AMLO: no nuevo proyecto de ley, derogación de la Reforma educativa

  • Oscar Barrera Sánchez
La misma gata, pero reformada, es la propuesta de Andrés Manuel López Obrador

La misma gata, pero reformada, es la propuesta de Andrés Manuel López Obrador, de la coalición Juntos Haremos Historia, respecto a la reforma educativa. Ante esta enunciación del candidato de la supuesta izquierda, es necesario decirle que no es posible una nueva iniciativa de ley que avale el atentado contra los trabajadores de la educación, los estudiantes y el pueblo de México. Es necesario recordar que la llamada Reforma educativa no tiene nada de educativa, su finalidad era un cambio abrupto de los derechos laborales de los docentes en México, despojándolos de todas las garantías en su trabajo. La Reforma educativa es hasta la fecha laboral y administrativa y no educativa, por lo que no hace falta una re-reforma, una adaptación socialdemócrata, sino la derogación de las modificaciones al artículo 3º constitucional y la Ley General de Educación, la Ley del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación y la Ley del Servicio Profesional Docente.

La Reforma “educativa” impulsada en 2013 por el gobierno de Enrique Peña Nieto y su séquito de tecnócratas, como Aurelio Nuño Mayer, no ha dado resultado positivo alguno. Por el contrario, es notoria la carencia de un verdadero proceso de aprendizaje de los estudiantes en el país, la inseguridad laboral de los docentes y la persecución a todos los proyectos alternativos a esta agresiva modificación contra la educación pública en México. El fin último, la privatización de la educación y la búsqueda de legitimidad de las instituciones involucradas en la venta de la educación a las empresas privadas.

Un Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE) que es sumamente caro para la sociedad para repetir lo que se ha sabido desde hace años. “Evaluar para mejorar” no ha dado resultados, aun con el abultado presupuesto que se le asigna al instituto escudero de la Secretaría de Educación Pública. Cara de una misma moneda privatizadora, el INEE sale esta semana a decir que hay un detrimento en las escuelas normales, cuando parte del proyecto privatizador al que se sumo la institución educativa lo ha avalado desde el otorgamiento de su supuesta autonomía. No hace falta ganar millones en matematizar la crisis educativa nacional. Ese dinero gastado en datos y gráficas sería más útil en capacitación docente  e inversión en infraestructura escolar en las zonas más pobres del país.

Desde 2015, cuando Sylvia Schmelkes era consejera presidente del INEE, se dieron a conocer resultados de evaluación de las escuelas formadoras de docentes. En esa ocasión, Manuel Gil Antón expuso como la ofensiva neoliberal y la evaluación se habían convertido en la espada que lesionarían a las escuelas normales, las escuelas normales rurales y la Universidad Pedagógica Nacional. El dato dado a conocer esta semana por el instituto de evaluación del país, era una verdad para todos. Muchos lo sabíamos desde hace años, no hacía falta gasta los millones de pesos tirados a la basura (habrá que preguntar cuánto costo realizar este informe) para elaborar un diagnóstico bastante evidente. Más resulta un ruego a “ya saben quién” para que, de llegar a la presidencia, no le quite las prerrogativas al INEE.

Es importante recalcar que, desde aprobada la reforma educativa hace cinco años, no ha mejorado la educación en lo mínimo, por el contrario, la educación de calidad no fue más que un eslogan sin pies ni cabeza. Dos instituciones bastante caras y sin resultados que beneficien a la población. Elefantes blancos que han servido para legitimar las acciones inquisitorias, punitivas neoliberales contra los trabajadores de la educación y en favor de la privatización de la educación.

Por esta razón, ante la mención del Andrés Manuel López Obrador, de presentar una iniciativa de ley que modifique la reforma educativa, le decimos “NO”. Dicha reforma debe ser derogada y echar abajo todos los mecanismos tecnócratas neoliberales que buscan la elitización de la educación y la precarización, denigración y cacería del magisterio en México.

Reformar la reforma es negar lo que ha provocado: la desaparición de 43 estudiantes normalistas rurales, en Guerrero, y la persecución de docentes y activistas que han manifestado su desacuerdo contra la atrocidad de este bodrio educativo; la conversión de gran parte de las escuelas normales rurales en secundarias técnicas; la represión y separación del cargo contra los docente que se manifestaron contra esta ofensiva neoliberal; la privatización de la educación, violando el artículo 3º constitucional; el renqueo de escuelas de alta y baja calidad, siendo siempre las más pobres las peor evaluadas; una educación por competencias que convierte a los estudiantes en carne de cañón ante el gran capital empresarial nacional y extranjero; entre muchos otros asuntos.

Adaptar la reforma educativa es avalar los tropiezos en materia educativa del sexenio priista de Enrique Peña Nieto y Aurelio Nuño Mayer, así como acreditar el placebo de la evaluación educativa, la cual no ha dicho nada que cualquier mexicano pudiera saber intuitiva y empíricamente. Al mismo tiempo es respaldar la bayoneta legaloide, los instrumentos del Estado de derecha, que han servido para lesionar los derechos laborales y educativos de docentes y estudiantes en México. Andrés Manuel, no cabe una re-reforma de la privatización educativa, la derogación de la misma es la única respuesta digna al pueblo de México.

Picaporte

La intercampaña electoral del Instituto Nacional Electoral (INE) suena a la liguilla del futbol mexicano, no tiene ningún sentido, más que darle una oportunidad al elegido para que pueda ser el campeón… ¡ah! Y ganar unos muy buenos millones de pesos.         

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Oscar Barrera Sánchez

Doctor en Ciencias Sociales y Políticas por la UIA. Comunicador y filósofo por la UNAM y teólogo por la UCLG.