Escenarios

  • Víctor Reynoso
Hay elementos que pueden repetirse como en 2006. Y también como en 2012. Gane o no el puntero.

Esta semana Gerardo Esquivel publicó un interesante análisis sobre los escenarios electorales de este año. Planteaba dos escenarios probables: uno similar al de 2006, con un final muy cerrado entre dos candidatos, y otro como el de 2012, con un candidato que gana por un margen relativamente amplio. Esquivel es profesor de El Colegio de México, y es un economista de reconocida autoridad intelectual y solvencia moral. En el amplio espectro de quienes apoyan a López Obrador en un extremo encontraremos oportunistas sin matices. En el extremo contrario personas como Gerardo Esquivel.

Esquivel considera que el desenlace del 2018 será como el de 2012. Que las preferencias electorales ya no se moverán, y que el candidato de MORENA ganará por un margen amplio. Da seis argumentos a favor de este escenario, la mayoría en torno a la idea de que López Obrador ya no es el del 2006 y que ya no es visto como el del 2006. Otros en el sentido de sus adversarios son distintos: Mead no es tan mal visto como lo fue Madrazo, y Anaya no es capaz de atraer el voto anti AMLO como lo fue Calderón en 2006.

Hay que añadir que el PRI ahora está en un peor momento que en 2006, aunque su candidato actual no tenga tanto rechazo como el de entonces. Hay que añadir que el PAN ahora va dividido, con la salida de Margarita Zavala y la desafección de los senadores panistas rebeldes.

Los argumentos presentados por el profesor del Colmex son sin duda atendibles, pero algunos de ellos polémicos. Los desencuentros recientes de López Obrador con académicos como Jesús Silva Herzog, Carlos Elizondo y Denisse Dresser, o con periodistas como Raymundo Riva Palacio, indican que el candidato de MORENA está lejos de ser aceptado como una opción inocua para el país. Algo conserva este candidato de lo que fue en 2006. Sigue polarizando y preocupando a amplios sectores de la población. Sigue teniendo un alto índice de rechazo.

El mismo hecho de que haya atraído a sectores muy diversos a su candidatura, desde conspicuos representantes del viejo régimen priista hasta participantes destacados de gobiernos que el lopezobradorismo considera como “neoliberales” es motivo de preocupación, más que de tranquilidad. ¿Va a poder quedar bien con todos ellos? ¿Qué sinfonía va a tocar una orquesta no solo diversa, sino contradictoria?

No se trata de argumentos de gente manipulada por la “mafia del poder” (¿cuántos de los que hoy están con el tabasqueño fueron considerados como parte o instrumento de esa mafia?). Sólo con una profunda mala fe se puede considerar a personas como Silva Herzog, Elizondo, Dresser o Riva Palacio como instrumentos de esa mafia. Se puede diferir de ellos, en el mismo nivel en que ellos se han expresado: con argumentos y datos. No con adjetivos.

Tan claro como que AMLO encabeza las encuestas de preferencias electorales es que encabeza también el rechazo ciudadano. Éste no parece haber variado notablemente en el periodo de precampaña. Hay que estar preparados para tener un presidente de la república con mayoría relativa, con un apoyo minoritario y un rechazo, tácito o expreso, de las mayorías. Sea que gane López Obrador o cualquier otro.

Sin duda hay que atender a los argumentos de Esquivel. Son una guía importante para analizar la campaña que comenzará en unas semanas. Es ciertamente probable que la elección termine, como la de 2012, con un candidato que gane por un margen amplio. Pero estamos lejos de que eso sea una certeza. Hay razones para pensar que el escenario del 2006 puede repetirse en el 2018.

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Víctor Reynoso

El profesor universitario en la Universidad de las Américas - Puebla. Es licenciado en sociología por la UNAM y doctor en Ciencia Social con especialidad en Sociología por El Colegio de México.