La valentía del cobarde

  • Ricardo Velázquez Cruz
La violencia contra la mujer es una ofensa a la dignidad humana y viola los derechos humanos.

Nuestra Constitución es la máxima ley, de donde emanan todas las demás leyes; el artículo 1° ordena que la dignidad humana y que su protección debe ir encaminada a la prohibición de cualquier tipo de discriminación que anule o menoscabe los derechos y libertades del varón y la mujer; aunado a esto existe una Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, así como la Convención Sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer, situación que se reitera en la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer (Belém Do Pará).

Llamamos bloque de constitucionalidad, a la Constitución, a los tratados celebrados por el Estado Mexicano y a los derechos humanos contenidos en la leyes federales y generales de la Nación; así la violencia contra la mujer es una ofensa a la dignidad humana y constituye una violación a los derechos humamos, también es una manifestación de las relaciones de poder históricamente desiguales entre mujeres y hombres.

En estos tiempos de precampañas electorales he observado con indignación, que un periodista ha atacado a la señora Violeta Lagunes, entrometiéndose en asuntos de su vida privada, así también a un precandidato haciendo declaraciones contra la candidatura de la señora Martha Erika Alonso Hidalgo, a quien acusó de no ser ajena al ejercicio del poder de su esposo y ex gobernador del Estado. Lo anterior es abominable y no me refiero a las personas sino a las ideas que vierten y a la ignorancia de la ley -que a nadie beneficia-.

La Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer, ordena en su artículo 3° que toda mujer tiene derecho a una vida libre de violencia tanto en el ámbito público como en el privado, mientras su artículo 4° dice que toda mujer debe tener el reconocimiento, goce, ejercicio y protección de todos los derechos humanos y a las libertades consagradas por los instrumentos regionales e internacionales sobre derechos humanos.

El periodista que agredió a una dama bajo el pretexto de la libertad de expresión,  violó el artículo 6° de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos; en cuyo primer párrafo dice que: la manifestación de la ideas no será objeto de ninguna inquisición judicial o administrativa, “sino en el caso de que ataque a la moral, la vida privada, o los derechos de terceros”.

Por otro lado, el precandidato que atacó a la señora Martha Erika Alonso Hidalgo, violó el derecho humano que tiene toda mujer al acceso de las funciones públicas de su país y a la participación de los asuntos públicos, ya que toda mujer podrá ejercer libre y plenamente sus derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales que el Estado debe de proteger.

La discriminación es un mal que nos aqueja a todos, ya que el Presidente de un partido político ha llamado “prietos” a quienes pertenecen a otro instituto político, un hecho desafortunado e ilegal, incluso inconstitucional ya que la misma Constitución prohíbe toda clase de discriminación motivada por origen étnico o nacional, género, edad, condición social, discapacidades, religión, opiniones, preferencias sexuales, estado civil, o cualquier otra que atente contra la dignidad humana.

Esto podría considerarse una situación de guerra sucia, pero no es así, ya que el ejemplo lo puso el Consejero Presidente del Instituto Nacional Electoral Lorenzo Córdova al decir: “No mames, cabrón: es que desde las dramáticas reuniones con los padres de Ayotzinapa hasta esto, había un mundo. No voy a mentir. Te voy a decir cómo hablaba ese cabrón: Quiobo, jefe gran nación chichimeca. Vengo Guanajuato. Yo decir a ti, o diputados para nosotros o yo no voy a permitir tus elecciones (…) Yo no sé si sea cierto que hable así cabrón. Pero había mucho llanero solitario, cabrón (…) Nada más le faltó decir: Yo. Gran jefe ‘Toro Sentado’, líder chichimeca. No mames cabrón, no manes. No, no, no. De pánico cabrón. O acabamos de aquí divertidos o acabamos en psiquiatra de aquí”. Otro caso desafortunado, en el que tal vez se materialice la ignorancia de los fenotipos y genotipos, ya que muchos políticos los desconocen.

Por otro lado, la agresión a la mujer es la valentía del cobarde, aquel que tiene miedo de lo que dijo Margaret Thatcher: “En cuanto se concede a la mujer la igualdad con el hombre, se vuelve superior a él.”

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Ricardo Velázquez Cruz

Es abogado notario y actuario egresado BUAP. Diplomado en Análisis Político Escuela Libre de Ciencias Políticas de Puebla. Especialidad en Derecho Agrario UNAM; Maestría en Derecho Constitucional y en Juicio de Amparo UAT.