¿Alcanzará Anaya a AMLO?…

  • Juan de Dios Andrade
Ya tenemos a los tres principales candidatos que se disputarán la Presidencia de la República

AMLO y Anaya: Dos Rutas de Transición. AMLO: Refundar al PRI. Anaya: Ritmo de crecimiento. Beltrones vs Ochoa Reza. El Pacto que Viene

Ahora sí: ya tenemos a los tres principales candidatos que se disputarán la Presidencia de la República el 1 de julio próximo. Es verdad que en política nada está escrito y que la situación podría dar una voltereta en cualquier momento, pero las precampañas terminaron con una clara tendencia a una elección entre dos, AMLO y Anaya. José Antonio Meade enfrenta su desafío más complicado, al no haber podido remontar para salir del tercer lugar, con la lógica desbandada rumbo a MORENA, y las críticas contra él y Peña Nieto al interior del PRI. Además de la Presidencia y candidaturas concurrentes, está en juego la viabilidad y supervivencia del PRI. Los análisis a raíz de las encuestas indican que el partido podría quedar reducido como nunca en toda su historia. Quedó claramente expresado en las palabras de Emilio Gamboa, al referirse a las candidaturas: ‘No todos cabemos’. Mientras Meade centró su discurso de toma de protesta en comprometerse a ser implacable con la corrupción, AMLO y Anaya plantearon un modelo de transición…

Por increíble que parezca, AMLO copió y reinterpretó a Vicente Fox, convirtiendo aquel ‘¡Hoy! ¡Hoy!’’ de 2000 en ‘locura’ y ‘terquedad’ contra la corrupción. Tratando de ampliar su ventaja, de algún modo se tenía que ‘empanizar’. Ricardo Anaya, a su vez, confirmó su ruta original: darle a México su primer gobierno de coalición. Fue contra la corrupción y la impunidad, al precisar que no le temblará la mano al actuar contra ‘el pacto de impunidad’. Si lo vemos bien, aunque el denominador común fue la postura contra la corrupción se trató de dos propuestas distintas: la de ‘partido hegemónico’ y la de ‘coalición gobernante’…

“MORENA o la refundación del PRI…”

Napoleón Gómez Urrutia, Elba Esther Gordillo y otros otrora distinguidos elementos del ‘sistema’, dan cuenta de que Andrés Manuel López Obrador está dando los pasos necesarios para la refundación del PRI dentro de MORENA. AMLO sólo se abrió un poco a la idea de una alianza, con el PT y el PES, a raíz de que percibió que no rebasaba su ‘techo electoral’. Fuera de ello, ha seguido fielmente el plan diseñado por el malogrado Manuel Camacho Solís: el de una transición mediante un nuevo partido hegemónico parecido al PRI, que en el fondo es un replanteamiento de la propuesta de José Francisco Ruiz Massieu hacia mediados de los ochenta del siglo XX. Entonces, José Francisco apremiaba a la creación de un ‘hermano gemelo’ del PRI o, de lo contrario, perderían el poder ante el PAN…

Camacho retomó aquella idea y se la propuso a AMLO: no se buscaría una alianza entre partidos sino desgajamientos que ingresasen a MORENA o quedasen orbitando en su periferia inmediata. Un partido hegemónico con partidos o grupos satélites, guiados por un ‘hombre fuerte’, un líder carismático de corte populista. ¿Acaso no es una reinterpretación del Maximato y del callismo? Al menos como pretensión, sí…

AMLO identifica al PRI con la corrupción, con la ‘mafia del poder’, aunque acepta a todos los que vengan de ahí. Una especie de ‘redención intramundana’. Pero no le alcanza. López Obrador está preocupado por la posibilidad de que se acorte su ventaja y sea alcanzado, lo más probable, por Ricardo Anaya. Por eso se abre a los calderonistas e incluye a Germán Martínez en la lista para el Senado. Junto con la vieja izquierda y la Vieja Guardia del PRI, AMLO desea que coexista los zedilistas y, ahora, los leales a Felipe Calderón. ¿Entrará Margarita Zavala en ese juego? El riego de incluir a elementos tan disímbolos sobre la base del pragmatismo estriba en que ocurra una balcanización a la hora de repartir los haberes. Claro que todo debilitamiento de las partes también puede potenciar la hegemonía del líder populista…

“Anaya, el factor de riesgo…”

Pese a todo, no se trata de una vuelta al pasado, al del nacionalismo revolucionario. Eso quedó atrás. AMLO se ha ‘descafeinado’. Se ha dado cuenta que la clave del sistema, al cual no pretende destruir propiamente, no es lo ideológico sino lo pragmático. Esa fue la clave del triunfo de los sonorenses y, especialmente, de Calles. Un nacionalismo revolucionario que sólo aparecía en el discurso. En los hechos, la maquinaria revolucionaria se plegaba a la omnipotencia presidencial. De algún modo, nos anticipa lo que vendrá: el presidencialismo callista y el partido hegemónico no pudieron coexistir. Para no tener el mismo destino que Plutarco Elías Calles, de ganar AMLO modificaría la Constitución para mantenerse en el poder por tiempo indefinido…

Lo que le quita el sueño a López Obrador son las últimas encuestas, particularmente el ritmo de crecimiento. Las publicadas por El Universal y Reforma, lo cimbraron. En el segundo, se registra que en el mismo lapso él creció 2 puntos, mientras Anaya remontó 6. De mantener Anaya ese ritmo de crecimiento, en abril estarían en ‘empate técnico’ sino es que antes. La posibilidad se ser alcanzado y rebasado es real, valga la expresión. Por eso festinó el encontronazo entre Anaya y Corral, el fin de semana. Pero el gusto duró sólo unas horas…

Ricardo Anaya resolvió bien el tema de las pluris al Senado. Cumplió los acuerdos con Al Frente Por México, sobre todo en el tema de Mancera y atajó una doble ruptura: la de Rafael Moreno Valle y la de Corral. El Senado no era lo único a negociar y Corral lo entendió. ¿Logrará superar la etapa de las discordias intrapanistas? Eso le hizo perder mucho tiempo en la víspera de las precampañas y lo distrajo de alcanzar a AMLO. Al menos las encuestas reflejan que esa etapa está quedando atrás…

“Meade, la incógnita…”

José Antonio Meade asume la candidatura en un contexto de rupturas internas. Por si no bastase con las sospechas de que Miguel Ángel Osorio Chong sea ‘la mano que mece la cuna’ en el PES, lo que sería una ruta de acceso a un pacto con AMLO, ocurrió la salida de Antonio Astiazarán del PRI, luego de que no le dieran espacio para el Senado. En el mismo sentido, Miguel Ángel Chico también renunció al PRI y anunció su ingreso a MORENA. Astiazarán es un político cercano a Osorio Chong y a Luis Enrique Miranda. Antonio aceptó la invitación de Ricardo Anaya para asistir a la toma de protesta y aceptó. Lo que está por decidirse es si irá al Senado por alguno de los partidos que conforman el Frente. Es verdad que resulta un golpe severo para la campaña de Meade, pero también revela las dudas sobre un eventual triunfo de AMLO. Los poderes fácticos se abren a la posibilidad de Anaya y el único afectado es Meade…

En otro plano, Meade y Ochoa Reza tienen poco margen para criticar más a fondo a Gómez Urrutia y a Elba Esther, sin golpear hacia adentro del sistema. Curiosamente, ocurre cuando el propio AMLO va dejando expuesta su yugular: aceptar desgajamientos del PRI, del PANAL o del sindicalismo priísta, lo convierte en el ‘sistema’. Ricardo Anaya sería el único habilitado para hacerlo y quizá los independientes…

El punto más delicado proviene de las presiones que ejerce la Vieja Guardia a través de Manlio Fabio Beltrones. Resulta sintomático que haya sido en el entorno del sonorense de donde salga la afirmación de que está decidida la salida de Enrique Ochoa Reza de la dirigencia del PRI, siendo relevado por Claudia Ruiz Massieu que, a su vez, lo sería por Rubén Moreira. No se trata de una simple ‘grilla’, sino de un mensaje del sector duro del partido y del ámbito liberal. Al margen de lo que ocurra, están mandando el mensaje de que Ochoa Reza ha fracasado y que deben dejar que ellos resuelvan la sucesión presidencial. En el fondo, saben que la situación va apuntando en dirección a un acuerdo de poderes fácticos con AMLO o con Anaya. En esas condiciones, era inviable relevar a Meade, como exigían algunos. Habría sido el acabose y los colocaría a todos en franca desventaja para negociar. Manlio Fabio y sus aliados creen que, así como pidieron su cabeza al fallar en las elecciones, ahora también debe rodar la cabeza del presidente del PRI. La presión ha sido de tal calado que el propio Enrique Ochoa ha tenido que desmentirla…

¿Tendrá todavía margen Meade para remontar o remará lo suficiente como para facilitar una negociación menos desventajosa? Esa es la incógnita y falta sopesar el rol de los independientes…

Hasta entonces…

Comentarios: confinespoliticos@yahoo.com

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Juan de Dios Andrade

Politólogo. Analista político y asesor. Especializado en historia y política mexicana, geopolítica y geoestrategia, Historia de las ideas políticas, teoría política y análisis de escenarios. Autor de la columna Confines Políticos