ya que el congreso del estado lo inhabilitó y les ganó. Nuevamente le fue bien.

 Ahora viene este nuevo reto de ser nuevamente presidente municipal de Puebla capital. Trae en contra el efecto AMLO que sin duda va a ayudar y mucho a su principal contrincante Claudia Rivera candidata a la misma posición por el partido MORENA. Considero que para el panista esta elección tendrá un mayor grado de dificultad que la que ganó en el 2010, aunque a su favor tiene que está bien entrenado para pruebas difíciles. No ha tenido descanso, se la ha pasado luchando y con resultados a su favor todos ellos. Por lo que no obstante la dificultad que se le presenta viene embalado y eso es una ventaja ante sus contrincantes.

 Recuerdo lo que mi papá mencionaba del ejército de Israel que era de los mejores del mundo, porque siempre estaba en guerra y por lo mismo, estaba muy bien entrenado para enfrentar en todo momento al adversario y éso los hace muy competitivos. Así está Eduardo Rivera, bien entrenado para lo que venga.