Elecciones 2018: el tigre en casa

  • Miguel Ángel Rodríguez
La decisión del TEPJF sobre el "Bronco" toca la moral pública y agravia a Marichuy al excluirla.

El agravio político contra Marichuy, candidata de los pueblos indígenas que fue excluida de la campaña presidencial, por no reunir la cantidad de firmas requeridas por la legislación del INE, se convierte en un tema de moral pública e interés general, con la reciente aprobación  de la candidatura de Jaime el bronco Rodríguez, gobernador con licencia del estado de Nuevo León.

Y uno se cuestiona entonces, pensando en la educación cívica y ética de los cerca de 28 millones de estudiantes del sistema educativo nacional, ¿cómo hablar y enseñar valores y virtudes cívicas en las escuelas a los estudiantes, mientras la clase política se ocupa de mostrar con eficiencia superlativa, en los medios electrónicos de comunicación, que el camino del éxito se construye en la realidad, de verdad, con la mentira, la transa, la corrupción, el oportunismo, la ventaja y la simulación?

Propongo que el próximo libro de educación cívica y ética, igual los programas de esa materia fundamental para la formación de los seres humanos, tenga una de las imágenes de los moneros mexicanos que con humor e ironía retratan al INE, y ahora al Tribunal Electoral Federal, como una copia fiel y mejorada de La granja de los animales. Así los niños entenderán al golpe de la vista una de las obras centrales de George Orwell, en la que, al igual que las autoridades electorales de México contra Marichuy, los poderosos cerdos, de rigurosa etiqueta vestidos, ejercen el despótico poder e impiden el paso a los seres humanos, prohiben la entrada a la gente de palabra verdadera.

Sin lugar para la especie humana.

Con anterioridad Lorenzo Cordova, Presidente del Instituto Nacional Electoral, tuvo un inolvidable, por degradante, comentario racista contra los indígenas de México. Un juicio desafortunado que contribuye a configurar los rasgos de un estado de excepción.
Y Marichuy, la candidata presidencial de los pueblos originarios, fue marginada por el propio INE de la contienda electoral, la razón es clara como el mediodía: la curandera nahua ni quiere ni sabe hacer trampas.

Pero el organismo electoral aprobó la candidatura independiente de Margarita Zavala que presentaba un 45 por ciento de irregularidades en las firmas recabadas. La tolerancia a la corrupción estaba sembrada, por eso luego hubo de hacer estériles machincuepas argumentativas para excluir de la contienda por la silla presidencial a Jaime el bronco Rodríguez y a Armando Rios Piter, cuyas trapisondas alcanzaron el rango de legendarias.   

Y ahora resulta que el Tribunal Electoral Federal echó para atrás la decisión del INE en el sentido de no permitir el registro a Jaime Rodríguez y prácticamente le ordena su inclusión como candidato independiente, en esas coordenadas la dimensión de la injusticia jurídica y moral contra Marichuy se magnifica.

Por lo pronto AMLOVICH se adelantó a los dictados de una estricta ética kantiana para sostener: “Hay otros que tampoco pudieron reunir las firmas, sobre todo la señora Marichuy, que representa a las mujeres indígenas. Deberían de considerar (...) y que no se excluya a nadie”. De nuevo el Peje, con buen sentido de oportunidad, elaboró la agenda política del momento.

En un artículo reciente, "Marichuy: la mujer rebelde", me aproximé por adelantado al vergonzoso escenario político que se avecinaba y que, lamento decirlo, en este momento enfrenta México ante la opinión pública internacional. A propósito de la aprobación de Margarita Zavala como candidata presidencial, por parte del INE, escribí el 19 de marzo lo siguiente:

"Ahora que el Instituto Nacional Electoral (INE) finalmente concluyó que Margarita Zavala, la familiar y protectora de la dueña de la guardería ABC, donde fallecieron cuarenta y nueve infantes por el pésimo estado de las instalaciones subrogadas por el IMSS, será la única candidata ‘independiente’ a la presidencia de México, es momento de retratar el estado de la cuestión ética de la clase política de México.

“¿Cómo alcanzó la candidatura Margarita? ¿Cómo la perdieron Jaime ‘el bronco’ Rodríguez y Armando Ríos Piter? ¿Cuáles son los criterios del INE para decidir cuánta corrupción es tolerable en las candidaturas independientes a la presidencia de la república? Veamos.

“Margarita alcanzó la candidatura presidencial porque solamente el 45 por ciento de las firmas recolectadas resultaron sospechosas e inválidas por la institución electoral del país. Supongo que las autoridades del INE, aristotélicas al fin, decidieron un salomónico punto medio; esto es, que del cincuenta por ciento para arriba de las firmas que resulten anómalas las candidaturas no tienen méritos suficientes para ser legitimadas como oficiales y del cincuenta por ciento para abajo de falsificaciones podrían ser toleradas como peccata minuta, mentirijillas sin trascendencia."

La laxitud del INE con el intento de fraude electoral de Margarita Zavala abrió la puerta a la decadencia de la legitimidad de las autoridades electorales de México.

En su momento el Instituto Nacional Electoral, con base en las más de un millón de firmas falsificadas y los habitantes de una ciudad de muertos que también firmaron entusiasmados por el proyecto de nación del "Bronco", decidió no aprobar la desleal candidatura del cínico y folkclórico político norteño

En su defensa, el INE permitió hasta en 12 ocasiones las argumentaciones jurídicas y testimoniales correspondientes, para probar que no había cometido fraude a la voluntad popular. Jaime Rodríguez nunca pudo dar cuenta del origen de las firmas falsificadas y, mucho menos, de las firmas de los muertos resucitados por su poder de convocatoria.

Para el INE quedó comprobado, pues, que Jaime Rodríguez es un vulgar delincuente electoral y que en un Estado de derecho estaría purgando una sentencia por el intento de defraudar la voluntad del pueblo de México. No obstante, los laberintos de la política nacional conducen a sucesos de descomposición ética insospechados y las audiencias celebradas por el INE fueron desconocidas, descalificadas por el Tribunal Electoral Federal, pues en su opinión asiste la razón al candidato, porque el INE “no respetó la garantía de audiencia.”

El diez de abril del 2018, aniversario del asesinato a traición del general revolucionario Emiliano Zapata, puede ser agregada al memorial de agravios del poder político contra la voluntad popular, pues ese día el Tribunal Electoral Federal, por mayoría de los siete votos de los magistrados de la Sala Superior (4 contra tres), decidieron legitimar la candidatura de Jaime el bronco Rodríguez.

Así quedó publicado oficialmente el oprobioso dictamen:

"La Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) revocó, por mayoría de votos, el dictamen y el acuerdo del Consejo General del Instituto Nacional Electoral (INE), mediante el cual determinaron que el aspirante a candidato independiente a la Presidencia de la República, Jaime Heliodoro Rodríguez Calderón, no cumplió con el porcentaje de apoyo ciudadano requerido y le negó el registro. Al haber considerado que no se respetó la garantía de la audiencia en el proceso de revisión, instruyó a la autoridad electoral registrar al quejoso…

“Así, con base en los parámetros de restitución de derechos y de reparación integral determinados por la Corte Interamericana de Derechos Humanos y conforme a los precedentes del Tribunal Electoral, tomando en cuenta la afectación que pueda generarse al actor al estar transcurriendo ya la etapa de campaña, la Sala Superior determinó ordenar a la autoridad responsable que tenga por cumplido el requisito relativo al número de apoyos necesarios para la postulación de Rodríguez Calderón como candidato a la Presidencia de la República por la vía independiente.

“El INE deberá emitir un nuevo acuerdo, para pronunciarse respecto al cumplimiento de los demás requisitos legales atinentes y, de ser el caso, otorgar el registro correspondiente, sin que ello implique la validación de apoyos que no cumplan los parámetros normativos, porque la determinación se sustenta en la válida presunción de que el aspirante cuenta con el número necesario para alcanzar su registro derivado de las deficiencias advertidas en los actos procesales que originaron la negativa de su registro.”

Nos encontramos frente a la desfundamentación de la esencia de la verdad jurídica que, como la de las ciencias, aspira, en términos generales, a la construcción de la evidencia bajo los criterios de imparcialidad, legalidad, objetividad y racionalidad de la norma. La rectitud, la certeza y la correspondencia entre los axiomas y principios jurídicos con las acciones de los sujetos individuales y colectivos constituyen el fundamento de la moderna verdad jurídica.


Y la interrogación es implacable, si la verdad jurídica vela por el bien público, y, en este caso, por la voluntad del pueblo de México como fundamento de la unidad nacional, ¿cuánta objetividad, racionalidad e imparcialidad puede tener un dictamen que ignora las evidencias manifiestas de voluntad fraudulenta de Jaime "el bronco" Rodríguez contra la voluntad del pueblo de México -aportadas hasta la náusea y el vómito por el INE?, ¿cuánta rectitud y certeza puede haber en un tribunal superior que permite una candidatura presidencial que violenta, con aspavientos y cinismo propios de don Perpetuo, los más fundamentales principios legales que regulan la vida política del país? 
Y las autoridades electorales del país en su conjunto, Tribunal Federal Electoral e Instituto Nacional Electoral, qué pueden decirnos de la exclusión de Marychuy, la candidata más honesta del escenario político nacional, que, como el Bronco, tampoco reunió la cantidad de firmas necesarias para su registro, pero que a diferencia de todos los "candidatos independientes", convocó la mayor cantidad de firmas verdaderas (93%). 
En ese sentido es preciso advertir, como si hiciera falta, que en este país, si alguien está acariciando las bolas al tigre, si alguien es responsable de un desenlace violento del próximo proceso federal electoral, son las propias instituciones responsables de arbitrar y evitar que la sangre llegue al río.

El tigre de esta fábula representa el miedo a la muerte violenta, fundamento del jusnaturalismo hobbesiano. Y es de esa manera porque el ser humano teme más a la muerte violenta de lo que ama la vida. Por eso el primero que mencionó en esta campaña la amenaza del tigre fue ya sabes quien, porque él es el menos interesado en que brote un caos electoral, pues la legitimidad de la elección estaría en riesgo y la tentación del golpe de Estado no debe ser olvidada.

Y pienso que ante la incertidumbre sembrada por quienes deberían de garantizar la certidumbre de los resultados de la voluntad popular, estamos en este momento, los ciudadanos mexicanos, frente al carnicero gato pestífero, perdidos en la mirada, en "la colmena solar, los renegridos panales del crimen de sus ojos, los crisoles de saliva emponzoñada de sus fauces.”

Nadie sabe ahora qué pasará con las elecciones presidenciales 2018, pero una cosa intuyo de todo esto, la presencia de un enorme gato filicida ronda, acecha, sobre la voluntad del pueblo de México.

El tigre está en la casa.

Opinion para Interiores: 

Anteriores

Miguel Ángel Rodríguez

Doctor en Ciencia Política y fundador de la Maestría en Ciencias Políticas de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP). Investigador y filósofo político. Organizador del Foro Latinoamericano de Educación Intercultural, Migración y Vida Escolar, espacio de intercambio y revisión del fenómeno migratorio.