Educación y la pérdida del “yo”

  • María José Zapata Moreno Valle
Se pierde el sentido de la vida y de nosotros mismos. Educación: despertar ese yo.

Actualmente, nos encontramos inmersos en un mundo en el cual predominan las circunstancias banales y en donde  las relaciones humanas  denotan cada vez más la ausencia del “yo”; ante esta situación, es notorio cómo aumentan las personas que carecen de percepción de sí mismas y la felicidad, verdad y justicia dejan de ser la fuente última de su juicio. Asimismo, la forma de vivir las circunstancias del día a día y de entablar relaciones con los semejantes, han sido opacadas por una falsa  percepción de éxito,  poder y conveniencia, dejando a un lado la apreciación de aquellas circunstancias que signifiquen experiencias realmente gratificantes y que impliquen emociones.

 

Como consecuencia de lo anterior, es que predominan los individuos que no juzgan, no sienten, ni deciden por sí mismos, sino que se dejan llevar por la avidez de poseer cosas materiales más que experienciales. Además, otro resultado de lo anterior, se puede observar en el hecho de que el hombre actual tiene una notoria incapacidad para alcanzar una introspección profunda, dado que se ha acostumbrado únicamente a satisfacer a los demás a través de las “apariencias”.

 

Por otra parte, con lo que respecta a la afectividad, se puede percibir que el entusiasmo que antes predominaba en el ser humano al descubrir algo, se ha transformado en una indiferencia afectiva como fruto de la costumbre, dado que el mundo que nos rodea se ha vuelto monótono y debido a esto las personas se han convertido ansiosas, poco sensibles y con prisa por vivir (pero de forma automática).

 

En lo relacionado a la libertad, la sociedad de hoy se ha regido por un libre albedrío, en donde “el fin justifica a los medios” y no importa qué métodos se utilicen o a quién se afecte con tal de obtener lo que se busca. Además, la libertad deja de ser ejercida basándose en el bien o como respuesta de agradecimiento hacia el otro.

 

Una vez mencionado lo anterior, se puede decir que ante esta problemática, el hombre actual podrá recuperar su sentido a través de enfrentarlo con su realidad y despertar en él la pasión por el descubrimiento. Lo que puede evitar que el individuo pierda su “yo” es que éste encuentre una figura que le haga experimentar el ser amado por sí mismo. Es acá donde la educación juega un papel importante, dado que ésta será un parteaguas fundamental para que desde las primeras etapas se le enseñe al sujeto a ver la realidad desde otra óptica diferente a la que se está viviendo en la actualidad; si se orienta, guía y acepta al individuo tal cual es, será menos probable que caiga en el mundo de las banalidades y superficialidad; sin embargo, si el mismo docente se encuentra inmerso dentro de éstas trivialidades, es probable que el modelo que se reproduzca con el alumno sea uno cegado por las apariencias, el poder y el materialismo. 

 

Finalmente, a manera de conclusión es pertinente darnos cuenta de que estamos viviendo una situación que nos ha orillado a perder no sólo el sentido de la vida, sino también el de nosotros mismos. Como reflejo de esto, transmitimos nuestra perspectiva a los demás (incluyendo a nuestros alumnos), los cuales lo proyectarán de la misma forma que fue aprendido; es por esto que debemos generar consciencia e inculcar en aquellos que nos rodean, una visión más humana de la realidad en la que vivimos, en la que se puedan recuperar algunos valores que se han ido perdiendo (como la sensibilidad y la empatía).

Opinion para Interiores: 

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María José Zapata Moreno Valle

Licenciada en Psicología, Máster en Pedagogía y Educación Especial. 

Docente de primaria, forma parte del departamento de Inclusión en el Colegio Humboldt; se ha desempeñado como terapeuta infantil.