El hartazgo social y el voto visceral

  • Martín Michel Rojas
La polarización que priva en el país. Importante no votar con enojo. Democracia no debe ser visceral

“Si todos roban, ya le toca a otro que nos robe”, “ya le toca al peje, peor ya no podemos estar, hay que darle chance”, “ya probamos con el PAN y el PRI, esos de MORENA son nuevos, hay que darles la oportunidad”, “al fin al y al cabo todos son lo mismo, excepto López Obrador, ya vez que va a vender el avión presidencial”, y “la verdad es que ya estoy harto de toda la bola de políticos corruptos, Andrés Manuel va a acabar con ellos”.

 

Son frases que cotidianamente escucho de aquellas personas que argumentan su simpatía por AMLO, pero más allá de simpatía, es sumisión, es fidelidad como la de un perro bien amaestrado, uno que protege a toda costa a su dueño. Oye, Martín, creo que exageras y te estas pasando en describirlo así…, yo te respondería que no porque personas que me platican, discusiones que se observan en redes, así como con la mayoría de conocidos con los que difiero con mi preferencia electoral ajena al peje, o inclusive con alguna crítica constructiva para su candidato, han mostrado una actitud visceral, irracional, tal como lo son sus argumentos para justificar su apoyo a él. Un enojo bien justificado por el mal uso de la política de parte de los gobernantes, un hartazgo social generalizado que ha sedado el pensamiento crítico y reflexivo del elector, a lo que todo ese sentimiento, Andrés Manuel, ha sabido canalizar a su proyecto, repitiendo cotidianamente el mismo hartazgo de la corrupción en la “mafia del poder”.

 

No existe rastro de alguna tregua o entendimiento racional, o estás con el peje o estás contra él, y estar contra él significa estar contra “nosotros, el Pueblo de México, por lo que “tenemos derecho a juzgarte, y además el señalarte de manera masiva y discriminada, acusándote de vendido y parte de la mafia del Poder, parte del PRIAN. Y es que tratar de llegar a un diálogo con un amlover, chairo, pejezoombie, moreno, lopezobradorista, o como quieran que les llamemos, es prácticamente inútil, uno sí puede reconocer algunas fallas del candidato por el que prefiere votar, pero Andrés Manuel, ¿falla alguna?, ¡bah!, no tiene ningún defecto, es perfecto, él va a cambiar todo, no lo quieren porque “los ricos van a perder sus privilegios”.

 

¿Te das cuenta del discurso de odio que se ha generado entre quien apoya a AMLO y quien no? Ha dejado una nación dividida, mucho por el conformismo cultural, el sentimentalismo y la ignorancia. En 2012, el voto se pensó con los ojos, al elegir a un presidente “guapo”, el marketing político que en su momento usó el PRI para vender la imagen de Peña Nieto al electorado, fue estupendo, pero funcionó justo por el sentimentalismo con el que el mexicano vota, con el estomago y el corazón, jamás con la cabeza. Hace seis años los ciudadanos dijeron: “¡bah! ¡míralo! es el nuevo PRI, ya no es el de antes, hay que darles nuestro voto de confianza”. Hoy en día el 85% de la población a causa de este uso irracional de su voto, está arrepentida y harta de todo lo que huela a política y partidos políticos. A dos meses de votar, se va a repetir la historia, México va a votar con las entrañas, con el sentimiento de odio y hartazgo de “aquellos que les han robado al pueblo a costa de sus impuestos”, hoy el peje no es guapo, ni un excelente orador, ni consta de propuestas verdaderamente realizables, hoy solo cuenta con el enojo de la gente, capitalizado en su discurso en contra del mal gobierno y a favor de todo aquello que venza al odio. “el amor y la paz, una república amorosa”.

 

El próximo 1 de julio, el voto será visceral, y si gana el peje, lamentablemente no será por un sufragio reflexionado, será por un voto que emerge del estomago y que lo único que espera, es apaciguar un poco la bilis que ha provocado la mala política. El mexicano encabronado, ha logrado identificarse de manera perfecta con AMLO y su supuesto proyecto de nación, de mucho aprendió el peje de su anterior rival, Enrique Peña Nieto, todo es “un acto”. El único vislumbre de esperanza es que de aquí a las elecciones, el mexicano logre ser consciente de que “quien vota enojado, pierde, y que a la hora de votar, tiene que hacerlo con la mente fría y pensante. Si con la mente fría y con la cabeza pensante vota por alguien más o vuelve a votar por el peje, podemos estar tranquilos porque sabremos que fue un voto a conciencia y por convicción, por el proyecto y propuestas de AMLO, y no por un hartazgo bien justificado pero mal canalizado. Si pasa esto, sabré que me adelanté a juzgar mal, y que en nuestro país abundan muchos ciudadanos responsables y conscientes al momento de tomar decisiones de gran relevancia, además de confirmar que nuestra democracia es verdadera y no visceral.

 

Enhorabuena…

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Martín Michel Rojas

Joven apasionado por la vida y el bien común, profesionista de la Comunicación y Maestro en Humanidades Anáhuac Puebla. Escritor, conferencista -dramaturgo motivacional. Fundador “Speaker Show, Formando con Locura”, empresa de eduentretenimiento