La narrativa de los presidenciables

  • Fidencio Aguilar Víquez
El pueblo. La tierra prometida. El camino. El enemigo y sus engaños. Mesías, caudillo o líder.

El discurso político habitualmente contempla cinco puntos de referencia que constituyen el circuito de su lógica, su dinámica y su narrativa. No es necesario, como de hecho ocurre, enfatizar todos esos elementos, a veces basta con uno o dos, incluso, cuando es uno solo el elemento, el peso tiende a condensarse más y termina siendo ese único elemento el factor determinante para aglutinar todo el discurso a fin de que tenga conexión y fuerza de convicción hacia la sociedad, los ciudadanos y los electores que son los que legitiman a final de cuentas el acceso al poder público.

De hecho el primer elemento de referencia del discurso político son, precisamente, los ciudadanos. Se le llama pueblo, sociedad, sujeto que, simbólicamente, en primer lugar, ha de cobrar conciencia de su ser –y el discurso político tiene ese fin de hacerlo recordar-, pero también de su destino, de su vocación histórica, en suma, de la meta a la que está llamado a llegar. Esa meta es el segundo elemento al cual vamos a denominar: tierra prometida o lugar ideal al que los ciudadanos –el pueblo- van a llegar.

Así, pues, tenemos al pueblo, a los ciudadanos, que están llamados a alcanzar una meta, a llegar a una situación ideal, el propósito o la meta que se han fijado. Pero para llegar a esa meta hay que trazar un camino, hay que recorrer un camino, hay que ponerse en marcha. Este tercer elemento es precisamente la noción de camino; y eso significa también: ponerse en acción.

No debe olvidarse, sin embargo, que en el camino, a lo largo de la travesía, existen enemigos, peligros, riesgos, tentaciones, engaños, incluso traiciones. El enemigo es tan poderoso que siempre es preciso estar en estado de alerta y de vigilancia: puede tomar cualquier forma –a veces la más seductora- y engañar para hacer perder el camino. En un lenguaje técnico, aquí encontramos la amenazas y las debilidades del proyecto.

Pero por muy hábil y poderoso que sea el enemigo, siempre está la ayuda necesaria: la idea, los valores, los principios, o la persona que ha de salvarnos. Siempre en situaciones de desolación, de desesperación incluso, existe la persona adecuada que podrá retomar el camino para llegar a la meta a la cual, como sociedad, estamos llamados a realizar. El líder, el héroe o el caudillo siempre tienen un lugar de peso como la persona indicada, la persona capaz –la única- para llevar a cabo esa tarea de conducir al pueblo, a la sociedad, a la meta o al camino adecuado para alcanzar la tierra prometida. Desde luego, esto rebasa las nociones de fortalezas y oportunidades de la administración básica, apunta incluso a la noción de liderazgo y, si somos más agudos, de figura mesiánica: en última instancia se necesita un salvador, la persona indicada. Este es el quinto elemento del circuito.

En resumen, los cinco elementos son: el 1) el sujeto legitimador, el pueblo, el 2) la meta para alcanzar o la tierra prometida, 3) el camino, 4) el enemigo y 5) el mesías.

Veamos, en términos generales, algunas pinceladas del discurso de los presidenciables, cuando menos las consignadas en los medios nacionales y ubiquemos a cuáles de esos cinco elementos están aludiendo y la fuerza que pudieran tomar su discurso a lo largo de la campaña.

El discurso de López Obrador en una carta que envía a inversionistas nacionales y extranjeros, publicada por El financiero el día de hoy 4 de abril de 2018 señala en algunos puntos lo siguiente: “No somos rebeldes sin causa y tenemos palabra. Sabemos cumplir compromisos.” [5. El mesías]. “No se dejen asustar” [4. el enemigo]. “No es nuestro propósito… revivir un modelo del pasado. Pretendemos alcanzar lógicas que funcionen”. Y sus “intenciones de gobierno” apuntan más bien a lo que denomina “desarrollo estabilizador” [2. Meta por alcanzar o tierra prometida]. Y remata o insiste en tener cuidado con el enemigo para lo cual pide a los inversionistas: “No dejarse manipular por campañas de odio… que contravienen la honestidad y socavan la democracia”.

El discurso de Ricardo Anaya, publicado en la misma fecha por La Jornada, señala también en trazos generales lo siguiente: “Me atacan porque no ofrezco impunidad” [5. El mesías]. “El pueblo ya cayó en cuenta de las mentiras y el montaje en mi contra” [Alude a 1. el pueblo, y a 4. el enemigo]. El pueblo es consciente, indica, de los ataques del enemigo. Y descubre al enemigo y arremete contra él: Corrupción, violencia y crecimiento insulso marcan este sexenio. Más aun: Los embates los diseñó el gobierno para tapar los desvíos de  Robles y Meade. Y remata contra el enemigo: “A la buena, en PRI no tiene ninguna posibilidad de ganar esta elección.” Luego señala al elemento 1, el pueblo o sujeto legitimador: “Estos comicios van a ser de cambios; 85% de la gente los quiere.” Y finalmente el punto 2, la meta o tierra prometida: “Aspiro a la transformación profunda del país.”

En cuanto a Meade, es de destacar que este día publica 24 Horas. Diario sin límites un sondeo de Pauta Encuesta donde el candidato tricolor pasa al segundo lugar [AMLO 36%, Meade 29%, Anaya 24% y Margarita 8%]. La sola nota habla del elemento 5, el mesías, el líder, el caudillo, que es el propósito del mensaje para los simpatizantes tricolores y para el electorado en general: el líder ya logró entrar en la competencia. Y para reforzar esa figura mesiánica, de liderazgo y de persona capaz, en su cuenta de twitter [@JoseAMeadeK] Meade escribe: “Mañana jueves presentaré ante el @imcomx mi declaración #3de3. Pero iré más allá, mucho más allá, ya verán. Y me parece lamentable que @lopezobrador_ y @RicardoAnayaC rehuyan a debatir algo tan elemental como nuestra propia situación patrimonial. Así traerán la conciencia…”

De Margarita Zavala tomo la última nota de su cuenta de twitter [@Mzavalagc] subido a las 9.23 hrs. de hoy mismo: “Amigos panistas, sus aliados del Frente en Jalisco los llaman confesionales y premodernos. Los humillan y los obligan a bajar sus banderas. No se dejen. No se resignen. #ValorEs defender principios.” No habla a todos, no habla al pueblo, ni traza una meta, un camino. Pero alude al elemento 4: un enemigo, los mismos aliados de los panistas. Y luego habla de los valores que identifican al panismo. El “pueblo” por ahora para ella son los panistas a los que, seguramente, convoca para atraerlos a su causa que son los “valores”.

Como podrá ver, amable lector, lectora, en todo discurso político se cuecen habas, y en todos los presidenciables hay una alusión clara, nítida y contundente respecto a una meta, un enemigo peligroso a vencer, pero sobre todo de que ellos, cada uno en lo personal, es la persona idónea, indicada y capaz para llevar a este país a mejores situaciones de las que está ahora, en medio de mucha incertidumbre y zozobra por los problemas que cargamos como sociedad y como país. Está para pensarse…

@Fidens17

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Fidencio Aguilar Víquez

Es Doctor en Filosofía por la Universidad Panamericana. Autor de numerosos artículos especializados y periodísticos, así como de varios libros. Actualmente colabora en el Centro de Investigación Social Avanzada (CISAV).